martes, 4 de junio de 2013

¡Basta Ya! ¡Custodiemos nuestro mar y la pesca como se debe!


 Escribe Patricia Majluf


Patricia Majluf / Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Cayetano Heredia

En las últimas semanas hemos visto con asombro en la televisión a diversos personajes atacando con rabia extraordinaria las medidas de manejo pesquero dictadas recientemente por el Ministerio de la Producción. Digo asombro porque nunca los medios le habían puesto tanta atención al Sector Pesquero. ¿Cómo es posible que estos personajes, algunos ilustres desconocidos, otros recientemente graduados de “expertos” en pesca, estén por semanas en todos los canales –inclusive varias veces en el mismo programa– con la misma cantaleta? A mí me da mucho que pensar. ¿Por qué tanto ruido? Porque los pesqueros han perdido el control del Ministerio y la Pesca que siempre tuvieron.

Los cuentos que sacan cada semana los que hoy atacan a las autoridades pesqueras, hasta podrían dar risa por lo desinformados e incoherentes que son. Estos señores apelan a un nacionalismo desatinado pero siguen usando a Chile como modelo, aun cuando sus principales pesquerías están al borde del colapso y sus políticas pesqueras son incluso menos justas que las nuestras. También exigen volver al régimen que les permitía pescar a una milla de la costa en el Sur, sin importarles los impactos del arrastre de sus redes sobre los fondos marinos de zonas poco profundas y sobre los recursos para el consumo humano que pescan los artesanales.

Algunos dicen que sí están de acuerdo con la protección de las cinco millas para la pesca artesanal, pero no con las diez que ahora se proponen. Yo todavía no entiendo bien este tema (sería bueno que se hiciera público el sustento técnico de esta nueva franja de protección), pero nos guste o no el tan criticado Decreto 005, todavía imperfecto y faltándole los mecanismos de control necesarios para hacerlo efectivo, ésta es una importante medida de ordenamiento. Además, hay que resaltar lo inaudito que es ver autoridades pesqueras enfrentándose enérgicamente con sus administrados (antes el “ordenamiento” venía previamente acordado con los interesados) y más extraordinario aún, el que cuenten con el respaldo explícito y fuerte (aunque poco informado) del Presidente de la República.

Hace tiempo que se requiere un ordenamiento integral del Sector Pesquero. Todos saben de la corrupción generalizada del mismo: para cada medida de control existen trucos para “sacarle la vuelta” sin ser sancionado y ganar más. La falta de control efectivo y las innumerables modificaciones a la Legislación que impunemente se han venido haciendo a la medida de los intereses de pesqueros grandes y chicos, permitiéndoles operar “dentro de la Ley”, han llevado a la triste situación en que estamos actualmente. Los peces y mariscos que más deseamos comer y que se promueven como parte esencial de nuestra famosa gastronomía, o han desaparecido o están tan caros que sólo unos pocos los pueden comprar. 
 
La anchoveta, nuestra especie más abundante y nutritiva que tendría que ser la base de la alimentación de nuestros muchos niños malnutridos, casi toda es usada para hacer harina que es exportada para la producción de proteína cara en los mercados mundiales. Peor aún, aunque quisieran, los harineros no podrían usar para el consumo humano los millones de toneladas de anchoveta que se les da anualmente como cuota de pesca: ¡legalmente sólo pueden usarlos para hacer harina! Con mil millones de malnutridos en el Perú y el mundo, esta situación no es sostenible ni justa.

Dicen los pesqueros que la anchoveta no está en peligro de extinción. Efectivamente, hablar de peligro de extinción en pesca es complicado, sobre todo en una especie tan abundante y de comportamiento tan dinámico como es la anchoveta. Sin embargo, sí podemos decir que su explotación real es excesiva. Oficialmente pareciera que no, pero si se contara la pesca ilegal, la no registrada y la no regulada (incluyendo la que realizaron los “artesanales” por años, desde mucho antes que se de el Decreto 005, sin que nadie se queje), resulta que la captura total real de anchoveta finalmente es mucho mayor que la cuota anual que recomienda el IMARPE, en teoría lo máximo que se podría pescar en forma sostenible. Todos los saben, pero de esto tampoco nadie se queja.

Los pesqueros reclaman que la Ministra y su Viceministro no saben de pesca y hacen todo mal. Piden que se ponga nuevamente a un pesquero de Ministro… Pero, ¿alguien realmente cree que un pesquero tradicional haría el intento de ordenar el Sector en serio?… Yo no. Creo que ya es hora de que se haga una limpieza profunda del Sector y urgentemente: a) se independice, reorganice y se le den los recursos financieros y humanos necesarios al IMARPE para tener un instituto científico de primer nivel mundial que asesore bien al Ministerio; b) se revise la legislación pesquera y se asignen los recursos para lograr un efectivo manejo con enfoque ecosistémico de nuestro mar y sus pesquerías más apreciadas o importantes; y c) se den las cuotas de pesca que resulten en la repartición transparente y justa de la anchoveta para todos sus usuarios permitiéndose que cada uno use su cuota para lo que le de mayor valor. Así lograremos utilizar nuestra biodiversidad marina más justa y sosteniblemente y que ésta finalmente contribuya en forma importante al bienestar nacional.

¡Basta ya de dejar a unos pocos hacer lo que les da la gana con los recursos de todos nosotros! Como peruanos que queremos seguir comiendo ceviche y otros manjares marinos, exijamos un buen manejo de nuestros peces y mariscos. La conservación marina no es, como creen algunos, sólo proteger (abrazar) a sonrientes delfines, preciosos lobos o la ola perfecta. Preocupémonos seriamente por nuestro mar y sus recursos. Cuidándolos bien, podemos recuperar la excepcional riqueza marina que tuvimos hace menos de sesenta años y desperdiciamos por desidia. Levantémonos todos y reclamemos con fuerza que se custodien bien nuestros recursos y ecosistemas marinos y así podamos tener el mar y la pesca que queremos, para siempre.

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