Escribe: Antonio Zapata
Siempre había oído esa
expresión sin entender su significado. Como me intrigaba, un día averigüé, al
fin y al cabo soy calvo desde los treinta años y algo debía haber. Así,
descubrí que en numerosas pinturas medievales aparece retratada la oportunidad,
entre otros personajes mitológicos. Ella está concebida como la súbita
aparición de una opción de mejoría, que puede o no aprovecharse.
En estos cuadros, la
oportunidad aparece retratada como una vieja decrépita, casi moribunda, que
solo conserva unos cuantos cabellos increíblemente largos y delgados. Es un
símbolo poderoso. Encierra un doble significado. Por un lado, es una anciana a
punto de morir, si no la atrapas perecerá y solo te quedará el melancólico
recuerdo de la ocasión que desperdiciaste. En segundo lugar, para aprovecharla
debes asirla de los pelos y no es tan fácil, apenas son unos cuantos y
difíciles de chapar.
Esa figura se aplica a la
situación del Frente Amplio en nuestros días. Las elecciones han sido ya hace
treinta días y no termina de decidirse. Algunos analistas le reprochan que no
llame a votar abiertamente por PPK. No es mi caso, entiendo la posición del FA
y me parece que es demasiado pedirle, sobre todo cuando viene de buenos
entendedores que deberían hacer su trabajo de interpretar, que lo hacen
diariamente para otros actores.
En mi caso, creo que la
decisión fundamental del FA es consigo mismo. ¿Debe seguir siendo el grupo
originario del Congreso de Villa El Salvador o, por el contrario, debe
incorporar a quienes fueron ganados por la campaña presidencial de Vero?
Tomando en cuenta que en las primeras encuestas andaba en 2% y terminó en 19%,
la diferencia es sustancial.
En nuestra historia
política hay varios antecedentes de situaciones semejantes. En términos
positivos se halla el ejemplo de Fernando Belaunde en 1956. Fue lanzado por una
pequeñísima coalición, cuyo nombre evidencia su alcance, se llamaba “Frente de
Juventudes”. Cuando comenzó la campaña, FBT parecía sin chances, pero terminó
segundo y obtuvo un resultado histórico. Inmediatamente a continuación siguió
en campaña para organizar un partido político, que resultó siendo Acción
Popular, exactamente hace 60 años, y que hasta hoy ocupa un puesto interesante
en la arena política.
Luego, Belaunde recorrió el
país, formando comités y encuadrando a sus simpatizantes. Fruto de ese trajín
fue un libro clave en su concepción política y la forja de una estructura
orgánica, que compitió exitosamente en las presidenciales de 1962 y 1963 hasta
terminar ganando.
Pero hay numerosos ejemplos
negativos. Cuando era joven, estuve presente cuando los troskos desperdiciamos
el caudal de Hugo Blanco. Hace poco, también hemos visto lo mismo con el caso
de Susana Villarán, que llegó a ganar y no pasó mayormente nada. La oportunidad
es una vieja, si no se aprovecha la coyuntura se muere y desaparece.
El FA enfrenta ese dilema.
Su votación ha sido muy buena y han activado por ella multitud de
organizaciones de base y cantidad de ciudadanos izquierdistas de a pie.
Muchísimos más de los que estuvieron en el congreso anterior de VES. Ahora se
les puede convocar para armar un frente realmente amplio, concebido como
referente del próximo lustro, que todo indica será muy complejo.
Tanto Vero como Marco Arana
pueden forjar un movimiento con capacidad de luchar por la presidencia en el
bicentenario. Pero su convocatoria a formar comités y enrumbar a un congreso
irá perdiendo fuerza conforme pase el tiempo. La cosa es urgente, como decía
Marx, “al frente está Rodas, tienes que saltar”.
A la oportunidad, o se la
agarra del último mechón que le queda o se desaparece. Es cuestión de decidirse
a tiempo. La firmeza necesaria se vislumbra en los cuadros que expresan la
sabiduría de los tiempos idos.
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