Patricia Wiesse
Directora de la Revista Ideele
Gerardo Saravia
Editor revista Ideele
A pesar de todo el horror que ha vivido el pueblo de
Chuschi y las vejaciones de las que sigue siendo objeto, la vida continúa su
curso. Lo que apremia ahora a los pobladores son los problemas concretos de
subsistencia y progreso. Escuchan a sus políticos hablar del despegue económico
y quieren ser parte de una fiesta en la cual siguen siendo extraños.
Treinta y cuatro años después del inicio de la guerra
interna, y 10 años después del Informe
de la CVR, Chuschi exhibe las siguientes cifras: 80% de pobreza y 60% de
pobreza extrema; 62% de desnutrición. Los mismos males de siempre lo asolan:
TBC, desnutrición, falta de escuelas y centros de salud.
Chuschi no ha permanecido inmutable en el tiempo. Más bien, mucho se ha perdido. La sociedad tradicional y cerrada de la que daban cuenta los antropólogos no existe más. Lo que encontramos ahora es una pobreza mayúscula insertada en la modernidad. Aunque es necesario destacar que en estos últimos meses se ha incrementado el apoyo a través de varios programas sociales excesivamente focalizados (Mi Chacra, Juntos, Pensión 65). También se está construyendo un hospital a unos pasos de la plaza principal, que atenderá a las personas de los lugares aledaños.
Chuschi no ha permanecido inmutable en el tiempo. Más bien, mucho se ha perdido. La sociedad tradicional y cerrada de la que daban cuenta los antropólogos no existe más. Lo que encontramos ahora es una pobreza mayúscula insertada en la modernidad. Aunque es necesario destacar que en estos últimos meses se ha incrementado el apoyo a través de varios programas sociales excesivamente focalizados (Mi Chacra, Juntos, Pensión 65). También se está construyendo un hospital a unos pasos de la plaza principal, que atenderá a las personas de los lugares aledaños.
Mientras en lugares distantes se discuten conceptos como
reconciliación y “voltear la pagina”, en Chuschi hace tiempo que la urgencia
cotidiana los ha hecho mirar hacia adelante. No es que la herida esté
cicatrizada, ni que teman convertirse en estatuas de sal, sino que no les
sirve. Se cansaron de esperar. Su preocupación actual es la otra guerra que
gratuitamente les han declarado. Su lucha ahora es por la integridad de su
territorio, que tiene que ver no solo con la dignidad sino también con
beneficios concretos.
Otra de sus reivindicaciones específicas, en esta lógica
de mirar hacia adelante, es la creación de un instituto tecnológico. Con la
esperanza de que este reportaje sea leído por alguna autoridad y se ponga las
pilas, Eladio Huamaní, consejero regional por la provincia de Cangallo, explica
por qué: “Muchas familias no han accedido a un centro de educación superior,
sea técnica o universitaria, por falta de recursos económicos. Ésta es zona
ganadera y agrícola y se puede brindar asistencia técnica en el sector
agropecuario. Ahorita ya está el expediente en el Ministerio de Educación y van
a venir este mes para verificar”
¿Qué hizo que los miembros de la Asociación movieran cielo y
tierra en Lima y luego se trasladen a su terruño para alertar a la población?
La ligazón que nunca se rompió, incluso en los momentos más miserables de la
guerra. El amor por la tierra y la bronca por el abuso. Esta vez no les vuelven
a quemar las ánforas.
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