Por Gustavo Gorriti.
Una nota sin
firma en el diario Expreso del lunes 24 sostiene que IDL-Reporteros habría
incurrido en un conflicto de interés no declarado al publicar la investigación: “El
champagne que no se descorchó”, que revela cómo Léo Pinheiro, “ex
presidente de la constructora OAS sentenciado a 16 años de prisión por
corrupción y lavado de dinero en el caso Lava Jato […] negoció por lo bajo con
Luis Castañeda meses antes de que asumiera la Alcaldía de Lima”.
Los hechos
revelados por la investigación conjunta de Romina Mella, de IDL-R y
Guilherme Amado, de O Globo, están sólidamente probados y son de evidente
importancia. De ahí el resonante impacto que, pese al desgano de la prensa
tradicional por reproducirla y desarrollarla, ha tenido la nota.
Entonces,
¿por qué la acusación de ‘conflicto de interés’ contra esta publicación?
Según lo
publicado en ‘Expreso’ [en la página 17), dicho conflicto estaría configurado
por lo siguiente:
A) La
investigación descubrió cómo Castañeda, a través de otra persona, logró que OAS
no firmara el contrato por el Proyecto Río Verde, durante las últimas semanas
de la administración de la entonces saliente alcaldesa Susana Villarán;
B)
IDL-Reporteros es una publicación que forma parte del Instituto de Defensa
Legal;
C) Carlos
Rivera “presidente y representante legal” de IDL [en realidad, director de la
institución] “cobró S. 157,030 durante todo el período de la alcaldesa Susana
Villarán (2011-2014)” según Expreso. “Rivera […] fue contratado el 2012 por la
Municipalidad de Lima para que defendiera a la exalcaldesa Villarán por
una demanda interpuesta por concejales de Solidaridad Nacional, Cambio Radical,
PPC y Restauración Nacional”, dice Expreso.
D) Además,
sostiene la nota, “una de las fundadoras de IDL-Reporteros, la
periodista Paola Ugaz fue contratada desde el año 2013 por la Municipalidad de
Lima para encargarse del cargo de asesora de áreas referentes a prensa y redes
sociales…”.
E) Por último,
según Expreso, “se suma la contratación del también abogado Ronald Gamarra,
quien era jefe del área de defensa legal de IDL, antecesor de Carlos Rivera y
que fue llevado a defender a Villarán…”.
Esa es la
acusación de conflicto de interés contra IDL-Reporteros. He
decidido citarla en detalle para responderla con precisión.
Para IDL-Reporteros hay
normas fundamentales que no toleran ninguna flexibilidad. Nada podrá justificar
la corrupción en el ejercicio del periodismo; el conflicto de intereses, sobre
todo si no se lo declara; y el error que no es prontamente reconocido y
corregido. Quienes han trabajado aquí saben de la exigencia tenaz de
verificación y corroboración que existe en cada etapa de una investigación; y
conocen también de las consecuencias del error en los muy pocos casos en los
que este se ha producido.
Por eso tomamos
en serio la acusación publicada en Expreso y procedemos a darle una respuesta
detallada. No al diario en mención – cuya alergia a la verdad no soluciona
ningún anti–histamínico– sino a nuestros lectores, a la gente, a la que nos
debemos y de la que esperamos que sepa que detrás de cada investigación
publicada hay el mayor esfuerzo de exactitud, de verificación, sin otra
intención que no sea la del interés social y el derecho de los ciudadanos
a saber lo necesario para no ser instrumento de los poderosos y tener
control de su destino.
Así que si la
acusación fuera cierta, representaría una violación fundamental de nuestra
misión y nuestro mandato.
Pero la
acusación es falsa.
– IDL-Reporteros es
un medio con autonomía editorial. Eso quedó claro desde su primera
publicación, el 14 de febrero de 2010: “Somos una pequeña sala de redacción”
dijo la nota fundacional, “pertenecemos organizativamente al Instituto de
Defensa Legal (IDL), la veterana y prestigiosa institución defensora de los
derechos humanos, pero tenemos, como debe ser, total autonomía editorial”.
El mismo punto
fue remachado en otras ocasiones: Cuando La República hizo una nota sobre el
primer aniversario de IDL-R, puntualizó que: “IDL-Reporteros pertenece
organizativamente al Instituto de Defensa Legal (IDL). Aunque cuentan con total
autonomía editorial”. Lo mismo escribí en Caretas 2117, entre muchas otras
ocasiones.
De manera que
la independencia y autonomía editorial de IDL-Reporteros ha
sido proclamada, sostenida y practicada desde su fundación hasta hoy.
Tenemos una
excelente relación con nuestros colegas de IDL, con quienes compartimos la
común dedicación a la defensa de la democracia, los derechos humanos, la lucha
contra la corrupción. Admiramos su noble labor. Pero nuestro trabajo nos impone
reglas diferentes. No podemos, por ejemplo, hacer consultorías pagadas a
gobiernos ni a corporaciones. En realidad, virtualmente a nadie. Tenemos
también una serie de limitaciones autoimpuestas respecto de la financiación que
podemos recibir. Eso nos ha hecho la vida muy difícil pero ha sido un precio
necesario para asegurar nuestra independencia.
IDL-Reporteros, por ejemplo, no consultó con nadie dentro de la institución ni informó
sobre la investigación del champagne que no se descorchó. Eso es lo normal y
así debe ser. Aunque guardamos el mayor respeto y afecto por los integrantes de
IDL, sabemos que, en razón de nuestra diferente misión nos rigen reglas
diferentes.
Por ello,
podemos decir con absoluta certeza que nadie, absolutamente nadie en IDL-Reporteros ha
incurrido en ningún conflicto de interés en el caso del champagne sin
descorche. Ni en ningún otro, que yo sepa.
¿Y Paola Ugaz?
¿No formó parte de la redacción inicial de IDL-R?
Claro que sí.
Paola Ugaz trabajó en IDL-Reporteros desde su primera edición
hasta enero de 2011. La investigación del champagne, Pinheiro y Castañeda se
publicó más de cinco años después, en octubre de 2016.
Varios
periodistas trabajaron en IDL-R y lo dejaron después. A casi
todos les fue muy bien en lo profesional después, de manera que el rigor de
aquí fue provechoso para ellos. Pero aunque les quedó la marca profesional, al
despedirse de nosotros quedaron exentos de cualquier obligación con IDL-R.
Recobraron la libertad de, entre otras cosas, trabajar con quien quieran. Ugaz
salió a comienzos de 2011 y, si no me equivoco, trabajó con Susana Villarán
desde el 2013. ¿Qué conflicto de interés puede haber ahí?
Ronald Gamarra
lleva varios años sin vínculo laboral con IDL y nunca trabajó con IDL-Reporteros.
De manera que
no ha existido, ni existe, ni existirá conflicto de interés de IDL-Reporteroscon
esta última investigación ni con ninguna otra.
Espero no haber
sido demasiado prolijo en la respuesta. Decidí hacerlo para aclarar
comprehensivamente aspectos importantes vinculados con la regulación ética de
nuestro trabajo.
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