martes, 28 de julio de 2015

¿Felices fiestas patrias? ¿Por qué?

Por: Milciades Ruiz

Es lo que dirían los esclavos y los nativos desheredados del Tahuantinsuyo de esa época. Pero ahora, eso no interesa sino la explotación política y comercial de la efemérides. Los poderes hipnóticos nos sumen en un escenario alienante y el marketing neurológico explota nuestras emociones que por reflejo condicionado responden a intereses ajenos.

¿Por qué debemos estar felices al conmemorar la separación administrativa del virreinato del Perú como Estado independiente?  

Si este hecho no trajo la independencia del Tahuantinsuyo ni de la población nativa, como tampoco la libertad de los esclavos traídos de África, ¿de qué emancipación hablamos?

En 1821, los pobladores autóctonos a los que los conquistadores les arrebataron su patria, ni siquiera eran considerados peruanos. Se les llamaba “naturales”.

Actualmente, por encuesta nacional INEI se sabe que en nuestro país, hay un 95% de la población que no se considera de raza blanca y la gran mayoría admite su mestizaje siendo fundamentalmente “chola”, aunque cerca del 30% se reconoce pura sangre nativa (quechuas, aimaras y etnias amazónicas). Entonces, decirle “Felices Fiestas Patrias” a un peruano ancestral que añora el Tahuantinsuyo, a un campesino que no recibe aguinaldos, quizá sea una frase sin alma.

Es la cultura de la dominación de la que no debemos ser cómplices porque nuestra opción es la cultura de la liberación.

Aprovecho la ocasión para insertar algunos párrafos del libro: “Trazos para una República Equitativa”, abusando de vuestra paciencia lectora.

3.3.6 Independencia sin libertad del peruano oprimido

Primera pregunta

    "¿En qué lugar de Lima, la dorada, vivían los que la construyeron?"   (Bertolt Brecht)

 Segunda pregunta   

    ¿Por qué será  que todavía existen infelices
que nos hablan de una Lima señorial, antigua, colonial y bella?

    ¿Por qué quedan  todavía desgraciados
    que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
    las tapadas, los balcones, la alameda,
si de eso sólo queda un basural de hambre, de miseria y de mentira?

Ciudad de los Reyes de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión, ciudad triste, hambrienta,
mísera por todos lados, salvo pequeños rinconcitos
donde se canta "la flor de la canela" "viva el Perú y sereno"
                            y se bebe whisky con hielo y cocacolas.      (Javier Heraud)

Los poderosos descendientes hispánicos infunden por todos los medios la añoranza a la Lima virreinal y su frivolidad aristocrática, ensalzan a la “Perricholi” y nos inducen a simpatizar con las tradiciones de la nobleza virreinal, olvidando las atrocidades del coloniaje y los inmensos sufrimientos de los despojados absolutos, los pobladores autóctonos, ancestros de la mayoría de peruanos de hoy.

(Aún se conserva como símbolo municipal desde los tiempos de Pizarro el escudo de armas de tres coronas de oro en campo azul con una estrella encima, y escrito en la orla color rojo: « Hoc signum vere Regium est » con dos águilas coronadas que Carlos V dispuso para Lima denominándola Nobilísima y muy leal Ciudad de los Reyes, lealtad que se mantiene innecesariamente incluyendo nombres virreinales de calles y avenidas).

No se trata de mirar el pasado con rencor, pero tampoco con el olvido ni menos aceptarlo con tergiversaciones que nos alienan alejándonos de la verdad histórica.

Se acerca el bicentenario de la Declaración de Independencia del virreinato del Perú y muchos ya se aprestan a celebrar con gran pompa oficial, arrastrando a los descendientes de las culturas prehispánicas, quienes por reflejo condicionado, lo harán también sin percatarse de que tal acontecimiento fue ajeno a las aspiraciones de sus ancestros.

No fueron estos los beneficiarios, sino sus amos colonialistas los que tomaron el poder de gobernar el ex virreinato. Se celebrará el bicentenario de la independencia territorial pero no la emancipación social de la población oprimida.

