Gustavo
Espinoza M.
La
atmosfera está cargada en el escenario peruano. Y lo estará, sin duda, hasta el
5 de junio, y aún después, hasta que se despeje la incógnita que nos preocupa:
¿quién gobernará el país a partir del 28 de julio de este año? ¿Será la Mafia
otra vez reencarnada en Keiko Fujimori, la hija del “chinito de la yuca”, o
será más bien Pedro Pablo Kuczynski, el antiguo funcionario del Estado
vinculado estrechamente al capital financiero?
Para
muchos, la disyuntiva es compleja. No nos imaginamos que el desenlace de la
consulta electoral de abril, sería éste; y que estaríamos colocados ante una
disyuntiva por cierto indeseada.
Pensábamos,
aunque con innegable escepticismo, que la izquierda podría jugar un mejor
papel. Y creímos que, en todo caso, podría alzarse una candidatura “algo
decente”, que fuera capaz de derrotar a la Mafia en sus dos variantes
electorales: Keiko y García. Pero los hechos, no nos acompañaron. Hoy, la
realidad, es otra.
Pensando
en el contraste que suele existir entre los grandes deseos derivados del
análisis conceptual y frío, y los hechos; el célebre autor del “Fausto”, nos
decía: “gris es la teoría amigo; verde y frondoso, es el árbol de la vida”. Una
manera gráfica de hacernos entender que la realidad, muchas veces supera la
imaginación humana; y que lo hechos, son más tercos que las ilusiones.
Nosotros
hubiésemos preferido otra opción para el 5 de junio. Pero ella, no se dio.
Ahora estamos, al margen de nuestra voluntad, ante una alternativa que nos
exige definiciones claras. La duda Hamletiana, tiene otro sentido. No hay que
resolver las cosas entre el Ser y el No Ser; sino entre el Querer y el Poder.
Nosotros queremos algo, pero no estamos en condiciones de alcanzarlo. ¿Será
posible que eso se comprenda en toda su dimensión? La tragedia que esa
disyuntiva nos plantea ¿será realmente asimilada por todo nuestro pueblo?
Hay
quienes se resisten a optar en esta inesperada alternativa. Se aferran a sus
propias convicciones, y al ideal que tienen en la cabeza. Aseguran, así, que
nunca podrían votar por un candidato de la derecha; “ni muertos”, suelen
asegurar. Y se disponen entonces a viciar su voto o votar en blanco. De ese
modo, están seguros de quedar bien con su conciencia.
Ocurre,
sin embargo, que ni al país, ni al pueblo, le importa mucho cómo quede “nuestra
conciencia”. Lo que le interesa, es que el Perú no se vuelva a enlodar con las
más trágicas vivencias del pasado. Ese, es el tema de fondo.
¿A quién
beneficia el voto en blanco o viciado?. Lo vivido en abril podría ayudarnos a
entender mejor la cosa: Keiko Fujimori obtuvo el 25.2% de los votos, pero el
cálculo final de los organismos electorales le reconoció el 39.8%. ¿De dónde
salió la diferencia? De los nulos, viciados y en blanco, que se sumaron y se
“repartieron” equitativamente entre todos, en la proporción de lo obtenido por
cada quien. Keiko -que ganó- obtuvo 14 puntos más, lo que le permitió, en el
nivel parlamentario, alcanzar 73 congresistas de un total de 130. Es decir, el
55% de los escaños, con tan solo el 25% de los votos. A todos los demás “les
tocó la suya”, pero en proporción menor: a PPK, 6 puntos; a Verónica, 5; A
Barnechea, 3; a García, 2. ¿Quién se benefició entonces? No se requiere de
mucho cacumen dialéctico para entenderlo.
Pero hay
otra cosa. ¿Puede alguien creer que el 5 de junio, los fujimoristas votarán en
blanco, o viciado? Por cierto que no. Votarán por Keiko, alucinados con la
posibilidad de una victoria. Para lograrla ¿qué necesitan? Pues que los demás,
voten en blanco o viciado. Así, ellos contarán sus votos, y serán más que los
de PPK. ¡Se alzarán con el triunfo!.
