ESCRIBE : JORGE
MANCO ZACONETTI
Una de las ausencias fundamentales en el Mensaje a la Nación del
Presidente de la República el pasado 12 de diciembre en materia económica ha
sido el problema energético, lo relacionado a la urgente masificación del gas
natural, recurso que poseemos en abundancia, y nuestra crónica dependencia del
petróleo, que cada vez importamos en volúmenes crecientes, más de 100 mil
barriles diarios, al margen de las compras del diesel 2 con 50 partes por
millón de azufre (diesel limpio)
Ello está ligado al rol del Estado que debe jugar en el sector de
hidrocarburos, y a la necesidad de una urgente reforma cualitativa que tenga
que ver con la propiedad de los hidrocarburos, los mismos que están
constituidos por el petróleo crudo, los líquidos de gas natural y el propio gas
natural que resulta una mezcla del gas metano y butano.
Si todos los contratos de hidrocarburos firmados en el pasado bajo la
modalidad de licencia, donde el Estado transfiere a cambio de una regalía, la
propiedad plena sobre los recursos naturales, se modifican a contratos de
servicios, cuestión contemplada en la legislación vigente, tendríamos una política
energética al servicio nacional, sin afectar la gestión que seguiría siendo
privada.
Bajo la modalidad de “contratos de servicios” , el Estado pagaría una
retribución y las empresas se convertirían en contratistas del Estado, bajo
esta condición la Nación representada por el Estado recuperaría la propiedad,
la soberanía, la disponibilidad sobre los recursos naturales.
De esta forma, la explotación de los recursos naturales como el gas y
líquidos de gas natural estarán al servicio del desarrollo económico del país,
con una integración energética al servicio de los sectores sociales menos
favorecidos.
ALGUNAS PERVERSIONES
Mientras el Estado no recupere la capacidad de decisión sobre qué hacer
sobre los hidrocarburos, tendremos la paradoja mediante la cual el Gasoducto
del Sur será una ilusión a pesar de las importantes reservas que puedan existir
en los lotes 88, 56, 57 y 58 en el Gran Camisea. Igualmente la industria
petroquímica dependerá de las condiciones del precio que imponga el productor
privado.
Como país debemos ser capaces por lo menos de producir urea que resulta un
fertilizante esencial para la agricultura sobre todo de exportación, para
reponer las energías gastadas de la tierra. Se tiene en abundancia el gas
natural que está conformado por los hidrocarburos (metano y etano).
La transformación del metano en urea es un proceso industrial donde
resulta fudamental el precio del insumo como el metano. Por tanto si la empresa
privada impone un precio elevado por el gas natural, la petroquímica básica
será hasta ahora una ilusión, a pesar de tantas leyes de promoción por la
Industria Petroquímica desde el 2007.
La base industrial para la producción de urea es el gas metano y el gas de
Camisea tiene un 90 % de dicho hidrocarburo. Por ello, como no resulta de
interés para las empresas privadas, el país tiene que importar volúmenes
crecientes superiores a las 400 mil toneladas anuales de este fertilizante de
Ucrania (ex URSS) y de otros países para abastecer el mercado interno. ¡Un
absurdo económico!
ABUSOS CON EL GLP
En el mismo sentido seguirán los abusos al consumidor en materia de
precios del GLP, gas licuado de petróleo que resulta de una mezcla de dos
hidrocarburos, propano y butano, y que se vende en balones de 10 kilos y en
granel a mayores precios que no tienen correspondencia con los costos de
explotación, con la materia prima que se extrae.
En nuestro país en las zonas urbanas se tiene que abonar más de S/ 40
soles por un balón de 10 kilos y en las poblaciones rurales por encima de los
S/ 40 soles, llegando a costar en el Cuzco en la región productora más de S/ 55
soles el balón.
Debiera ser evidente que dichos precios resultan inaceptables sobre todo a
los más pobres del país que tienen ingresos diarios menores a los US $ 2 dólares
diarios. Por ello se deforestan bosques en el norte para obtener leña a costa
de los algarrobos y en la sierra se utilizan combustibles como la bosta y la
propia leña, ajenos a la modernidad.
PERNICIOSA EXPLOTACIÓN
Mientras el Estado no recupere la plena soberanía sobre los recursos
hidrocarburíferos seremos testigos de cómo del país se exportan hacia México y
terceros países volúmenes superiores a los 450 millones de pies cúbicos diarios
de gas natural del lote 56 de Camisea a precios deprimidos con regalías
miserables para el fisco. ¿Cuántos cientos de millones de dólares deja de
percibir el Estado por dicho concepto?
Igualmente mientras el Estado no recupere la plena soberanía sobre los
recursos hidrocarburíferos seremos testigos de cómo en el Consorcio Camisea
lote 88 se reinyectan más de 300 millones de pies cúbicos diarios de gas
natural, privilegiando la obtención de líquidos de gas natural de los lotes 88,
56 y 57.
Frente a nuestros vecinos Colombia y Bolivia existe un manifiesto retraso
en cuanto a la masificación del país. Después de casi 14 años de la
inauguración del gasoducto y su llegada a Lima (2004/2018) solamente unas 550
mil familias tienen acceso a la cultura del gas natural lo cual representa un
poco más de 1.2% de la demanda total.
