sábado, 4 de marzo de 2017

Jaime Antezana Rivera: “La economía de Huancabamba está influenciada por el narcotráfico”

Jaime Antezana Rivera, experto en narcotráfico

Teo Zavala Palacios

Para el estudioso de los temas de narcotráfico en el Perú, Huancabamba es la ruta preferida para sacar la droga hacia Ecuador y para ello utilizan dos caminos, uno de ellos es la flamante carretera Interandina. Señala que en Huancabamba hay 15 clanes de la droga identificados. A ellos se suma la corrupción y la minería ilegal, que usan negocios locales para lavar dinero. Son los corruptos, los mineros ilegales y los narcotraficantes, los que están creciendo, y eso se ve en la opulencia de algunas casas o familias.

–¿Cuál es la situación de la sierra piurana en cuánto al tráfico de drogas?
–Huancabamba tiene dos rutas de salida al Ecuador, una que va hacia Las Balsas y la otra que va por Talaneos hacia las Huaringas y luego a Ayabaca, y ahora usan la Interandina para sacar la droga. Esta es una carretera magnifica, que solo sirve para sacar droga, porque no hay control. La Policía está en la ciudad pero no cubre la ruta de la droga

–¿Qué droga?
–Hace hace poco era pasta básica de cocaína, pero desde hace cuatro años es clorhidrato de cocaína que viene del Vraem. También hay látex de opio.

–¿Cómo llega la cocaína hasta acá?
–En buses y camionetas. Así ha sido desde los orígenes del narcotráfico. Se usan buses y camionetas que tienen la apariencia de ser de empresarios exitosos y poderosos, entonces pasan sin dificultad y llegan hasta Tumbes, en donde es una coladera. La salida es a Ecuador. Estas rutas se usan porque están libres.

–Huancabamba es una zona de producción de amapola
–Es histórica. En los últimos dos años ha crecido mucho  el tema de la amapola. Ahora la principal zona de producción es Huarmaca, le siguen Sóndor, Canchaque, El Faique, Sondorillo y Carmen de la Frontera. Usan las rutas que ya he dicho, la modalidad predominante es el “mochileo”.

–¿Y eso cómo se aprecia en la ciudad?
–Hasta hace cuatro años era mucho más evidente el lavado de activos provenientes de la corrupción. Eso se expresaba en la política local y nacional. Hay empresas relacionadas a políticos de la zona. Ahora hay lavado de activos de narcotráfico. Ese es el principal factor que ha hecho que las camionetas, los minivan y las grandes construcciones sean el factor más importante de la ciudad. Son construcciones de cinco, seis pisos, levantadas en corto tiempo. Hay algunos que por su trabajo lo podrían haber hecho. Yo he descubierto alrededor de 15 familias. Hay una familia con ocho propiedades, otra con siete negocios que salieron de la noche a la mañana.

–¿Podría ser dinero limpio?
–Huancabamba es abastecedor de papa, maíz, zanahoria, frejoles hacia Chiclayo y Piura, pero ni los “paperos” ni los ganaderos tienen la opulencia que muestran estas familias, que de la noche a la mañana tienen un edificio de cinco pisos. La economía de Huancabamba está influenciada por el lavado de activos del narcotráfico, de la corrupción. Hay empresas que ganan licitaciones de los municipios que ya venían desde antes. Hoy ya tienen sus expresiones empresariales poderosas. Hay un empresario poderoso, que antes fue trabajador municipal. Estos lavan activos.

–¿Contraloría?
–Es un organismo fantasmal en la lucha contra la corrupción del Estado. Los narcos como los corruptos entran al tema de la minería. Ahí es donde muchos de ellos lavan con oro, la plata obtenida de la corrupción y del narcotráfico.

–¿Esas 15 familias detectadas son nuevas en el negocio?
–Para mí, son clanes. Hay un narco regidores que de un momento a otro pasan de ser ciudadanos pobres a tener fuertes cantidades de dinero. Con las dietas no se puede hacer un hotel. Hay también empresarios radiales. Otros que han comprado terrenos en la misma Plaza de Armas y no son “paperos” ni ganaderos. Creo que hay más casos por identificar.

– Y no caen en manos de la justicia.
–El que cae es el obrero, el que transporta la droga, el mochilero. Los grandes tienen protección política, se presentan como empresarios exitosos, se codean con las autoridades. Son parte de la clase empresarial de la zona y la Policía lo sabe. Ahora ha puesto un destacamento de la Depotad que persigue a los traqueteros. No sigue a los patrones, porque esa es la política que tiene la lucha contra las drogas y la corrupción en el Perú. No quieren golpear al patrón, sino al obrero. Y cuando caen, lo hacen con unos cuantos litros de látex. No hay un combate contra el narcotráfico. No se afecta a quienes lavan activos. En seis meses se ha construido un edificio de seis pisos. 

–¿Y la minería legal?
–Quienes se oponen al proyecto Río Blanco son los narcos y los corruptos. Han hecho del discurso antiminero un dogma.

–¿Está comprobado?
–Por supuesto.
–¿Ellos mueven a los campesinos?
–Sí. He detectado infiltración del narcotráfico en la Central de Rondas Campesinas. No es enorme, pero está entrando. Los narcos,   los corruptos y los mineros ilegales no quieren la minería porque serán más visibles en las dos rutas. Ellos la usan porque no hay control y pueden negociar el paso. Río Blanco es paso de la droga hacia Aragoto, en Ayabaca. Los corruptos tampoco quieren el proyecto para sintonizar con los campesinos. Además muchos de ellos financian la protesta con combustible…

–¿Y las ONG?

–No las entiendo. Solo sé que coinciden con el discurso. Es una paradoja. Yo consideraba que había un movimiento ronderil legítimo, pero no es así. El movimiento ronderil está en debilitamiento interno. El discurso ambientalista parece que está agotándose en su capacidad de movilización. Cada vez son menos. Ya no es el poderoso movimiento campesino.

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