viernes, 21 de febrero de 2014

Pobre Tambogrande


 
Luis Gulman Checa.-

¡Cuidado! ¡No nos equivoquemos! Tambogrande es un distrito riquísimo en lo que a su potencial económico y productivo se refiere, no solo por ser el corazón de la ubérrima Colonización San Lorenzo, sino también por sus inexplorados yacimientos minerales. Por ello,  sus habitantes deberían gozar de un nivel de vida superlativo, totalmente  contrario a las penurias que soportan  abrumados no solo por la falta de servicios elementales, sino también por el desorden, inseguridad y otros males por culpa de sus pésimas y trasnochadas autoridades.

Una digresión: Hasta la campaña electoral de 2010, la única relación que había tenido con Tambogrande se remontaba al año 1966, cuando, siendo futbolista activo, concurrí integrando el equipo del Estrella Roja a disputar un partido amistoso. Sin embargo, a raíz de mi candidatura en dicho año, conocí e intimé con un buen número de miembros de la CC Apóstol Juan Bautista de Locuto, involucrándome en sus problemas, necesidades y expectativas. Fin digresión.

Días atrás me referí a lo formidable que sería para el país en general abolir elecciones locales y regionales, volviendo al sistema antiguo: designación por el gobierno central. Siendo el planteamiento utópico, concluí que el paliativo era establecer el voto facultativo. ¡Que el Altísimo ilumine a los señores congresistas para que aprueben la medida en el término de la distancia! De hacerlo, las probabilidades de que tanto indeseable fuera elegido, disminuirían enormemente.

Vayamos reflexionando. Imagínese, estimado lector, que por arte de magia se convirtiera en autoridad local o regional. Le pregunto: ¿quisiera disponer de la mayor cantidad de recursos para invertir en acciones y obras en beneficio de sus gobernados o, por lo contrario, abogaría para disminuir sus ingresos? La respuesta es obvia: solo un enfermo mental o traidor congénito se negaría a incrementar los recursos para emplearlos en mejorar el nivel de vida de los suyos.

Si estuviéramos de acuerdo, concluiríamos que Tambogrande se debate entre las garras  de autoridades felonas. ¿En qué fundo tal afirmación? En que el alcalde, cuyo nombre omitiré por higiene mental, quizá malversando recursos públicos y/o recurriendo a prácticas delincuenciales, “mete la nariz” en asuntos privados para defender su anacrónica y desfasada postura basada en la “consulta” del 2002 por la que, según aduce la recua de enemigos del progreso y sembradores del hambre, Tambogrande se inclinó por la agricultura descartando la minería.

Sin embargo, no podemos pasar por alto un hecho incuestionable y lamentable: el paraíso soñado basado en un fabuloso desarrollo de la agricultura, donde los árboles doblarían sus ramas por la abundancia y calidad de los frutos, pronosticado por los anti mineros que organizaron la “consulta”, transcurridos doce años de tales augurios, no solo no se han cumplido sino que el agro está en crisis.

Otro hecho que tampoco podemos ignorar,  es que la “consulta” no solo no fue acatada sino que la minería informal, ilegal e incontrolada se propagó en  la zona, empezando por las partes altas, contaminando las fuentes de agua, incluidos ambos reservorios, San Lorenzo y Poechos, incubándose así  un desastre ambiental por los relaves derramados.

Entonces, ante ello y el silencio cómplice  de estas “autoridades” (¿participarán en el negocio, recibirán cupos?);  resulta irracional que el alcalde se meta “de pico y patas” a impedir que una  Comunidad Campesina autónoma, asentada en la margen izquierda, decida libremente, a través de una consulta, si inicia conversaciones con una gran empresa minera peruana, titular de un denuncio en su territorio, para determinar si la autoriza o no a realizar exploraciones y determinar  si la explotación es viable, con el agravante que dichos comuneros no  disponen  de agua ni para abrevar.

Recapitulemos. A pesar de lo determinado por la “consulta”, la minería se propagó incontenible, pero, al ser esta informal, no aporta nada al erario y, por ende, tampoco a las Municipalidades concernidas. Sin embargo, el alcalde de Tambogrande, se ampara en esta “consulta” para impedir  que, en su distrito, se desarrolle minería legal, controlada, amigable con el medio ambiente, que proveerá recursos al país y su Municipalidad a través del canon minero y no quitará agua a la agricultura por cuanto esta no existe ni para abrevar zorros; además de generar una nueva fuente de trabajo magníficamente remunerada.

Siendo estos hechos incuestionables, ¿qué calificativos merecen semejantes autoridades? ¿Será justo que  piuranos, hermanos  nuestros, tengan que verse obligados a vivir en condiciones infra humanas por intereses políticos y/o inclinaciones personales de estos nefastos elementos que alcanzan el poder?

Una reflexión final: ¿Será que en Piura no existe opinión pública? ¿Acaso a  los piuranos lo único que nos importa es lo que afecta nuestros bolsillos, como, por ejemplo, que un pasaje en micro se incremente en veinte céntimos, lo que sí genera páginas de páginas en los medios?

Señores congresistas, autoridades, periodistas: ¡por favor trabajen!

Blog del autor: lgulmanch.blogspot.com

 

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