Emancipación política de un Estado no es lo mismo que la de su población, pero interesadamente se tergiversa el concepto para darle otra connotación. No se trataba de liberar el Tahuantinsuyo de sus opresores coloniales. No era que los españoles se retiraban y devolvían el territorio a sus dueños prehispánicos. Tampoco que los colonialistas dejaban al fin que los colonizados se hagan cargo de su Estado, como era la gran aspiración nativa. ¡Noooo!

Tal acontecimiento era sólo un anhelo separatista de los colonialistas hispánicos locales, disconformes con el sistema que los hacía dependientes de las decisiones del emperador español y de su corte en Europa. Únicamente, querían separarse administrativamente, a fin de que los virreinatos tengan autonomía y no depender de decisiones de ultramar.

Ninguno de los supuestos “patriotas” pensó en liberar a la población autóctona de la opresión social que los españoles colonialistas ejercían sobre esta. El propósito de la supuesta independencia no era dejar que los dueños primigenios del territorio nacional decidan su destino político por sí solos. ¡Eso, ni locos! ¡No faltaba más!

Sin embargo, los sometidos indígenas y sus descendientes, desde entonces como ahora, estaban y están obligados a cantar el himno nacional como propio y a celebrar una fecha de independencia ajena. Y escucharemos la célebre frase: “El Perú desde este momento es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”. Pero, si apartamos el velo de la tergiversación, veremos que no es así.

Es de esperar que lo que vengo diciendo me exponga a muchas iras, pero no me retractaré como los inquisidores lo hicieron con Galileo. Nunca falté a mi conciencia por temor o por oportunismo de no decir la verdad por conveniencia. Creo firmemente que es preciso rescatar la verdad y hacer justicia histórica con la población nativa y mestiza. De no hacerlo, me convierto en cómplice. Después de todo, sólo soy un hilo en un pajar.

Es cierto que en la guerra de esa independencia los peruanos nativos derramaron más sangre que los “españoles criollos” y muchos de estos nunca arriesgaron nada, pero sí se sentaron como “patriotas” a la mesa ya servida. Muchos nativos dieron su vida esperanzados en la eliminación de las atrocidades coloniales. Fueron utilizados ya de mensajeros, ya de guerrilleros, ya de montoneros o como soldados y ganaron muchas batallas contra las fuerzas realistas pero no tenían derecho a figurar en la historia.

Los nativos soportaron horribles represalias de exterminio, pues al igual que en los tiempos modernos, las tropas del gobierno arrasaron aldeas enteras acusándolas de complicidad con los subversivos. El sanguinario coronel virreinal José Carratalá ordenó a sus tropas incendiar por completo a Cangallo (Ayacucho) para borrarlo para siempre, pero este pueblo renació de sus cenizas y aún conserva su coraje morochuco.

LOS SANGUINARIOS DE AHORA

El método aplicado en Cangallo por Carratalá en 1822 contra los subversivos independentistas se prosiguió practicando en la denominada democracia representativa republicana. La mañana del 14 de agosto de 1985 los pobladores de la pequeña comunidad de Accomarca (Vilcashuamán, Ayacucho) fueron reunidos a la fuerza por elementos militares que arribaron por diferentes frentes a la quebrada de Huancayoc, y luego de introducirlos en dos casas los asesinaron con disparos de fusil y granadas de guerra. 69 hombres, mujeres y niños fueron eliminados.

El principal incriminado, teniente Telmo Hurtado, dijo ante la Sala Penal que lo juzgó veintiséis años después: “El tiro entraba por el occipital, así era la manera de matar a los subversivos”. […] “En el operativo de eliminación’ no hubo diferencia entre mujeres y niños, para nosotros todos eran terroristas”. (26 fueron los niños aniquilados)

“Todo el Estado Mayor sabía del asesinato. El general (Wilfredo) Mori Orzo (jefe del Comando Político Militar de Ayacucho) me mandó dos días después (del asesinato) a hacer una “limpieza”, es decir, desaparecer a los testigos (del crimen) para que no se viera comprometida la plana mayor en un escándalo periodístico”.

