Pidió indulto, el reo Alberto Fujimori que
emputeció a las Fuerzas Armadas, el que hizo del Congreso un chiquero, suprimió el
orden constitucional, desconoció su firma y hasta su huella digital con tal de
no pagarle una deuda a la madre de sus hijos.
Pidió indulto el patético pobre diablo de Fujimori.
Aquel que se atribuye todos los poderes para las cosas que salieron bien, y se
pinta como un presidente disminuido, desinformado e irresponsable cuando le
mencionan los asesinatos que cometían los criminales a los que él felicitaba,
ascendía y amnistiaba.
Pidió indulto y pidieron indulto sus hijos e hijas,
sus doncellas, sus congresistas, quienes argumentaron que debemos agradecerle
el haber sacado al país de la crisis económica y corrupción en la que nos hundió Alan García – quien hizo
tanto para que Fujimori lo sucediera -, pero tenemos que olvidar que con él
todos los derechos del trabajador fueron abolidos, todo asomo de equidad fue
perseguido, toda corrupción en el proceso de las privatizaciones fue posible,
es decir vendió toda la riqueza de la abuelita y su cofre quedó vacío...porque
quedó en manos de los corruptos.
Pidió indulto y pidieron indulto sus hijos e hijas,
sus doncellas, sus congresistas, quienes argumentaron que hay que ser gratos
con sus gobiernos pero no podemos recordarle su repugnante papel en la derrota
peruana del Cenepa, cuando nuestros soldados carecían de logística,
comunicaciones y, en muchos casos, de rancho y de zapatos y lo que es peor
ocultar la entrega de 42 Km2 en la zona del Cucumaza Bumbuisa y el Yaupi Santiago.
Pidió indulto y pidieron indulto sus hijos e hijas,
sus doncellas, sus congresistas, quienes argumentaron que debemos ser gratos
con su régimen porque “refundó el país”, pero tenemos que olvidarnos de sus
ministros o están presos o están con orden de captura por ladrones.
Pidió indulto y pidieron indulto sus hijos e hijas,
sus doncellas, sus congresistas, para el sujeto que cerró el Congreso, permitió la rapiña más grande de la que se
tenga noticia, convirtió a un edecán en fiscal para entrar a robar maletas en
la casa de Trinidad Becerra, la esposa de su socio en la banda criminal, que
vivió entre alimañas, que dio un golpe de Estado cuando su esposa, en un rapto
de bendita locura, denunció los asaltos de la hermana Rosa y del cuñado Aritomi
a la caja de Apenkai, este probo encubridor de Miyagusuku, esta vergüenza que
grita lo que lee y juega con la voluntad de olvidar de los peruanos.
Este sujeto
Alberto Fujimori Fujimori, en suma, sigue siendo exactamente el mismo miserable
que la miseria moral adora y hace suyo. El secreto de Fujimori es que ha
convertido en socialmente exitosos los peores vicios de la “peruanidad”: la
crueldad en el tumulto, el cinismo como método y, sobre todo, la cobardía
elevada a la categoría de función vital.
Ahora
saldrán a los medios de comunicación, su hija Keiko y su Hijo Kenyi, sus
congresistas a despotricar por la decisión del presidente Ollanta Humala Tasso
de no indultar al reo Fujimori, el preso que vive como rey en su cárcel dorada
de La DIROES. Seguro que seguirán utilizando la millonaria reserva cínicamente
robada a las arcas del estado peruano, con fines electoreros, y realmente da
pena ver que existen aún muchísimos peruanos y peruanas que siguen subyugados
al fujimorismo y gritan sin muchas veces terminar de entender lo que vociferan
y todo por haber recibido una miserable dádiva.
El poder
judicial en alguna forma le ha devuelto al país algo de dignidad. Ollanta
Humala Tasso le ha devuelto la dignidad a millones de peruanos. Alan García
Pérez, actuó como lo hacen los cobardes, dejarle al presidente Ollanta Humala para
que tome la decisión.
Amigos y
amigas hagan un examen de conciencia, si les queda un poco de amor por la
patria y mucha dignidad... hagan efecto multiplicador este comentario ... que
lo único que lleva es un refrescante toque a nuestra ingrata memoria, que
permite olvidar rápidamente lo que pasa en nuestra patria.
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