sábado, 28 de diciembre de 2013

Exministra Helfer dice que autonomía universitaria no debe ser pretexto para lucrar como hacen algunas autoridades universitarias.


Exministra Helfer emplaza a rectores

Javier Solís

Redacción

Jueves 26 de diciembre del 2013 | Política |


—El dictamen de la nueva Ley Universitaria ha generado controversias, ¿cuál es su posición?

—El debate recién comienza en el Pleno. Me parece que de todas maneras tiene que haber una Ley Universitaria y que tiene que atacar fuerte los problemas que son gravísimos. La universidad no puede seguir así en un país que pretende desarrollo y progreso, no puede seguir con la calidad de educación universitaria que tenemos en el Perú por culpa de la privatización de la educación. En el Perú hay una norma 882 que es nefasta, que se dio con un cambio constitucional nefasto en la época de Fujimori, que permite el lucro en la educación. Por una situación como esta, la presidenta electa Bachelet, en Chile, ha tenido como eje de su campaña destinar más presupuesto y más recaudación para la educación y no para lucrar con la educación.

 —Pero hay quienes defienden el lucro en la educación…

—En nuestro país parece normal el lucro. Cualquiera que diga no al lucro en la educación prácticamente es un pecado. Algunos estamos dispuestos a pecar y a llamar a las cosas por su nombre. Mientras no desaparezca este comercio que hay en las universidades, no se va a poder mejorar. Esos temas no van a contentar a todo el mundo y menos a los dueños de las universidades ni de las instituciones privadas sumamente lucrativas. Hagamos un debate amplio.

—¿Usted coincide con el presidente Ollanta Humala quien dijo que hay universidades de mala calidad que estafan a los jóvenes?

—No ha dicho nada que sea mentira. Eso lo sabe todo el mundo, solo que en boca del Presidente llama la atención y es una acusación muy fuerte. Dentro del Congreso hay enormes intereses y lobbies a favor de la educación privada, y de eso no hay ninguna duda.

—Entonces, esa declaración es positiva…

—También me gustaría escuchar de las autoridades, comenzando por el Presidente, que van a reivindicar al Estado para que tenga un mayor protagonismo en la educación y una defensa fuerte de la escuela y la universidad pública y eso incluye mayor presupuesto, fortalecer las universidades públicas y repensar cómo captamos a los mejores profesionales para las universidades. Una reforma universitaria fuerte es impostergable.

—¿Por qué cree que la Superintendencia de Educación Universitaria que supervisará la calidad de las universidades así como la creación de las mismas ha generado la oposición férrea de los rectores?

—Esa es una discusión periférica porque no es la esencia de la reforma. Cuando nosotros estábamos en el Congreso se creó el Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades (Conafu), con la esperanza de que esta institución pusiera coto a la creación de universidades de medio pelo, pero el Conafu se convirtió en una institución más que permitió, consintió y auspició que se sigan creando más y más universidades. Sabemos cómo se crean y cómo se utilizan estas para intereses particulares. Más del 50% de las universidades en Lima y en las principales capitales de provincias, ya son privadas.

—¿La autonomía universitaria se verá afectada o será respetada con esta nueva ley?

La superintendencia no le quita autonomía universitaria legítima porque algunos rectores usan la autonomía para otro fin: autonomía para lucrar.

La autonomía universitaria debe ser para dar calidad, para pensar libre, para crear conocimientos, para investigar. Si esa autonomía solo es usada para pagarme el sueldo que a mí me da la gana y nadie puede decirme nada porque es mi empresa privada educativa, entonces se ha tergiversado este derecho.

—¿El papel de la Asamblea Nacional de Rectores ha contribuido en algo a mejorar la calidad de las universidades?

—Es una sociedad de rectores y de universidades que representa a sus intereses, al igual que un sindicato. Es una asociación que está cumpliendo su rol de representar a esas universidades. Tiene que replantearse su sistema y si tiene que desaparecer la ANR para mejorar la calidad de la educación universitaria y promover la investigación, pues que desaparezca.

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