miércoles, 4 de febrero de 2015

Votar viciado

Por: Gustavo Faverón Patriau

Martes, 27 de enero de 2015 | 4:30 am

Continuamente elegimos y reelegimos a delincuentes para ejercer cargos públicos. Ellos, a su vez, colocan a secuaces y guardaespaldas en puestos de confianza. El resultado es que nuestro sistema político se parece cada vez más a nuestra escena criminal. Las mafias que deberían ser desmontadas desde el poder tienen más y más conexiones con el poder, o lo ejercen directamente. Los sospechosos gozan de inmunidad. Perseguirlos parece una violación de las libertades políticas, porque muchos de los que deberían ser investigados son gobernado-res, congresistas, ministros, alcaldes, líderes partidarios, políticos populares, candidatos inminentes.

Podemos culpar del deterioro de la clase política a los miembros de la antigua clase política, que desperdiciaron dos siglos de oportunidades y no hicieron otra cosa que propiciar el acercamiento entre el poder y la delincuencia para mantener sus privilegios. Pero la culpa no es sólo de ellos, sino también de quienes perseveran en dar su voto a personajes acusados de robo, estafa, malversación, asesinato, abuso del poder y violaciones de los derechos humanos. Nos obstinamos en despejarles el camino de la impunidad, los dejamos libres un día y al día siguiente evaluamos la posibilidad de elegirlos otra vez. Nos condenamos al fracaso y nos hacemos cómplices.


Hoy la idea común es que pasada la primera vuelta en las próximas elecciones tendremos dos opciones: votar por la mafia de García o por la de los Fujimori. ¿En verdad estamos condenados a eso? Probablemente, pero no nos condena el destino, sino nuestra obcecación, nuestra pasividad y nuestra costumbre de convivir con la inmoralidad. Porque, incluso si sucede, si nada nos salva de ese futuro, ¿por qué no consideramos seriamente la opción del voto viciado? Ante la disyuntiva de votar por unos u otros, votemos viciado: no seamos parte de ninguna de las mafias. Si tenemos consciencia, votemos de acuerdo a nuestra consciencia, hagamos algo por recordar que la tenemos. 

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