Escribe: Jorge Manco Zaconetti
La última vez que conversé con Genaro Ledesma Izquieta fue el 2 de marzo
del presente año, en el entierro de su hermana mayor María Ledesma Vda. de
Dionisio Manco Campos, que fue llevado a cabo en el cementerio del distrito
cañetano de Mala. Profundamente conmovido por la muerte de la única familiar
directa que le restaba de la provincia cajabambina, el domingo primero de abril
falleció el último de los líderes históricos de la izquierda peruana, que nunca
claudicó en la defensa de los intereses nacionales y populares.
En el entorno familiar, el mes de marzo fue de agonía para “el tío
Genaro”, pues cayó en una profunda depresión que agravó su ya decaída salud
afectada por la presión alta, diabetes, problemas bronquiales, infartos y las
consecuencias de los años de prisión; todo ello lo llevó a la tumba a los 86
años en una vida que resume la historia del siglo XX de nuestro país.
En lo personal desde que tengo uso de razón siempre identifiqué a
Ledesma como parte de una familia ampliada, que unía lugares tan diversos como
Cajabamba, Trujillo, Mala, y Cerro de Pasco, lugar este último donde bebiendo
de la sabiduría de las comunidades campesinas, fue profesor primario, alcalde,
abogado y defensor de los intereses de los campesinos y mineros ante la
prepotencia de la Cerro de Pasco Corporation, y el centralismo limeño.
RECUPERACIÓN DE
TIERRAS
Esta transnacional no solamente detentaba el complejo minero metalúrgico de La Oroya, con unidades mineras sino también accedía a una cuestionada propiedad agraria, con haciendas que tenían como partida de nacimiento la expropiación de las tierras a las comunidades campesinas, en un proceso histórico que el historiador sanmarquino Wilfredo Kapsoli ha investigado en su obra clásica “Movimientos Campesinos en el Perú”
La empresa Cerro de Pasco Corporation era la expresión del poder
económico y político en la sierra central hasta antes de la experiencia del
gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, con intereses mineros, agrarios e
industriales. El mismo proceso militar también reprimió los intereses de
obreros y campesinos que no se sumaran a la experiencia del modelo peruano que
tenía como lema: “ni capitalismo ni socialismo”
Con la confianza familiar y política en las ocasiones que coincidíamos
siempre le reclamaba sobre la necesidad de escribir sus memorias pues como
testigo, actor protagónico en la recuperación de tierras en los años sesenta
del siglo pasado, su experiencia política de más de 60 años, su liderazgo en el
Frente Obrero, Campesino y Estudiantil del Perú, el FOCEP, demandaba tener una
obra, una especie de historia política desde adentro, que relatara las
grandezas y miserias de la izquierda peruana, de cómo se frustró el proyecto
político más importante a través de la llamada Izquierda Unida a fines de los
años ochenta del siglo pasado.
UNA VIDA
HEROICA
Como los legítimos hijos del pueblo, su vida fue heroica, de lucha permanente, pues hasta el final de sus días no dejó de hacer política. Su trayectoria estuvo preñada de persecuciones que lo hacían caserito de las cárceles como la isla del Frontón, el temido Sepa en el corazón de la selva peruana, donde hasta los más fuertes se quebraban, las varias deportaciones que sufrió salvándose por un pelo de ser tirado al mar por las huestes genocidas del gobierno militar argentino en contubernio con su par del Perú, el gobierno militar de Morales Bermúdez.
Muertos Alfonso Barrantes, Carlos Malpica, Javier Diez Canseco, yo le
decía: Genarito, tú eres el único que puede contar la verdadera historia
política, “desde adentro” sin mediaciones ni intereses mezquinos de cómo la
izquierda de ser una expresión de los intereses populares, fue diluyéndose en
el tiempo en una atomización política que la alejó de ser alternativa de
gobierno.
Fue tan rica y fructífera la vida de Genaro Ledesma que podrían
escribirse varios tomos de su experiencia preñadas de anécdotas, vivencias,
todo ello al margen de sus varios libros publicados en poesía, cuentos y
novelas. Pero presumo que le era doloroso escribir sus memorias pues con su
sabiduría popular, humor provinciano que a veces se confundía con ingenuidad,
sabía que hay cuestiones que no se pueden escribir, pues ayudan a dividir y no
a sumar como él quería.
DEL FRONTÓN AL
CONGRESO
Es tal vez el único caso en la historia parlamentaria mundial donde un preso político sea elegido parlamentario por votación popular en Cerro de Pasco, en una decisión de los dirigentes campesinos y sindicales que inscribieron su candidatura, siendo elegido diputado en la campaña de 1963. Así, pasó de inquilino del temido centro penitenciario El Frontón a congresista de la república, sin perder la humildad de ser hijo del pueblo.
Ahora que no está físicamente con nosotros, trasmito la experiencia
contada por él mismo como abogado de las comunidades campesinas de Yanahuanca,
Rancas y otras de Cerro de Pasco, a inicios de los años sesenta del siglo
pasado, donde la problemática de la reforma agraria, y la recuperación de las
tierras estaba en la agenda política de los programas reformistas y
revolucionarios.
Así, la presencia dominante de la Cerro de Pasco Corp. cercando las tierras
y pastizales condenaba a las comunidades campesinas a las tierras marginales, a
las peores tierras, y por tanto a la pobreza. A pesar que los viejos dirigentes
comunales afirmaban que la “gran empresa” ocupaba indebidamente sus tierras.
Genaro Ledesma como abogado preguntaba a los dirigentes si existían
documentos, pruebas, títulos de propiedad que respaldasen tales aseveraciones.
Así, una noche oscura fue visitado, e invitado por los dirigentes campesinos a
caminar con los ojos vendados por la gélida puna por varias horas.
Así, casi amaneciendo llegaron a unas casas de piedra en plena puna,
donde despojado de las vendas, pusieron a su alcance una serie de documentos
coloniales del siglo XVII, XVIII, manuscritos en cuero de cabra, que daban fe
sobre la propiedad de las tierras a favor de las comunidades campesinas, que en
un proceso de despojo y expropiación en el Perú republicano de parte de las
haciendas fueron condenando a la pobreza a cientos de familias campesinas.
Con un trabajo de lectura y estudio de tales manuscritos, identificando
los hitos, límites geográficos, puntos de referencia pudieron los campesinos
organizados de Cerro Pasco demandar la recuperación de sus tierras de las
cuales fueron despojados. En ese contexto Genaro Ledesma, tradujo por así
decirlo del castellano antiguo documentos de propiedad, dándole forma jurídica
en las demandas legales sobre la recuperación de sus tierras.
Así, los campesinos no solamente tenían la fuerza de la organización, la
razón histórica sobre el por qué luchar. Ahora tenían el fundamento legal y
jurídico que respaldaba sus demandas ante el poder central, que tuvo como
respuesta la represión con muertos, heridos y prisión. Como no podía ser de
otra manera “el tío Genaro” terminó en la cárcel.
Esa ha sido la vida heroica de Genaro Ledesma Izquieta, en la lucha y
defensa de los humillados y ofendidos del Perú. Socialista convicto y confeso
se podía discrepar con él, pero no se podía dejar de reconocer su consecuencia,
honestidad y moral que lo alimentó hasta el fin de sus días.
Con este artículo rindo homenaje a un reconocido líder histórico de la
izquierda peruana y mundial, al fundador del FOCEP y a su extensa familia, con
el compromiso de seguir en la lucha de los intereses de los trabajadores y
defensa del patrimonio nacional. ¡Gloria eterna a Genaro Ledesma Izquieta!
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