Buscar una vida mejor, pero encontrarse en condiciones de
esclavitud. Es la realidad de más de 80.000 peruanos que viven en barrios
marginales, tienen sueldos bajos y no se les reconoce sus derechos.
El precario sistema laboral en Perú
absorbe incluso a los más pequeños, convirtiéndolos en materia prima de la
esclavitud.
Alejandro trabaja en una ladrillera ilegal, a las
afueras de Lima. Trabaja aquí desde que era niño y lo hace sin descanso. Se
considera un esclavo del siglo XXI. "Sufrimos por la
noche trabajando así, hace frío a las 5 o 6 de la mañana ¿Qué vamos a hacer?
Tienes que trabajar. Si descansas no ganamos ningún sueldo, nada de nada",
explicó Alejandro Huamtco, trabajador de una ladrillera, que se considera un
esclavo.
Alejandro tiene 7 hijos y lleva 20 años en esta
espiral de explotación laboral de la que es difícil salir, tanto él como miles
de compañeros.
"Es un sufrimiento, levantarse a las 3 de la
mañana para trabajar y llegar a tu casa a las 7 de la noche, solamente dormir
las 7 horas que faltan y nuevamente trabajar, así uno tiene que sacrificarse
para poder mantener a la familia", dijo el representante de los
ladrilleros, Mauro Carvajal.
Esta es la otra realidad de Perú, un país que, a
pesar de su crecimiento económico del 5,4%, ostenta un triste registro: según
el Índice Global de Esclavitud de la fundación Walk Free es con 82.000 esclavos
el estado de Latinoamérica con una cifra tan elevada en este aspecto, solo
superado por Haití.
Como otros muchos, Esteban llegó desde provincias
más pobres para ganarse la vida. En los últimos años ha visto cambios en el
Perú, pero no para los trabajadores. Y es que la legislación laboral es la
misma que desde los tiempos de Fujimori. "Para la gente media o pobre no
mejora, a veces trabajamos más horas pero con el mismo sueldo. Mejora para los
que tienen más plata, para los capitalistas, pero no para nosotros", subraya
Esteban Vilchez, capataz de una ladrillera.
Otro de los colectivos que ejemplifican esta
precariedad laboral son las trabajadoras del hogar. Se calcula que en Perú hay
un millón, y solo un 1% recibe sus retribuciones legales. El presidente Oyanta
Humala prometió en su campaña ratificar el Convenio 189 de la Organización
Internacional del Trabajo. Sin embargo, las mujeres siguen esperando y
sufriendo abusos laborales sin respaldo legal.
"Muchas de nuestras hermanas trabajadoras del
hogar han sido violadas y embarazadas, y han sido despedidas. Muchas de
nuestras hermanas trabajadoras del hogar trabajan todavía, a pesar de estar en
el siglo XXI, en calidad de semiesclavas. En conclusión en el Perú estamos en
una condición de servidumbre las trabajadoras del hogar", expresó Lady
Mozambique, representante de trabajadoras del hogar del Perú.
"Hoy día estamos en una situación de
precarización del empleo en el país, hay más empleo, sí, pero más empleo del
que nosotros denominamos basura, es decir, empleo sin derechos, el trabajo
digno acá en el Perú es un sueño. Hay crecimiento económico pero no hay
desarrollo en el país", dijo el secretario del Sindicato CGTP, Manuel
Cortez.
Las repercusiones de este sistema laboral se dejan
sentir. En Lima proliferan guetos, todos ellos unidos por la pobreza y la
explotación laboral. En torno a las ladrilleras ilegales crecen barriadas que
se extienden por la periferia de Lima en las que viven miles de peruanos que
proceden en su mayoría de las esquilmadas zonas rurales, llegan buscando
mayores perspectivas y acaban hacinados en ese tipo de lugares. Ellos son la
principal materia prima de la esclavitud.
Un yugo que, para miles de trabajadores como
Alejandro, no ha cambiado en nada en los últimos 20 años. Él como tantos otros
recibe salarios irrisorios que rondan los 55 soles (casi 20 dólares) por cada
mil ladrillos acabados. Una cantidad que solo puede alcanzar con la ayuda de su
mujer e hijos, lo que alarga los tentáculos de este sistema. Y es que esta, que
es la guardería de sus pequeños, en poco tiempo podría terminar siendo su
primer centro de empleo. Es el círculo vicioso del sistema laboral que genera
una situación de esclavitud. Un punto que, por ahora, la gestión del presidente
Humala, en plena bonanza económica, no ha conseguido erradicar.
El analista político Miguel Guaglianone cree que el
problema de la esclavitud en Latinoamérica
no se resuelve por la orientación neoliberal de varios gobiernos, orientados a
favorecer a las grandes corporaciones en la acumulación de capitales. En su
opinión el Gobierno de Perú "no tiene las herramientas como para combatir
el problema de la esclavitud y la pobreza. La orientación neoliberal va
encaminada hacia la acumulación de capital, sobre todo en las grandes
corporaciones, y deja de lado los graves problemas sociales", dijo.
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