jueves, 28 de febrero de 2013

Alemania investiga posible fraude en huevos orgánicos.


Autoridades alemanas están investigando un posible fraude a gran escala de productores …

BERLÍN (Reuters) - Autoridades alemanas están investigando un posible fraude a gran escala de productores de huevos orgánicos en medio de crecientes preocupaciones sobre las prácticas de la industria alimentaria tras el escándalo de la carne de caballo en Europa.

El estado de Baja Sajonia, en el norte de Alemania, un gran centro agrícola, ha abierto investigaciones en unas 150 granjas sospechosas de vender deliberadamente huevos producidos por gallinas hacinadas bajo un sello orgánico.

Otros dos estados están investigando otras 50 explotaciones agrarias.

"Si las acusaciones (contra las granjas) son fundadas, entonces estamos hablando de un fraude a gran escala:

Fraude contra los consumidores pero también fraude contra las muchas granjas orgánicas en Alemania que trabajan honestamente", dijo el lunes la ministra de Agricultura alemana, Ilse Aigner, en un comunicado.

La ministra instó a los gobiernos regionales a garantizar el pleno cumplimiento de las leyes de Alemania y de la UE sobre la producción de alimentos ecológicos, añadiendo que los consumidores deben tener plena confianza en los sellos de los productos.

Producir huevos orgánicos cuesta unos 10 céntimos más que los que se producen bajo condiciones industriales estándares.

Christian Meyer, consejero de agricultura en el recién nombrado gobierno de Baja Sajonia, prometió tratar con dureza a cualquier granja que viole la ley.

La alimentación orgánica es una gran industria muy comprometida con el medio ambiente en Alemania, donde muchos consumidores están dispuestos a pagar algo más por huevos, carne, verduras y otros productos que creen que han sido producidos orgánicamente.

La sospechas de un fraude en los huevos orgánicos coinciden con el descubrimiento de que carne de caballo fue catalogada como ternera en alimentos procesados vendidos por toda Europa. El escándalo ha provocado la retirada de platos precocinados y ha dañado la confianza en la industria alimentaria del continente.

Hace dos años se extendió por la Unión Europea una alerta sanitaria cuando las autoridades alemanas dijeron que piensos contaminados con dioxinas habían alimentado a gallinas y cerdos, contaminado a huevos y a la carne de aves de corral y cerdos en las granjas afectadas.

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