sábado, 27 de octubre de 2012

RESOLVIENDO LOS PROBLEMAS DE UNA TRANSNACIONAL ¿REFINERÍA LA PAMPILLA EN VENTA?


Jorge Manco Zaconetti
Escribe: Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM)

Con el ánimo de profundizar con un análisis económico más detallado en un segundo artículo e insistiendo en el costo/beneficio que tendría para el país, la compra de la participación accionaria que tiene Repsol en la refinería La Pampilla con la cadena de estaciones de servicios (grifos), que se estarían ofreciendo en venta, como parte de una estrategia mundial de una transnacional para enfrentar sus problemas financieros, que se agravaron con la estatización de los activos que tenía Repsol en la petrolera argentina YPF, que representarían más del 50% de sus activos en América Latina.

En verdad, resulta preocupante en este gobierno la falta de rumbo en materia energética y la definición del rol del Estado, y en especial acerca de la necesaria modernización y fortalecimiento de PetroPerú con la integración vertical, pues la petrolera estatal debe ser la única empresa petrolera en el mundo que no extrae un barril de crudo ni una molécula de gas natural, y a su vez no envasa un balón de gas licuado (GLP), ni tiene grifos propios para regular el mercado de combustibles.

Por ello, ante las noticias de la puesta en venta de la participación de Repsol en la refinería La Pampilla y la cadena de grifos, y el supuesto interés del Estado peruano de negociar una posible compra, me interrogo sobre las razones ocultas que estarían detrás de esta propuesta. Es más, si un ministro como el de energía y minas, con antecedentes de rematador de los activos públicos en la década fujimorista, habría mostrado interés en la participación del Estado utilizando como siempre a PetroPerú en toda aventura empresarial.

Dice un refrán que cuando “El Diablo se acomide, es que algo quiere”. Por ello, cabe preguntarse sobre la rentabilidad en una empresa como La Pampilla que ha tenido desde 1997 al 2011 una tasa promedio de rentabilidad operativa del 4.75% y una tasa de rentabilidad neta del 2.77% Es decir, de cada 100 dólares de ingresos por ventas solamente 2.77 resultan utilidades netas.

Si se compara las tasas de rentabilidad operativa entre La Pampilla y PetroPerú en términos históricos resulta evidente como promedio la mejor performance de la petrolera estatal frente a La Pampilla, en el sentido que un margen del 7.03% es superior al 4.74%. En cuanto a la rentabilidad neta es importante tener presente los diversos mecanismos de transferencia de riqueza, y “partidas inusuales” que tiene que asumir PetroPerú frente al Estado.

En todo caso estos limitados márgenes de rentabilidad operativa y neta se explican por la falta de integración vertical en PetroPerú, pero en el caso de Repsol se desarrolla una estrategia corporativa a nivel internacional, que se ha visto duramente mermada por la estatización de su participación en Argentina.

MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS
 
¿Cuál sería el real interés del gobierno en la participación de una refinería como La Pampilla que tiene una deuda a largo plazo de US$ 515 millones de dólares, y un patrimonio de US $ 214 millones según sus estados financieros al 2011? ¿Cuál es la justificación para participar en la compra de una refinería que tendrá obligatoriamente que invertir en una planta de desulfurización en los combustibles que tendría un costo superior a los US$ 800 millones de dólares?

Es decir, a partir del primero de enero del 2016 tanto las refinerías como Talara (PetroPerú) y La Pampilla (Repsol), obligatoriamente tendrán que procesar combustibles limpios, con 50 partes de millón (ppm) de azufre y no los 2,500 ppm que refinan ahora. Es más, por ahora solamente Lima Metropolitana se beneficia del consumo del diesel B5 con 50 ppm de azufre que PetroPerú tiene necesariamente que importar para satisfacer el mercado capitalino.

Me pregunto si el ministerio de Economía y Finanzas permitirá los libramientos para que PetroPerú pueda financiar la modernización de la refinería de Talara que superarán fácilmente los US$ 2,800 millones de dólares, y al mismo tiempo financiar la compra de la participación de Repsol en la refinería La Pampilla, y la obligatoria modernización para la producción de combustibles limpios.

Distinguidos profesionales, expertos en hidrocarburos se han manifestado positivamente en el retorno de La Pampilla al seno de PetroPerú, cual hijo pródigo, utilizando las razones del interés nacional, la regulación del mercado y para impedir la presencia de los intereses de capitales chilenos en la participación accionaria de la refinería. Es más, se afirma que ante la proximidad del laudo arbitral de La Haya en el diferendo marítimo sería conveniente la participación del Estado en la refinería.

Sin embargo, no se interrogan acerca del costo económico/financiero que tendría esta participación para PetroPerú y para todos los usuarios y consumidores que finalmente financiarán esta aventura empresarial. Con PetroPerú en el Gaseoducto Andino del Sur, en los lotes petroleros de exploración y explotación con una participación minoritaria, en el Etano Ducto de Pisco a Ilo etc, la participación de PetroPerú en La Pampilla sería gravosa al interés público.

Es más, todo esto demostraría la falta de estrategia en la privatización de las empresas del Estado y en especial de PetroPerú que fue sometida a un descuartizamiento de sus unidades, con ventas a precios subvaluados de lotes, grifos, y filiales como Solgás, Transoceánica etc.

En la presente coyuntura, donde una transnacional con graves problemas financieros como Repsol tiene el interés en la venta de su participación accionaria en la refinería más importante del país, que tiene una posición privilegiada de la cercanía al principal mercado del país, que es la ciudad capital, donde la actividad refinera es un negocio de márgenes, resultaría contraproducente para el Estado apostar al mismo tiempo por la modernización de la Refinería de Talara y simultáneamente de La Pampilla.

Si bien, La Pampilla tiene una capacidad teórica de refino de 105 mil barriles diarios, en la práctica su factor de carga ha sido menos del 80% de su capacidad, y su planta de craqueo catalítico es de menor capacidad que su competencia la refinería de Talara, de allí los excesivos volúmenes de petróleos industriales que tienen que exportarse hacia nuestro vecino del sur, pues el efecto Camisea ha hecho redundante parte de su producción (sustitución de residuales por gas natural, y gasolinas por GNV y GLP)

Si se tiene presente que más del 95% del crudo que refina La Pampilla es “importado”, barriles de crudo de sus operaciones en el Ecuador, Argentina, África utilizando sus propios buques, con una política de tercerización con una serie de empresas vinculadas que recargan los costes, tenemos una paradoja económica. Por tanto, cabe preguntarse: ¿Es rol del Estado resolver los problemas económicos de una transnacional?

En tal sentido, Repsol con el solo anuncio de la venta de su participación en La Pampilla y la inacción del Estado, se está demostrando la falta de planeamiento estratégico en el proceso de privatización, y la urgente necesidad de resucitar la famosa “acción dorada” que tenía el Estado en el capital accionario de La Pampilla. ¿Qué pasó con esta acción dorada? ¿Qué dice al respecto el ministro de energía y minas doctorado en privatizaciones?

Mediante esta acción dorada el Estado podía impedir la participación de terceros agentes, el cierre o el cambio de giro del negocio, limitar la presencia de capitales provenientes de países con potenciales conflictos (Chile) etc. En tal sentido, cabe preguntarse ¿qué pasó con la vigencia de la “acción dorada” que tenía el Estado en la refinería La Pampilla?
 
 

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