Por Jorge
Manco Zaconetti
Diario UNO el
septiembre 30, 2017
La historia del Lote 1-AB, ahora denominado
Lote 192 por razones de fuerza mayor, resume una historia negra de infamia, de
entreguismo de nuestros gobernantes hacia el poder de las empresas
transnacionales, constituye una fuente de corrupción, es un sinónimo de
contaminación ambiental con históricos pasivos contra el equilibrio natural de
la Amazonía que nadie asume en serio, a pesar de casi cuarenta y cinco años
(45) de explotación privada desde 1973 al 2017.
Son responsables de
tal realidad el Estado, capturado por el capital privado, con el organismo
regulador Perupetro como también las empresas Occidental Petroleum (OXY), que
sería la mayor contaminante, y también la quebrada canadiense Pacific Stratus Energy
que adopta otros nombres para despistar, que desde fines del 2015 tiene la
responsabilidad sobre el Lote 192.
Es más, a nivel
laboral el Lote 1-AB, ahora Lote 192, expone la cruda explotación laboral, en
el aislamiento de la selva, con jornadas atípicas de trabajo y enajenación de
la participación de las utilidades a los trabajadores que en lugar de percibir
como actividad extractiva el 8 por ciento de la utilidad imponible, les han
distribuido apenas el 5 por ciento de la utilidad imponible, como si fueran
trabajadores de una actividad de servicios tipo comercio.
A ello debe sumarse
el despido de más de trescientos trabajadores de parte de Pacific Stratus que
operaban el Lote 1-AB con reconocida experiencia petrolera, pues muchos de
ellos provenían de las operaciones de OXY, a los cuales no se les ha reconocido
la estabilidad del trabajo en las operaciones, para contratar a jóvenes con
menores remuneraciones.
Así, desde inicios de
los años setenta del siglo pasado con la OXY de Arnold Hammer, pasando por
Pacific Stratus el Lote 1-AB siempre ha estado bajo gestión privada, cuando por
mandato de la ley de hidrocarburos debió ser transferida a la petrolera estatal
Petroperú en agosto del 2007, tal como lo disponía la ley de hidrocarburos
vigente en 1986.
La importancia del
Lote 1-AB, ahora llamado Lote 192, al cual se le han sumado miles de hectáreas,
está ubicado en la selva norte en la localidad de Andoas, en la provincia Datem
del Marañon, en el departamento de Loreto y hasta el año 2015 ha sido el lote responsable
de la mayor producción de petróleo crudo y es también el lote que cuenta con
las mayores reservas probadas de petróleo, probables y posibles del país, que
en última instancia determinan su valor.
Con el cuadro y
gráfica correspondiente a “Producción de Petróleo en el Lote 1-AB” se puede
captar el comportamiento de la producción desde 1995 a cargo de la Occidental
con una producción diaria promedio de 53 mil barriles, con una tendencia a la
disminución crónica, pues en el 2000 se producía un poco más de 36 mil barriles
diarios para seguir en bajada a los 26,660 mil barriles en el 2007, para
ubicarse en los 9,510 barriles en el 2015 y llegar a 3,000 barriles diarios
como promedio en el período enero/agosto del 2017.
Al margen de la
tendencia decreciente de la producción debemos señalar los problemas del
Oleoducto Norperuano de Petroperú, con atentados de terceros recurrentes desde
el 2015, que explican la mínima producción de crudo del Lote 1-AB, ahora
denominado Lote 192.
Sin embargo a pesar
de los problemas del Oleoducto Norperuano, las reservas probadas y probables
del Lote 192, con sus instalaciones determinan que tenga un gran potencial
económico que se potenciaría con la modernización de la refinería de
Talara-Petroperú a partir del 2021.
¡GRAVE
CONTAMINACIÓN SIN RESPONSABLES!
Los diversos grupos étnicos de la Amazonía desde el 2009 de forma recurrente toman sus instalaciones como medida de protesta ante la inopia y desinterés del propio Estado de solucionar positivamente la grave contaminación ambiental, pues recién en dicho año, por la presión social, se impone la reinyección de las aguas residuales con contenido de aceites, aditivos que hasta ese entones se vertían irresponsablemente en los ríos, lagunas, contaminando el ambiente.
Los nativos
aguarunas, achuares, jíbaros etc. están hastiados de la grave contaminación
ambiental, cansados de las “múltiples mecidas” de los propios representantes
del Estado para resolver el grave problema ambiental, donde se verifican más de
90 pasivos ambientales que no tienen solución hasta ahora y ninguna
valorización sobre el costo de remediación por asumir, tanto de parte de las
empresas, ni de parte del Estado ni del organismo regulador y promotor de la
inversión en el sector de hidrocarburos: Perúpetro.
