En 1851 la Caja Fiscal solo
contaba con 46,653 pesos en pagarés que todavía no se podían cobrar y se debía
salarios a los empleados públicos.
La Casa comercial Gibbs,
beneficiada con el fraude de la “Renegociación”, se había cobrado por
adelantado sobre la venta del guano que aún no se hacía y no se sabía a qué
precio por tonelada.
Este chanchullo debe ser
detallado:
La Casa Antonio Gibbs tenía
abundantes migas con el presidente Ramón Castilla, al punto que éste “renegoció
la deuda externa peruana con Inglaterra, pero de hacerlo público, Gibbs compró
los títulos de ésta a por ejemplo 1 peso y cuando se anunció la renegociación,
estos títulos se revalorizaron y los vendió a 10 pesos.
¿Cómo
se enteró Gibbs antes que los otros acreedores de la renegociación?
La renegociación hizo que el
Perú cediera la mitad de sus ingresos millonarios por el guano a los acreedores
ingleses. La tonelada de guano en 1846 se valorizó en 8 Libras Esterlinas.
Para 1847, ya estaba a 10 Libras Esterlinas la
tonelada.
El negociado
Si tanto se condenó el Tratado
Vivanco-Pareja con España en 1865, la “Renegociación” de Castilla fue diez
veces peor para el país.
Por una deuda con Inglaterra
que, según cifras oficiales de la época, haya sido 500 mil Libras, terminamos
pagando más de 3 millones de Libras Esterlinas. Además de no ver ni un peso del
guano que exportábamos a otros países de Europa, hasta cancelar una deuda
criminalmente abultada.
Haciendo números:
En 1849, el Perú tuvo como
ingreso bruto por la venta del guano 4’735 mil pesos; en 1850, 4’221 mil y en
1851, 6’170 mil, valorizando la tonelada de guano en 30 pesos.
Totalizando entonces, en 3 años: 15’026 mil pesos.De
ese total, quitemos la mitad descontada por la renegociación: 7’513 mil pesos.
Descontemos las exportaciones a
Europa, que es otra mitad, dejando entonces: 3’756 millones de pesos. Ése es el
total neto, después de todos los sablazos de los acreedores, permitido por
Castilla.
¿Si la Caja Fiscal, según
cifras oficiales, tenía sólo 46, 653 pesos, dónde está la recaudación limpia
del Estado, sin contar ese 1851, de 2’194 mil pesos?...
Robo y esclavitud
Pero,
estimado lector (a), si asume que éste fue el único oprobio, falta aún más…
El guano se hallaba depositado
en varias islas: De Lobos (Piura); Lobos de Tierra (Lambayeque); Lobos de
Afuera, Macabí y Guañape (La Libertad); Santa y Del Terror (Áncash); Don Martín
y Ancón (Carabayllo) e Isla Grande (Callao).
Pero los depósitos naturales
más importantes se hallaban en las tres Islas de Chincha (Paracas, Ica): La
Norte, Centro y Sur, cuyas capas de guano llegaban a 50 metros…Un enorme queso
despedazado en tajadas.
Los acreedores se cobraban la
deuda que teníamos con ellos, con nuestro guano (a eso se le llama consignación
y a los acreedores, consignatarios) y el presidente Castilla, no contento con
autorizar un pago sobrevalorado, les dio mano de obra…gratis: presos y esclavos
negros.
Sí, el supuesto liberador de
afroperuanos, les dio esclavos a los ingleses para facilitarles la vida a
nuestros agiotistas.
Repartija
Pero el vergel del guano, no
podía ser para uno nomás. El gobierno firmó un contrato con el hacendado iqueño
y ex encargado de la presidencia, Domingo Elías, para que monopolice el
servicio de acarreo del guano de la isla hacia los barcos de vela mercantes y
que se cobrara con 1/3 por tonelada de los ingresos del fertilizante cobrado
por el Perú.
Encima de lo poco que ingresaba de tal riqueza para
el país, Castilla lo repartía entre sus amigos.
Elías usó a labriegos chinos
que esclavizaba en sus haciendas, denigrados con el nombre de culíes, para la
dura labor de acarreo del guano, quien sabe si les pagaba.
Sacando el jugo
Pues bien, ahora pasemos al
cómo, descaradamente, el gobierno de Castilla y su entorno sustrajeron tanto
jugo como pudieron a la naranja guanera.
Primero, al año de asumir el
poder Ramón Castilla, suelto de huesos, aprovechó que el Congreso ya finalizaba
la legislatura para presentar un presupuesto público, el primero de la historia
republicana…como el Legislativo había concluido no lo vio, así que el gobierno
lo promulgó él mismo…pero en dicho presupuesto figuraba sólo los gastos, pero
no los ingresos… No se sabía cuánto había recaudado el Estado en esos años, con
exactitud, por tanto, no se podía saber cuánto dinero se gastó bien ni cuánto
se malversó o desapareció…A eso se le llama ROBO.
Lluvia de pesos
De 1,9 millones de pesos de
ingresos en 1846, éstos se dispararon a 5,3 millones en 1849 y ahí empezaron a
crecer los problemas… Dos años después, se denunció que esos 5,3 millones
fueron en realidad 4,3 millones de pesos, vale decir, que 1 millón de pesos se
hicieron humo.
Las evasivas fueron de lo más
risibles: error al computar ciertos ingresos o no se examinó bien algunos
egresos…Para calmar las aguas, se encontró que había ingresado al Fisco 823,
247 pesos, pero provenientes de adelantos de impuestos cobrados a importadores
a quienes al final el Estado debía pagarles con intereses.
El sostén del Estado, hay que
aclarar, eran el guano y el tributo indígena. La contribución personal de éste
último era de 1 millón de pesos anuales.
Castilla,
el “liberador”, abolió el tributo al jornalero y a los clérigos pero no al
indio…a pesar de la bonanza económica
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