Para el norte del país, Chimbote, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Cajamarca
se lleva el gas tratado de Pampa Melchorita en camiones cisternas, el cual es
regasificado en dichas ciudades. Debiera ser evidente que por los pequeños
volúmenes pactados el negocio es para el mercado industrial y vehicular, yen
menor medida para el consumo residencial. Igual sucede en Arequipa, Tacna y Moquegua. ¡ Una parodia de
masificación!
¿DÓNDE ESTÁ EL NEGOCIO?
Se debe reconocer que el negocio de las empresas es el abastecimiento
seguro y oportuno de gas natural a las empresas eléctricas que demandan más del
70% del total, luego a un conjunto de empresas industriales, le sigue el parque
automotor y al último el sufrido consumidor residencial.
Por ello siempre he sostenido que resulta hasta cierto punto absurdo que
se promueva la “quema del gas natural” en la generación eléctrica, donde las
empresas compran el gas de Camisea a un precio regulado por no decir
subsidiado, y tengamos que abonar mayores precios en las tarifas eléctricas, a
pesar que existe un 50 % de sobreoferta en la potencia instalada. Es decir,
existe un exceso de capacidad de generación térmica. ¡Pero curioso las tarifas
al consumidor regulado siguen subiendo!
MASIFICAR AHORA
La masificación del gas natural es un imperativo nacional para construir
ventajas competitivas a favor de las provincias del sur, centro y norte del
país, accediendo a un energético barato, seguro y ambientalmente limpio, para
las grandes mayorías.
Sin embargo para las empresas privadas si la masificación del gas natural,
no resulta un buen negocio con utilidades importantes sencillamente se posterga
al infinito. Lo que está pasando ahora. Por ello, serán “sueños de opio”
los gasoductos del sur y norte, la
petroquímica básica, el nodo energético en el sur (Ilo/Mollendo). Es decir, la
masificación del país como una forma de integración nacional, mediante la
energía barata y segura, serán una quimera.
PERVERSIONES CON EL GLP
Mientras el Estado no recupere la plena soberanía sobre los recursos
hidrocarburíferos seremos testigos de cómo en el Consorcio Camisea
conformado por una serie de empresas de un gran poder económico y político,
Aguaytía, el Consorcio Savia y Graña y Montero obtengan GLP gas licuado de
petróleo a partir de los líquidos de gas natural (LGN) y lo vendan como si el
GLP fuese obtenido del petróleo crudo, proceso de mayor complejidad y por tanto
de mayor costo.
Osinergmin el organismo regulador por
excelencia sabe mejor que nadie que aproximadamente el 90 % del GLP obtenido en
el país, se extrae a partir de las Plantas de Fraccionamiento que transforman
los líquidos de gas natural (LGN) en GLP, diésel y algo de nafta. El organismo
regulador conoce también que los precios de los LGN son US $ 10 dólares hasta
US $ 15 más baratos en relación al petróleo. Pero oficialmente se asume que
toda producción de GLP fuese a base del petróleo.
Por tanto, si los precios de LGN son más
baratos en relación al petróleo, por qué en nuestro país los precios del GLP
toman como referencia los precios internacionales del petróleo, como si toda la
producción de este combustible básico en la canasta familiar fuera obtenido del
petróleo. ¡Lo cual resulta en un saqueo al bolsillo del consumidor!
En verdad, solamente en este proceso, al
consumidor le cargan un sobrecosto mínimo de US $ 10 dólares por barril de GLP.
Luego existen otras detracciones y sustracciones, entiéndase abusos por el
costo del transporte marítimo (fletes) de Pisco al Callao, donde se cobra US $
80 dólares o más por tonelada de GLP como si el flete fuera internacional.
PRODUCCIÓN DE GLP A LA BAJA
Se debe tomar conciencia que en los centros urbanos concentrados, la
demanda de GLP es creciente, sube como la “espuma de una cerveza”. Si cuando se
privatizó Solgás la empresa filial de PetroPerú en 1992 la demanda era de 6,500
barriles diarios, en el 2000 sumaba los 14 mil barriles de GLP diarios, en el
2010 superaba los 40 mil barriles por día.
Es más, en lo que va del 2018 el promedio de ventas al mercado interno de
GLP es superior a los 60 mil barriles diarios y la producción local de este
derivado es un poco más de 40 mil barriles por día.
Por tanto, cada año importaremos es
decir compraremos al mercado exterior crecientes volúmenes de GLP, pues el
principal productor de GLP en la Planta de Fraccionamiento de Pisco, Pluspetrol
Perú Corporation (PPC), experimenta un bajón en la producción de este derivado.
Así, en el 2013 Pluspetrol producía un máximo de GLP de 49 mil barriles
diarios gracias a los líquidos explotados de los lotes 88, 56 y 57. En lo que
va del año 2018 en promedio apenas produce un poco más de 36 mil barriles por
día. Y la tendencia es a la baja
Si la tendencia se agudiza por la menor producción interna de GLP en las
Plantas de Pluspetrol (Pisco), Aguaytía, Savia (Gas Pariñas-Talara) y Graña y
Montero (Talara), se tendrá que importar mayores volúmenes de GLP, para
satisfacer el mercado interno, lo cual resulta un absurdo económico tendiendo
grandes recursos de gas natural en el subsuelo.
De allí, que la masificación del país a partir de las importantes reservas
de gas natural que subyacen no solamente en el Gran Camisea, sino también en
Piura, Tumbes, y Ucayali, sea un imperativo nacional para construir ventajas
competitivas y un mayor bienestar para las grandes mayorías.
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