martes, 10 de julio de 2018

LEONCIO PRADO GUTIÉRREZ: UNA VIDA HEROICA




ESCRIBE JORGE MANCO ZACONETTI

LA XXIV PROMOCIÓN DEL CMLP LE RINDE HOMENAJE

En el hermano país de Cuba, se rinde homenaje a tres ilustres peruanos cuyos nombres están recordados en bustos de distintas plazas públicas en la ciudad de La Habana. En primer término a Leoncio Prado hijo natural del expresidente Mariano Ignacio Prado, que luchó por la independencia del país caribeño frente a la opresión española. Es más, fue reconocido con el grado efectivo de coronel y es considerado prócer de la independencia de dicho país.

En segundo lugar, al ex canciller Raúl Porras Barrenechea, maestro sanmarquino que se opuso a la política y mandato del gobierno norteamericano de sancionar y expulsar a Cuba de la OEA a inicios de los años sesenta del siglo pasado, asumiendo el principio de la autodeterminación de los pueblos, y recociendo la legitimidad de la insurgencia democrática y revolucionaria del movimiento liderado por Fidel Castro; y por último al general Juan Velasco Alvarado que encabezó la “Revolución de los Militares en 1968” que tuvo como afán la modernización del país y superar las relaciones semifeudales propias de la herencia colonial en el sector agrario, promoviendo un modelo de acumulación estatista de desarrollo, que fracasó producto de sus propias contradicciones económicas y políticas.

En verdad, fuera de la biografía “Leoncio Prado” de 135 páginas  publicada por el escritor huanuqueño Esteban Pavletich hacia febrero de 1939, meses antes del inicio de la II Guerra Mundial, donde los principios de la libertad y democracia se oponían al fascismo y a las dictaduras.

Esta obra que sería hoy reconocida como una novela histórica, de lectura fácil y amena que nos  invita a conocer a uno de nuestros máximos héroes que debiera tener la envergadura y transcendencia ejemplar de Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte y otros que se inmolaron en la defensa de la soberanía e integridad territorial ante la agresión de nuestro vecino del sur.

El autor del libro, Esteban Pavletich, pasará a la historia como un intelectual revolucionario, que se identificó con la Revolución Mexicana y la nacionalización del petróleo de Lázaro Cárdenas; él mismo fue secretario personal de Sandino el líder nicaragüense en la lucha contra el poder de las empresas norteamericanas y del poder imperial de los Estados Unidos que imponía satrapías y dictaduras en América Latina. 

UN PERSONAJE HISTÓRICO

En esta novela histórica sobre Leoncio Prado se presenta en grandes rasgos la vida heroica de nuestro personaje que en apenas treinta años de existencia que incluyen su formación en el Colegio Guadalupe (2 años), en la escuela naval que organizó el gobierno de Don Ramón Castilla, y sus estudios no terminados de ingeniería en los Estados Unidos, más su participación en la guerra con Chile, en las batallas del Alto de la Alianza hasta la derrota de Huamachuco, prácticamente tuvo una existencia plena en la lucha contra la opresión y en favor de la libertad.

Así, siendo adolescente con un poco más de 13 años de edad participó en el combate de Abtao en la guerra del Perú y Chile contra España; nuestro autor años después con apenas 23 años ha de participar en las luchas emancipadoras y anticoloniales de Cuba contra la dominación de España, siendo reconocido con el grado de coronel de las fuerzas armadas de dicho país, como que también se disponía a luchar por la independencia de las Filipinas, último bastión colonial hispano en las Américas, cuando tuvo que regresar al Perú ante la declaratoria de guerra del vecino del sur.

Producto de su audacia e intrepidez lo constituye la captura del barco español Moctezuma con apenas diez hombres, aprovechando la sorpresa y la noche se hizo del primer buque de lo que posteriormente sería la marina cubana. Con tal hazaña militar izó en el buque capturado la bandera de la independencia y lo bautizó con el nombre de “Céspedes” (noviembre de 1876), en honor del patriota caribeño.

Es más, en enero de 1877 dos años antes de la mal llamada “Guerra del Pacífico”, en la Bahía de Bragman, en Nicaragua, acosado por la flota española, el “Céspedes” fue incendiado antes de que los españoles pudieran recapturarlo. Bajo el liderazgo de Leoncio Prado y sus escasos compañeros nadaron hacia la orilla e internáronse por tierras hostiles y hallaron por fin albergue en el territorio de Honduras.