No hay
opción, entonces. No será la identificación, ni el gusto, el que nos llevará a
optar. Será la necesidad, monda y lironda. Eso ya lo han entendido muchos de
los voceros de la Izquierda. Gente conocida por su ejecutoria y línea
consecuente, por su lealtad con la causa de los trabajadores, por su
identificación neta con los intereses populares; nos ha dicho: “Hay que votar
el 5 de junio por Kuczynski. No hay otro camino”.
¿Nos
gusta? No. ¿Nos identificamos con su “modelo”, o su opción ideológica o
política? Tampoco. Somos conscientes que nuestro rumbo es otro. Pero
necesitamos cerrar el paso a la Mafia.
Hay
quienes nos dicen que eso de “cerrarle el paso a la Mafia”, es una frase, que
no tiene sentido ni contenido. No es así. Vaya que sí tiene sentido y
contenido. ¿Bajo Fujimori fue posible desarrollar luchas como Tía María o
Conga, huelgas de 120 días, como las de los médicos, o movilizaciones de calle,
como la de los Pulpynes? Ciertamente que no. Y eso, por una razón muy simple:
La mafia es más que la Derecha. La Mafia paraliza el cuerpo social, intimida a
la población, aletarga a las masas, les roba la capacidad de reacción porque
las abruma con la prensa “chicha” y la TV basura, con las campañas denigratorias
y las sanciones punitivas; las envilece y las corrompe.
Lo de
Rafo León , condenado a un año de prisión es un ejemplo: le dieron un año,
porque aun no están en el Poder. Si hubiesen estado, le habrían dado 10.
Pero,
además, todos hemos visto como muy recientemente pretendieron impedir a Cesar
Hildebrandt la impresión de su combativa revista. Por ahora, fue un intento,
pero cuando estuvo la Mafia en el Poder procuraron matarlo. Sólo Mariela
Barreto -al advertírselo- lo salvó. Pero ella pagó con su propia vida la
osadía. ¿Alguien, en su sano juicio, podría exigirle a Cesar que vicie su voto,
o que lo haga en blanco?. El, ya tomó una decisión. Y quizá no haya sido la
querida, pero será la posible.
Nadie que
durante el fujimorismo fue víctima de esterilizaciones, amenazas, vejámenes,
prisiones, torturas u otros procedimientos crueles, inhumanos o degradantes; y
nadie que tenga altos valores de dignidad y de justicia, podría abstenerse en
una situación como ésta.
Se dice
que PPK es “la carta de los yanquis”. Eso, no está en juego. Los dos lo son.
Más que los dos, fue García, que felizmente quedó en el camino. Pero la
administración americana gobernará con cualquiera de los dos, sin problema
alguno. Y quienes dicen que, en ese terreno, Fujimori “fue menos”, hay que
recordarle que su “asesor de inteligencia” fue sindicado, sin réplica alguna,
como agente de la CIA. ¿La CIA no es “poder Yanqui”?.
Hoy Keiko
Fujimori luce desesperada. “Siente” que pierde en el estimado ciudadano. Por
eso recurre a todo: pacta con los mineros informales sin importarle una higa el
impacto ambiental o la bio diversidad; obliga a las mujeres violadas a tener a
los hijos producto de la violación, porque cree que eso “le dará votos” de
centenares de fanáticos; inventa apoyos que no existen cuando urde un
supuesto“acuerdo” con Iglesias Evangélicas; recluta maleantes -como Augusto
Ramos Dolmos, agente de las mafias en la Construcción- para decir que “cuenta
con el respaldo de los trabajadores”.
A los
trabajadores “les promete” respetar sus derechos. Pero oculta que fue el
Fujimorismo -durante el gobierno de su padre, y durante la gestión
parlamentaria de ella y los suyos en los últimos diez años-; los que les
arrebataron todo a los trabajadores.
Hoy,
entonces, las decisiones cuentan. Y más que el apego a los cartabones formales,
hay que tener conciencia de lo que al país le espera.
Se
publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de
Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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