Por:
Eduardo Mendoza Seminario
El
hombre nunca se siente satisfecho, siempre aspira a más, pero no a costa del
pecado. Peor si es en grupo. Para el común de la gente, el caso Odebrecht
podría tomar los alcances de esta expresión que he escogido para este
comentario. Cualquier empresa comienza con sus primeros “pininos” y conforme
avanza el tiempo, sus utilidades y experiencia van adquiriendo otros objetivos
y metas, encaminados al poder. En otras palabras, conocimiento, riqueza y dominación.
Legalmente
comienza con una empresa y después se consorcia con otras del mismo o diferente
giro empresarial, ampliando patrimonio, prestigio y ¡poder! Extiende sus
tentáculos a la clase política, ¡que no es novedad! Trayendo como consecuencia
la confabulación del poder político y
poder económico (sin perder de vista el autoproclamado “cuarto poder”), nadie
se escapa. Perjudicando la generalidad del empresariado y gobiernos, llevándose
de encuentro al Estado. Curioso que no se le critica a Odebrecht ineficiencia
en sus obras realizadas. Inclusive la
organización sistemática y legal la está enfrentando a toda prueba, sujetándose
a la formalidad legal.
En
el Perú la prensa nos tiene mal acostumbrados al escándalo, sin medir las
consecuencias, y lo peor, que los críticos siempre se creen puros, libres de
polvo y paja. Sin embargo, tampoco se salvan, como es el caso del IPyS
(Instituto de Prensa y Sociedad), que ya comenzaron a “zafar cuerpo” ciertos
colectivos periodísticos Felizmente hay otros columnistas o comentaristas periodísticos,
que no piensan lo mismo. A otro perro con ese hueso.
Preocupa
lo que está haciendo nuestro Presidente Pablo Kuczynsqui con el Gasoducto del
Sur Andino y Aeropuerto de Chinchero en el Cusco y lo que ya se está pensando
con la privatización de Petroperú. La Comisión de Integridad le reclama que no
está cumpliendo con las recomendaciones alcanzadas a su despacho.
Definitivamente nuestra economía se verá afectada en su crecimiento. Habrá
contracción en la inversión y empleo. En qué soluciones estarán pensando.
Nuevamente
la democracia en la picota. ¿Qué hemos hecho los peruanos en 15 años de
democracia? y nos vamos por los veinte. Qué raro que en democracia, lejos de
combatir la corrupción ésta se haya generalizado, sofisticado y multiplicado. La
inteligencia puesta al servicio del delito y las cárceles en escuelas del
delito.
¿Qué
podemos pensar sobre ideologías y partidos políticos que son el engranaje del
bienestar de la humanidad? ¿El fin último es don dinero y no el ser humano? Lo
peor es que no sabemos cuándo ni cómo va a terminar. Todos tienen vela en este
entierro, nadie se salva, aunque se rasguen las vestiduras. Ni la prensa, como
ya lo sabemos.
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