EN LA GUERRA CON CHILE


La guerra del guano y el salitre, no terminó con la ocupación de Lima en enero de 1881, pues la campaña de resistencia en la “Campaña de la Breña”, bajo la conducción del coronel Andrés A Cáceres, donde Leoncio Prado ha de tener una central participación por su participación en la formación del llamado ejército del norte, que ha de batirse en la última batalla contra el engreído ejército chileno el 10 de julio de 1883 en los campos de Huamachuco, donde en más de seis horas de lucha, la victoria pudo favorecer a las tropas peruanas que eran una mezcla de oficiales profesionales y campesinos en armas.

En tal sentido se debe citar fuentes chilenas que describen la participación del mal armado ejército peruano que por falta de municiones tuvo que retroceder ante el empuje de las tropas chilenas. Así, un periodista chileno, Eneas Rioseco Vidaurre, escribió un artículo para comentar algunos aspectos de la batalla de Huamachuco: Así como elogiamos el valor de los nuestros en la batalla de Huamachuco, un deber imperioso de justicia nos obliga a reconocer el heroísmo del soldado peruano en ese encuentro.

El cholo peruano peleó esta vez como nunca; se veía a los  jefes y oficiales haciendo prodigios de valor y hasta había momentos en que empleaban la espada contra el que se manifestaba reacio a entrar en combate. El caso es que el soldado peruano atacaba con denuedo a sus contrarios. Entre los jefes que más se distinguieron figura el coronel Leoncio Prado, que animaba a su tropa en el sitio del mayor peligro y él mismo peleaba con rabia y despecho hasta que una bala lo tendió en el campo “(Ahumada Moreno: 1884, tomo VIII. 225).”

Nuestro héroe que peleó en la batalla del Alto de la Alianza en Tacna, siendo tomado prisionero y llevado a Chile, para ser liberado bajo el compromiso de tomar las armas nuevamente luego de la ocupación de Lima. Evidentemente su amor al Perú, y siendo quien era, hijo de un presidente que fuga del país en plena guerra lo impele a tomar las armas y se pone a disposición de Andrés Avelino Cáceres y participa activamente en la Campaña de la Breña hasta su desgraciado final.

Es más, como hombre de mundo que había recorrido Europa, USA, América Latina, era un hombre culto. Así, antes de ser vilmente asesinado por oficiales chilenos (Col. Gorostiaga) que seguían las órdenes superiores del capitán de navío y gobernador del Perú, Patricio Lynch, expresaba: “Qué hombre tan simpático, tan ilustrado y atrayente (agregó, por su parte, Fuenzalida); encantaba conversar con él; de todo sabía; poseía el inglés y el francés lo mismo que el español; y con él podía usted hablar de artillería y tratar de cuestiones de guerra a fondo porque era hombre instruído, de estudio y muy sabio”   Basadre Jorge, Historia del Perú Tomo VIII pag. 439

EPÍLOGO

En verdad un libro fundamental para entender las razones por las cuales perdimos la guerra no solamente se relacionan con la división entre los peruanos, y la lucha de caudillos en un “estado empírico” que no representa a la mayoría de peruanos, ni resuelve los problemas fundamentales de la ciudadanía, en un país donde las clases pudientes liquidaron  la riqueza del guano y el salitre.

En tal sentido, ayer al igual que hoy la corrupción es un cáncer que corroe al estado peruano. Por ello, un libro de indispensable lectura es el “El Expediente Prado” del autor y actual congresista Víctor Andrés García Belaunde que con una rigurosa información expone la vida y obra de un personaje central en la historia del Perú en el siglo XIX, don Manuel Ignacio Prado, padre de nuestro personaje que ha de pasar a la historia con el estigma de la traición siendo presidente de la república en plena guerra con Chile.

Al margen de las diversas fuentes de enriquecimiento que tuvo este personaje, por primera vez en la historiografía peruana se presenta y se demuestra los diversos intereses materiales, económicos y financieros de Manuel Ignacio Prado en Chile antes y después de la guerra, con propiedades, acciones, banco, minas de carbón y canteras, como se expone en el capítulo VI, que curiosamente lleva como título un tema de gran actualidad en razón en la crónica corrupción en los negocios públicos: “Un gran robo al estado Peruano”

Sin embargo nada de esto es responsabilidad de Leoncio Prado Gutiérrez que murió luchando por los altos intereses del Perú, por ello la XXIV Promoción del Colegio Militar (1967-1969) de la cual soy miembro, que celebra el próximo año sus Bodas de Oro le rinde un sentido homenaje a nuestro máximo héroe.

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