En la renegociación
contractual de 1986 con la OXY durante el gobierno de Alan García, ni la
negociación del 2001 en el gobierno de transición, ni en el 2015 con el
gobierno de Humala se asumió con seriedad resolver el problema de los pasivos
ambientales; la política ha sido siempre “soplar la pluma” es decir, derivar
hacia más adelante la remediación ambiental.
Cabe recordar que
según declaraciones de una empresa cuando operaba dicho lote ante la naturaleza
de crudo pesado extraído del Lote 1-AB para poder extraer 3 barriles se hacía
necesaria la inyección de 97 barriles de aguas tóxicas con químicos que una vez
obtenido el crudo eran vertidas al medio ambiente contaminando ríos, lagos y
lagunas emprobreciendo a la madre naturaleza.
Por ello, el gobierno
de ese entonces, por la presión de las comunidades nativas comprometió a una
empresa a ejecutar las inversiones en la reinyección de las aguas tóxicas
cuestión que se práctica desde el 2010 mas los pasivos ambientales no han sido
resueltos.
UN POCO DE
HISTORIA
Durante el gobierno de transición democrática 2000/2001 se llevó cabo una extensión contractual hasta agosto del 2015 por el lote 1-AB, a favor del nuevo operador que negoció con la OXY la transferencia de dicho contrato. Éste debía caducar en agosto del 2007 en razón de la renegociación alcanzada durante el primer gobierno del presidente Alan García (22 de marzo de 1986)
En el lote 192 antes
1-AB a diciembre del 2014 según el Libro Blanco de Reservas se reconocían un
poco más de 134 millones de barriles de reservas de crudo pesado que tienen un
alto valor de mercado así el crudo tenga un precio menor a los US $ 50 dólares
el barril.
Para el 2017 si se
descuenta la producción acumulada del 2015 un poco más de 3.4 millones de
barriles y el 2016 menos de 0.5 millones de barriles, las reservas probadas
explotables comercialmente bordean los 74 millones de barriles, pues con los
precios internacionales deprimidos menores a los 50 dólares el barril, el valor
económico del lote disminuye, pero siguen siendo rentables pues dicho lote con
precios de 30 dólares el barril le generaba utilidades al operador.
Claro está si dicho
lote hubiese sido transferido a PetroPerú en el 2007, la estatal se hubiese
beneficiado con el ciclo alto de precios del petróleo que llegaron a bordear
los US $ 100 dólares el barril con excepción de los niveles del 2009 por la
crisis financiera, para luego recuperarse en 2011 hasta el 2014.
Se debe tener presente
que el valor de las reservas probadas que se pueden explotar depende del precio
de mercado y de la tecnología apropiada, y la producción del crudo del lote 192
antes lote 1-AB tenía que ser exportada a precios castigados pues no puede ser
tratada por ninguna refinería que opera actualmente en el país.
En el caso del lote
192 con el nivel de reservas probadas al 2014 el horizonte de vida sería
superior a los 20 años sin contar las reservas probables, posibles y recursos
que se estiman superiores a los 400 millones de barriles, pues estamos ante el
lote más importante del país a pesar de su antigüedad.. (Ver cuadro de Reservas
Probadas)
En tal sentido, debe
reconocerse que a partir del 2021 las reservas probadas y probables del lote
192 podrán ser tratadas por la refinería modernizada de Talara que contaría con
una unidad de tratamiento de crudo pesados. Es decir, la fracturación del crudo
pesado del lote 192, e incluso de otros lotes como del lote 67, lote 39 podría
ser tratada en la refinería de PetroPerú.
Si el lote 192 fuese
transferido a PetroPerú como así lo dispone la ley aprobada por el Congreso de
la República en el gobierno anterior, la petrolera estatal contaría con la
ventaja de contar con producción propia, tanto del crudo ligero proveniente del
lote 64 como del 192, usando su propio oleoducto para el traslado del petróleo
y dotaría de un mayor agregado al crudo tratado en su refinería para
transformarlo en diesel 2 limpio con 50 partes por millón de azufre con mayores
volúmenes de gasolinas.
Estas son las
ventajas de la integración vertical de las actividades que el Congreso de la
República aspiraba mediante la ley aprobada del 4 de setiembre del 2015
mediante la más amplia mayoría parlamentaria, cuando suscribía que “Autorícese
a Perúpetro S.A. para que, previa evaluación y mediante negociación directa,
suscriba el contrato de explotación de hidrocarburos del Lote 192 a la Empresa
Petróleos del Perú, Petroperú S.A. Para este efecto exceptúese la aplicación
del artículo 6 de la presente Ley 30130 (….)
Sin embargo, las
fuerzas oscuras de la antipatria, el interés privado por encima del público
existentes en el organismo regulador PerúPetro, y el propio Ministerio de
Energía y Minas le negan al país contar con la integración vertical, pues las
reservas probadas del lote 192 tienen un mayor valor con la refinería
modernizada de Talara, dado que la producción de dicho lote antes que ser
exportada podría ser refinada en el país a partir del 2021, para bien de la
acumulación interna.
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