César Lévano
Razón Socialcesar.levano@diariolaprimeraperu.com
Días
atrás, en el homenaje de Construcción Civil a Javier Diez Canseco, cité la
frase que me transmitió una amiga: “En el Perú, para ganar un juicio
tienes que ser coimero, corrupto y forajido”.
El expresidente
Alan García
y sus exministros, que se enriquecieron personalmente y empobrecieron al
Estado, podrían darnos lecciones al respecto. Ahora, García y sus colaboradores
están pidiendo que sus casos, que investiga una Megacomisión del Congreso,
sean derivados a la Fiscalía de la Nación. ¿Por qué?
El
congresista Daniel Abugattás ofreció ayer la clave. La Fiscalía de la Nación se
ha convertido en una coladera para los corruptos, en una fábrica de indultos.
El exministro Enrique Cornejo, quien vendió a precio de remate los terrenos de
Collique destinados a la aviación Civil, y el exministro Juan Antonio Chang,
que casi regaló los valiosos terrenos del Ministerio de Educación,
conocen la generosidad de la Fiscalía. También la conoce Jorge del
Castillo, otrora presidente del Consejo de Ministros, que quería
emplear los fondos de un negociado petrolero para sus ansias electorales.
Qué
casualidad que todos esos personajes sean apristas y socios de Alan García.
Una
precisión semántica: el sustantivo forajido surgió para designar a los
delincuentes que merodeaban por fuera de las ciudades. En otros tiempos, en Lima se tildaba de
forajidos a los asaltantes que robaban en la Tablada de Lurín. Ahora hay
forajidos que se refugian en París o en Miami.
Abugattás
recordó ayer que el Fiscal José Antonio Peláez es cercano al APRA y precisó que el
gerente del Ministerio Público, Fernando Lazo, es amigo íntimo y hasta compadre
de García. Más aún: denunció también que José Luis Caloggero, asesor del
Fiscal, fue viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior en el
segundo período de García.
El
legislador nacionalista exhibió documentos que ilustran el sesgo aprista de la
Fiscalía de la Nación. Por ejemplo cuando dio por terminada la designación de
la fiscal Flor de María Vega. La culpa de esa magistrada fue que iba a denunciar
a los implicados en el caso de los petroaudios.
Cuando la
doctora María Zavala fue ministra de Justicia, la Comisión de Gracias rechazó
la solicitud del general de Policía
(r) Juan Fernando Dianderas para que el Presidente García le concediera
indulto.
De
inmediato cambiaron a la doctora Zavala. Entró la ministra aprista Rosario
Fernández, quien enseguida nombró a Facundo Chinguel como presidente de la
Comisión de Gracias. Dianderas salió libre, y luego volvieron a la calle
cientos de narcotraficantes de alta peligrosidad y delincuentes prontuariados,
todos los cuales volvieron a delinquir.
Abugattás
ha señalado con acierto que el Congreso
debe investigar a fondo y encauzar acusaciones por canales que no sean los de
la Fiscalía. La justicia no puede servir a coimeros, corruptos y forajidos.
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