viernes, 1 de septiembre de 2017

ABUSOS AL CONSUMIDOR REGULADO: OSINERGMIN SIN BRÚJULA NI REGULACIÓN



ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

La tarifa eléctrica en nuestro país tiene tres componentes que reflejan a los distintos actores empresariales que interactúan en el sector. Por un lado, la parte de generación que constituye la más importante de la tarifa representando un poco más del 52 % del costo, donde compiten una serie de empresas por despachar primero en el sistema; éste componente en los últimos años se ha caracterizado por una creciente sobreoferta en la capacidad de producción de energía, la misma que ha sido inducida por la generosidad de las políticas del sector, es decir del estado, asegurando una rentabilidad sin mayores riesgos en la reserva fría, energía no convencional, nodo energético del sur, etc., con subsidios varios, que en última instancia los asume el consumidor final, que somos los casi ocho millones de clientes regulados.

Lo curioso es que las tarifas eléctricas en lugar de bajar se incrementan en razón de las distorsiones que caracterizan al sector eléctrico, tal vez el sector más rentable de la economía peruana, después de las ganancias en el sector minero, a pesar del carácter de servicio público, y constituir un negocio ligado al mercado interno.

Por ello, si el PBI aumenta la demanda eléctrica y por tanto la producción se incrementa por lo menos 2 puntos porcentuales por encima de la tasa de crecimiento del PBI. Por tanto, cuando se crecía en promedio a tasas del 6 % del PBI, la demanda de electricidad se disparaba por delante. En cambio, si crecemos a menos del 3 % la demanda amengua y qué pasa con aquellas empresas que invirtieron en demasía en la generación con más unidades de potencia instalada, esperanzados en el destrabe de los megaproyectos mineros.

Según los datos oficiales esta capacidad de oferta de energía bordea el 50 % y se ha convertido en un problema económico para las empresas de generación que pueden ser hidráulicas si utilizan la fuerza de las aguas para generar energía, o de generación térmica si utilizan el gas natural para quemarlo como combustible, así también pueden consumir los derivados del petróleo como el diésel y petróleo residual.

Los otros componentes de la tarifa están constituidos por los costos de transmisión como por los costos de distribución, que configuran “monopolios naturales”, pues no es posible fomentar la competencia. Si usted vive en Lima Norte o Lima Sur por ejemplo, el suministro para un cliente regulado, una vivienda familiar es otorgado por Edelnor, que ahora se denomina Enel Distribución Perú, y Luz del Sur del grupo Sempra, que a pesar de las importantes utilidades operativas obtenidas están racionalizando personal, es decir, invitando al retiro a los trabajadores más antiguos, para contratar fuerza de trabajo a costos menores.

Sea como fuere, los diversos voceros del sector señalan que la situación eléctrica es difícil en la presente coyuntura pues estarían ganando menos, por la fuerte competencia entre los generadores por abastecer en mejores términos a los clientes libres, sobre todo a las empresas que pueden negociar las tarifas eléctricas directamente con un generador y/o distribuidor eléctrico, el que le ofrezca la menor tarifa.

Es más, con los últimos cambios en la legislación sectorial en el mercado de corto plazo o “mercado spot” que antes era privilegio solamente de las empresas de generación representados por el cartel del COES-SINAC (Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional), ahora podrían intervenir los grandes usuarios, es decir las grandes empresas para comprar directamente su electricidad, atraídos por los bajos precios de la electricidad en dicho mercado.

Tratando de ser comprendido por usted amable lector, según la normatividad del sector eléctrico en nuestro país existen tres mercados. El mercado regulado de baja tensión al cual pertenecemos los usuarios residenciales y de pequeño comercio. Luego está el mercado libre, conformado por menos de 400 empresas que compran directamente su energía a través de contratos de largo plazo, con las empresas de generación o distribuidoras. Por último, está el mercado de corto plazo, donde compran y venden electricidad las empresas de generación y no más de cinco grandes usuarios en la práctica, sobre todo mineras, que pueden negociar hasta el 10% de sus requerimientos de electricidad en el mercado “spot”.

