sábado, 19 de julio de 2025

TRES AÑOS DESPUÉS DE LA LEY 31413: LA REPRESA TAPA DE CUY SIGUE EN EL PAPEL

 

Por: Evaristo Chunga Zapata


PIURA (19 julio 2025). –
En lo profundo del desierto costeño de Sechura, donde el sol cae sin tregua y el viento levanta polvo y olvido, un pueblo sigue esperando. Cristo Nos Valga —nombre de fe y resistencia— guarda en sus entrañas un anhelo antiguo como la semilla: el agua.

El 12 de febrero de 2022 fue publicada en el Diario Oficial El Peruano la Ley Nº 31413, firmada un día antes por el entonces presidente José Pedro Castillo Terrones. Dicha norma declara de necesidad pública y preferente interés nacional la elaboración del expediente técnico y la construcción de la represa en el sector Tapa de Cuy, en el distrito de Cristo Nos Valga, provincia de Sechura, región Piura. Sin embargo, más de tres años después, la esperada obra hídrica sigue sin concretarse, lo que mantiene en la incertidumbre a miles de agricultores y a vastas extensiones de tierra con potencial productivo.

¿Qué se ha avanzado?

¿Dónde están los avances? ¿Cuántas promesas más necesita esta tierra antes de ver correr agua entre sus surcos agrietados?

Hasta la fecha, no se ha iniciado la construcción de la represa ni se ha culminado el expediente técnico que debió haberse priorizado tras la promulgación de la ley. Las promesas se han diluido entre cambios de autoridades, trámites burocráticos y falta de voluntad política real. Mientras tanto, la región continúa expuesta a los efectos del cambio climático, con largas temporadas de sequía que comprometen la seguridad alimentaria local y regional.

Miles de hectáreas siguen esperando el agua

Según datos recogidos de los agricultores de la zona, son miles de hectáreas de tierras agrícolas que podrían transformarse en campos de producción sostenida de arroz, maíz, menestras, hortalizas y frutales. Estas tierras, que hoy yacen áridas y subutilizadas, tienen el potencial de convertir a Cristo Nos Valga y Sechura en una despensa agroalimentaria para el norte del país, generando empleo y dinamizando la economía local. Cada amanecer, los campesinos recorren los campos como quien visita a un enfermo en agonía. Cada palmo de tierra es una promesa incumplida, un hijo sin alimento, una semilla sin destino. ¿Cómo convertirnos en la despensa de la región y del país si ni siquiera tenemos con qué regar la esperanza?

Una ley que no se cumple

La Ley 31413 tenía como objetivo acelerar el proceso de construcción de la represa, pero la ausencia de presupuesto asignado y la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno han impedido su ejecución. La ley existe, sí, pero su aplicación ha sido prácticamente nula.

"Nos preguntamos para qué se promulgan leyes si no se van a cumplir", señala con frustración un dirigente agrario del distrito. "Hemos marchado, hemos enviado memoriales, y hasta ahora nadie nos escucha. Mientras tanto, el agua se va al mar y nuestras tierras siguen secas".

La ley existe. Pero la ley, sin acción, es apenas un suspiro que se disuelve en el viento. ¿Qué han hecho los alcaldes, los gobernadores, los congresistas, los ministros? ¿Qué han dicho los que juraron servir al pueblo? La respuesta es una mueca vacía. Reuniones, documentos, silencios. Y mientras tanto, las tierras siguen sedientas, y los campesinos —esos guardianes del alimento— siguen mirando al cielo, pidiendo que llueva justicia.

¿Y las autoridades?

Las autoridades distritales, provinciales y regionales tienen gran responsabilidad. Aunque se han realizado reuniones y mesas técnicas, no se han traducido en acciones concretas. Tampoco se ha evidenciado una articulación efectiva con el Gobierno central para gestionar los recursos necesarios o incluir la represa en los planes estratégicos de inversión pública.

La población siente que las prioridades se han desviado, que los compromisos se han olvidado y que la ley fue solo un anuncio político sin planificación de fondo.

¿Hasta cuándo?

Mientras las promesas se postergan, la necesidad del agua es urgente y creciente. La construcción de la represa Tapa de Cuy no solo permitiría asegurar el riego de miles de hectáreas, sino también para generar miles de puestos de trabajo, mejorar la calidad de vida de los agricultores, reducir la dependencia de camiones cisterna, mitigar el impacto de las sequías y promover el desarrollo sostenible de todo un valle.

El clamor de los agricultores y pobladores del Bajo Piura y distrito de Cristo Nos Valga es claro: que se cumpla la ley. No más dilaciones. No más papeles sin acción. La represa Tapa de Cuy no puede seguir siendo una promesa abandonada. El desarrollo agrícola y la seguridad hídrica de la región dependen de ello.

Cristo Nos Valga no clama limosnas ni favores. Exige que se cumpla lo prometido. Que no se deje morir una ley nacida del clamor popular. Que la represa deje de ser un nombre en un papel y se convierta en agua viva, en canal, en fuente.

Porque cada día que pasa sin que se mueva una piedra en Tapa de Cuy, es una ofensa al campo, es un crimen contra el porvenir. La tierra no olvida. Y algún día, cuando las generaciones futuras lean esta historia, preguntarán: “¿Por qué no cumplieron con su promesa?”

Y entonces, será tarde para justificar el abandono.

Nota del editor: Este artículo forma parte de una serie de reportajes sobre los proyectos de ley declarados de interés nacional que no se han ejecutado en la región Piura. Si tiene información o desea opinar, escriba a evaristochunga55@gmail.com