jueves, 13 de noviembre de 2014

“Existe alto déficit de capacidades técnicas en la transferencia de funciones”

Por: Eduardo Nizama, periodista de Diario La República. Edición publicada el domingo 09 de noviembre de 2014.

El especialista en temas de descentralización, Raúl Molina, dictó una ponencia a las autoridades electas en el marco del Seminario Transferencia Municipal y Gestión por Resultados, organizado por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado – CIPCA, Consorcio Gobernabilidad, REMURPI y REMURPE. Allí dialogó con La República sobre este proceso.

 ¿Cómo cambia el enfoque por resultados la transferencia de funciones?

 El enfoque por resultados es una manera de entender distinta de la gestión pública, más en función de los ciudadanos y sus necesidades que en los propios procedimientos estatales. Vemos que hay problemas como la inseguridad ciudadana y la corrupción… y dan vuelta en la agenda pública y nadie los resuelve. Lo que necesitamos es un Estado que retome su rol de nacimiento: servir a la gente. Lo que queremos es que las electas autoridades empiecen con una lógica distinta.

 ¿Esto está separado de la rendición de cuentas?

 La transferencia no debe incluir solo procedimientos administrativos. Esto lo regula la Contraloría y a ellos les encantan los procedimientos. Han puesto en la directiva el concepto de rendición de cuentas, pero esto debe enfocarse más que en lo que hacemos, en lo que logramos, en los resultados de desarrollo, en proyectos en curso, en metas conseguidas, porque la autoridad que sigue, si lo que quiere es servir a la gente, tiene que sobrepasar los resultados de la autoridad anterior.

 Pero estamos en una cultura de presupuestos y rendiciones.

 Es que a veces se gasta y se gasta mal, e incluso se malversa. Lo que interesa no es ver cuánto gastaste, sino ver cuánto le cambiaste la vida a alguien con esa plata. El propio gobierno nacional fomenta esto porque mide en función del porcentaje gastado y el presupuesto gastado no dice nada. Lo que interesa es ver cuánto gasté en educación, salud, saneamiento, y si ese gasto es de calidad.

Nuestra cultura es de gestión administrativa y no de gestión para resultados. En este enfoque de resultados interesa lo que se logra con la gente, y el paso siguiente es diseñar el procedimiento para lograrlo, pero en la cultura burocrática lo principal es el procedimiento.
 ¿Cuál es el temor a la rendición de cuentas?

 La Contraloría ha emitido una directiva nueva muy detallada. Mi temor es que la Contraloría tiene una cultura de gestión administrativa no por resultados. Temo que el asunto sea números de oficios, cuánto se debe, cuánto queda en el banco… puros números que tienen que ver con la dimensión administrativa de la gestión, pero el asunto es ver cómo está la desnutrición de nuestros niños, en qué estado están las carreteras, cuál es la calidad de atención en los centros de salud, es decir los resultados.

 Lo que queremos es llamar la atención en lo que importa. A nivel local hay más posibilidades de hacer esto porque la cercanía de la autoridad y el ciudadano es mucho más concreta que la relación de un ciudadano y el presidente de la República o un congresista.

 ¿Hay capacidades técnicas para afrontar esta transferencia con enfoque por resultados?

 En la democracia no se espera que las autoridades tengan las capacidades técnicas, pero sí que representen a los ciudadanos. Los técnicos son la administración, y allí sí tenemos un drama, porque la mayor parte de nuestros distritos tienen una administración muy débil.

 ¿Cómo afectan estas carencias técnicas al proceso?

Hay un déficit grande. Tenemos el servicio civil congelado hace treinta años, simplemente por restringir el gasto en personal, entonces el personal nombrado antiguo está muy desmotivado, pero como las entidades seguían exigiendo personal, lo que se hizo fue ampliar cada vez más el personal de confianza. Tenemos una combinación muy mala entre personal antiguo desmotivado y poco calificado, y personal nuevo más motivado, pero no podemos asegurar qué capacidades tiene, sino que lo que importa es la relación con las nuevas autoridades. Nuestras administraciones son muy débiles, y allí tenemos un desafío como país. Mientras no enfrentemos la reforma del empleo público, pero no como lo plantea la autoridad en el servicio civil, concentrada en las autoridades del gobierno nacional, mientras que la reforma del sector público no llegue a los municipios y los gobiernos regionales, vamos a seguir teniendo un Estado de mala calidad.   

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