¿Qué es mejor, hacer una
presentación mostrando todas las fortalezas o virtudes del tema abordado o mostrar
también sus debilidades y
riesgos, incluyendo estrategias de control de daños?
León Trahtemberg. Diario Correo
¿Qué es
mejor, hacer una presentación mostrando todas las fortalezas o virtudes del
tema abordado o mostrar también sus debilidades y riesgos, incluyendo estrategias
de control de daños? El sentido común diría presentar solo las bondades, para
no perder puntos ante la audiencia mostrando las debilidades.
Adam Grant en el tercer capítulo de su libro “Originals”
nos dice que lo contrario es lo cierto, que señalar los errores y posibles
debilidades de la propuesta genera una mejor receptividad en los interesados o
el auditorio. Plantea 3 razones. Una, es una forma de desarmar a los
potenciales jurados o compradores de la idea que suelen estar alertas a las debilidades
de las propuestas. Dos, al mostrar los riesgos de la propuesta se evidencia que
uno ha mirado todos los ángulos del tema lo que hace aparecer al expositor como
inteligente, responsable y confiable. Tres, deja más satisfecho al auditorio al
ver una presentación mucho más completa.
En la vida hacemos muchas cosas por tradición, intuición
o por los sentidos comunes acumulados en nuestra cultura, pero que no siempre
son válidos. Por ejemplo: sostener que para que sean competitivos hay que hacer
competir a los niños desde pequeños, cuando la realidad muestra que es una
fórmula contraproducente e intimidante de acercar a los niños a una actividad.
Me pregunto si la escuela debe ser una mera reproductora
de los pensamientos habituales (aunque equivocados) o, un escenario de
investigación, confrontación de dogmas y costumbres, en aras de formar un
pensamiento científico capaz de buscar la verdad de las cosas.
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