José Neyra Moncada
– Director
La insalubridad y el desorden en que trabajan los
pescadores y maricultores en Parachique y Puerto Rico en Bayóvar son solo pequeñas
muestras de la informalidad existente en la pesca, en donde, ni los dirigentes
y menos los pescadores tienen conciencia del daño que ellos mismos se hacen. Si hoy
se hiciera una evaluación de las operaciones de carga y descarga en los
insalubres desembarcaderos, es probable que salgan desaprobados, pero también
con una severa sentencia de contaminación que ponen en riesgo el mercado para
un producto de bandera: la concha de abanico.
Y el problema de las caletas de Sechura no termina allí:
desde Parachique hasta Bayóvar existe otro rosario de graves problemas que van
desde el caos, contaminación del mar con combustibles y aguas residuales,
insalubridad en las playas hasta la delincuencia organizada, cuya modalidad es
la extorsión. Son caletas y embarcaderos casi abandonados a su suerte o al
mando de inexpertos dirigentes, cuya vocación es únicamente la de sobrevivir,
no prever ni aspirar a desarrollar o mejorar la producción hidrobiológica para
los mercados que cada vez son más exigentes con la calidad y salubridad.
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