Diario La Primera, Perú
Alfonso García Miró, presidente de la
Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), es
uno de esos personajes que dicen lo que piensan, pero no siempre piensan lo que
dicen. Ayer, entrevistado en El Comercio sobre la concentración en la propiedad
de los medios, declaró: “Si la mayor parte de personas lee determinado medio es
porque tiene el derecho de haber elegido”.
El oligopolio establecido por el Grupo El Comercio
es criticado precisamente porque limita, hasta casi anular, el derecho de
elegir.
La derecha recalcitrante, que tiene como voceros al
Apra y el fujimorismo, escamotea esa verdad. Si casi el 80 por ciento de los
medios escritos difunde una sola opinión, transmite una información homogénea,
repetitiva, lo que queda es solo un 20 por ciento de libre elección.
La derecha es eso: Cerrar cauces de expresión e
información. A eso se refirió días atrás Mario Vargas Llosa, cuando indicó que
la concentración de los medios es una amenaza para la democracia.
Esa idea no es chavista, ni cosa que se parezca.
Tampoco lo es que el presidente Ollanta Humala haya coincidido con el juicio
del Premio Nobel.
Algo más: esa preocupación no es atributo de la
izquierda. Es una inquietud universal, ecuménica. Hace diez años, Ediciones El
País-Santillana publicaron el libro Los elementos del periodismo, trabajo
exhaustivo de los comunicólogos estadounidenses Bill Kovach y Tom Rosenstiel.
Se señala ahí cómo la concentración de la propiedad en los medios
norteamericanos está socavando los fundamentos de la libertad y violando la
Constitución de la Unión.
Daniel Santoro, el máximo exponente del periodismo
de investigación en América Latina, ha escrito en el libro Los grandes desafíos
del periodismo, publicado en 2009 por la Corporación Andina de Fomento: “A
estas alturas, nadie discute que debe haber pluralidad de medios en todos
nuestros países, y pluralidad dentro de las páginas o los espacios de los
medios”.
El principio es en verdad una conquista
civilizatoria. Hace casi medio siglo, en mayo de 1971, la Iglesia Católica, en
su Instrucción Pastoral Communio et Progressio, expresó: “Sin la diversidad
real de fuentes de información es ilusorio, queda anulado, el derecho de
información”.
“La sociedad misma, en sus distintos planos”,
prosigue el documento, “necesita esta información para funcionar
adecuadamente”.
En la edición de la Tipografía Políglota Vaticana
que manejo se lee también este enunciado:
“En algunos lugares acaso será necesario que las
mismas autoridades creen organismos de control, que por la misma ley deben
estar constituidos de forma que se atiendan las distintas opiniones y líneas de
pensamiento de toda la comunidad”.
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