Lo curioso es que a pesar de las múltiples quejas por la sobreoferta de capacidad de producción, las empresas siguen percibiendo grandes utilidades operativas y netas, las cuales serían mayores si se suman los montos que se deducen por concepto de depreciaciones y amortizaciones que se cargan a los costos de ventas pero que constituyen parte del flujo de caja, es decir forman parte del excedente económico.

Una distorsión que expresa la rentabilidad extraordinaria está en relación a los costos por megavatio hora (Mw/h) que tiene que pagar el usuario regulado que bordea los US$ 65 dólares el megavatio, mientras los clientes libres, es decir las grandes empresas pueden comprar su energía a precios menores a los US $ 30 dólares el Mw/h, incluso en el pasado reciente llegó a un costo de US $ 22 dólares el megavatio hora.

El problema para las empresas de generación que compiten en el mercado de corto plazo, el denominado mercado “spot”, es que gracias a la sobreoferta de capacidad de producción el precio de la energía, que se expresa por el costo marginal, ha venido disminuyendo dramáticamente en los últimos meses.  Como es un mercado altamente especulativo y todos quieren su tajada de la torta, compiten en una guerra de precios. Así el costo marginal que estaba a US $ 20 dólares por megavatio hora (Mw/h) ahora bordea casi la mitad para disgusto y preocupación de las empresas generadoras.

Así, esta realidad que debiera favorecer al cliente regulado por la propia naturaleza del negocio solamente privilegia a los clientes libres, es decir a las empresas que pueden abonar o pactar sus precios de energía a una tercera parte del precio pagado por los clientes regulados. ¿Dónde está el Osinergmin para ajustar las tarifas reguladas hacia abajo, si el diferencial con las tarifas de los clientes libres es mayor al 10%?


UTILIDADES OPERATIVAS SUBEN POR ASCENSOR

En el cuadro “Las Principales Empresas Eléctricas con Mayores Utilidades Operativas” 2011-2016 en miles de soles, lo cual significa que debemos agregar tres ceros a las cifras para evitar malentendidos.

 Con la información correspondiente hemos seleccionado a las principales empresas que operan en la actividad de generación, transmisión y distribución eléctrica, donde casi todas obtienen mayores utilidades operativas, que representa la utilidad como negocio en marcha, rentabilidad que sería mayor si se le suman los montos correspondientes a las depreciaciones y amortizaciones (Utilidad operativa más depreciaciones más amortizaciones es igual a la Generación Interna de Recursos GIR) que resulta ser el mejor indicador de la rentabilidad empresarial.

Como resulta evidente las primeras cuatros empresas en tener las mayores utilidades operativas, descontando a los ingresos los costos de venta, y los gastos de venta y gastos de administración, resultan estar representadas por Enersur ahora Engie Energía Perú, la estatal Electroperú, Edegel ahora denominada Enel Generación y Kallpa Generación del grupo Israel Corporation.

En el caso de Enersur del grupo Suez Energy las utilidades operativas en el período 2011 al 2016 pasan de ser 373 millones para ubicarse en 900 millones de soles, pese a la sobreoferta de capacidad de producción. Se puede decir que las utilidades de dicha empresa ascienden como la espuma de las cervezas.

La estatal ElectroPerú solamente por abrir y cerrar las compuertas de las centrales de Antúnez de Mayolo y Restitución en el río Mantaro en la región de  Huancavelica, obtiene crecientes utilidades operativas en el período que van desde los 372 millones de nuevos soles en el 2011 para llegar a los 518 millones en el 2016.

En el caso de Enel Generación antes Edegel y Kallpa tienen utilidades operativas importantes gracias a los precios regulados del gas natural de Camisea proveniente del lote 88. El gas barato de Camisea les permite a Enersur, Enel Generación y Kallpa obtener utilidades extraordinarias, pues el negocio es comprar gas barato para sus turbinas y venden energía cara al sistema, e incluso ganan relativamente más vendiendo a los clientes libres y a las empresas de distribución mediante subastas de energía.


Como se expresa en el cuadro a pesar del denominado momento crítico de las empresas eléctricas producto de la sobreoferta de capacidad de producción, menor crecimiento del PBI, subsidios tarifarios, las utilidades operativas de las empresas de generación, transmisión y distribución se incrementan a pesar de todo gracias a las distorsiones y abusos al consumidor a vista y paciencia del Osinergmin, supuestamente organismo regulador.

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