lunes, 31 de diciembre de 2012

Mango amargo: ¿Qué hacer? (I) Primera Parte


By Diario El Tiempo / 28 diciembre, 2012 / 1 Comentario

Por: Mario Alvarado Tabacchi
“Tropecé de nuevo y con la misma piedra…”, así reza el estribillo de un tema musical pegajoso interpretado por Julio Iglesias. Esta parece ser también la historia recurrente de la industria del mango en Piura, entendida como el conjunto de actividades ligadas a la producción, procesamiento y distribución de la fruta. Y es que en todas las campañas se presenta el mismo cuadro de precios que caen, agricultores y acopiadores que se sienten maltratados e implementan medidas de fuerza (paros) y, al término de la temporada, varios productores que son objeto de incumplimiento de contratos por parte de exportadores que levantaron la fruta con la promesa de un alto pago futuro. Si uno se mete en las entrañas de esta actividad agroexportadora notará que en la base de la misma prima una alta informalidad y desorden del mercado.
Esto es lo que crea condiciones propicias para la proliferación de conductas oportunistas que finalmente terminan minando la viabilidad de la industria. Ello atenta contra el funcionamiento de la misma, que debería estar operando a la manera de un cluster maduro y exitoso, en el sentido de un conglomerado productivo donde todos los actores ganan (juego de gana-gana), por oposición a un juego de “suma cero” (unos ganan y otros pierden).
El telón de fondo de esto es la presencia de un conjunto de actores que podríamos calificar como disfuncionales al cluster (contrarios a su consolidación) y que son aquellos agricultores, acopiadores, plantas de empaque y exportadores a quienes no les preocupa mayormente la buena imagen de la fruta en el exterior, sino tan solo aprovechar una oportunidad de altas ganancias. Al final de cuentas terminan malogrando el mercado.
El caso más reciente es el de cierto exportador que optó por enviar fruta verde a la China, con la finalidad de sacar ventaja de precios altos en las etapas tempranas de la campaña, y que, en última instancia, generó el rechazo de la fruta y terminó estropeando los diversos esfuerzos que se venían haciendo para ganar este nuevo mercado, que ahora será difícil recuperar. Este exportador forma parte de la legión de “golondrinos”; es decir de negociantes que aparecen coyunturalmente y luego se esfuman; se estima que de 120 exportadores de mango que operan en cada campaña, 100 pertenecen a esta clase.
Ordenar el mercado En consecuencia, una primera medida a adoptar es la de ordenar el mercado, eliminando a aquellos actores que no respetan las más mínimas reglas de operación que hagan viable a la industria del mango. Esto implica elevar las “barreras de entrada”, haciendo respetar los requisitos cada vez más exigentes de los mercados externos (sanidad, inocuidad alimentaria, buena calidad, trazabilidad, buen grado de madurez, entre otros).
En este caso, hay certificaciones previas por sortear. En dicho cometido, resulta clave conseguir el compromiso de las empacadoras para realizar una labor de filtro o embudo; en el sentido de no procesar el producto que llegue sin cumplir los requisitos mínimos de sanidad, grado de madurez e inocuidad; amparado, por tanto, en la certificación de Senasa o entidades competentes. La trazabilidad del producto debe permitir identificar y sancionar a las empacadoras que no hayan sido diligentes en el cumplimiento de esta función de filtro.
Cabe señalar que el número relativamente reducido de empacadoras (28) y su condición de pase obligado para despachar la fruta, es lo que les confiere el rol de embudo en el proceso logístico del producto. Asimismo, las empacadoras podrían jugar un papel importante en asegurar que los exportadores cumplan con los compromisos de pago contraídos con los agricultores, negándoles el servicio a quienes no lo hagan.

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