Confrontado con Juan Rivera rondón, otro de los inculpados, dijo: “Yo soy responsable de la muerte de 31 personas; tú debes haber matado al resto, tú quemaste sus casas. Los dos participamos en el operativo”.(Diario La República 21.09.12)

Hurtado dijo que el G17 era el plan Hualgayoc de ejecución de terroristas y que la matanza fue ordenada por el G2 que era César Martínez Restrepo. La orden de preparar las trincheras para los exterminios fue dada por el jefe militar Nelson Gonzales Feria. (Portal Américanoticias 21 Set 2012)
[…]

3.3.7 Subversivos extranjeros y libertadores

El término “subversión” ha sido tomado del diccionario de la lengua española como un suceso destinado a subvertir el orden establecido o régimen social vigente. El subversivo es el agente de cambio revolucionario que pretende reemplazar el caduco orden establecido por otro que satisfaga las aspiraciones sociales del correspondiente momento histórico.

Pero vale recordar que ni siquiera la emancipación del virreinato fue obra propia, sino de subversivos extranjeros que invadieron el país por encargo del gobierno de Chile. Este, financió y organizó la expedición libertadora a costa de grandes sacrificios económicos y endeudamiento externo. ¡Sí! A Chile se le debe en gran parte la independencia política del Virreinato del Perú.

Indudablemente, no era por amor al Perú sino por sus propios intereses de afianzar su propia independencia ya ganada con anterioridad, pero en peligro de ser aniquilada por el poderío militar del virreinato con sedeen Lima. La aspiración era lograr por lo menos el reconocimiento de la independencia política de Chile.

Decir esto puede ser molestoso para quienes han sido alimentados con odiosidades interesadas, pero “papeles mandan” ytanto Mendiburu como Mariano Paz Soldán a través de sus obras me dieron copia de los originales. San Martín rendía cuenta de su trabajo al Supremo Director de la República de Chile, Bernardo O’Higgins, puesto que no venía por cuentapropia sino por encargo de esa república.

Asimismo, planteado el armisticio entre los dos bandos en guerra para buscar un arreglo de paz, se reunieron en Punchauca (Valle Chillón-Lima) los representantes o diputados de ambas partes en conflicto. El 7 de Mayo de 1821 los realistas propusieron como primer punto:

“Todas las tropas del gobierno de Chile, y las del gobierno español. Sea cual fuera la situación en que, a la ratificación del presente tratado se hallen, suspenden sus hostilidades desde el momento en que se les comunique el aviso”.

Como se aprecia, las tratativas no eran entre patriotas peruanos y las fuerzas realistas. Que la historia oficial diga otra cosa no es de extrañar, pero cuando el mercenario Almirante Lord Tomás Cochrane, el marino inglés que transportó a la expedición libertadora, le reclamó a San Martín por
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(1) EN "LA PATRIA", NÚÑEZ URETA INTERPRETA EL ENCARGO DE UN MURAL PARA LA ESCUELA MILITAR -RETRATAR LA HISTORIA DE LOS HÉROES NACIONALES- SOMETIDO A LAS MISMAS PULSIONES. BOLOGNESI Y GRAU, LOS DOS GRANDES TRAUMAS NACIONALES, APARECEN AL MARGEN, OBSERVADORES PASIVOS DE LA ÉPICA; SON LOS TRABAJADORES LOS QUE PUEBLAN EL ESPACIO, LLEVADOS AL FRENTE DE UNA HISTORIA EN LA QUE NUESTRAS CULTURAS ORIGINARIAS HAN CHOCADO CON -Y SE HAN SOBREPUESTO A- LOS CONQUISTADORES.  

(HTTPS://REDACCION.LAMULA.PE/2014/05/01/RETRATO-DEL-TRABAJO-PERUANO/TECABRERA/)

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