Exministra
Helfer emplaza a rectores
Javier Solís
Redacción
Jueves 26 de
diciembre del 2013 | Política |
—El dictamen de
la nueva Ley Universitaria ha generado controversias, ¿cuál es su posición?
—El debate recién
comienza en el Pleno. Me parece que de todas maneras tiene que haber una Ley
Universitaria y que tiene que atacar fuerte los problemas que son gravísimos.
La universidad no puede seguir así en un país que pretende desarrollo y
progreso, no puede seguir con la calidad de educación universitaria que tenemos
en el Perú por culpa de la privatización de la educación. En el Perú hay una
norma 882 que es nefasta, que se dio con un cambio constitucional nefasto en la
época de Fujimori, que permite el lucro en la educación. Por una situación como
esta, la presidenta electa Bachelet, en Chile, ha tenido como eje de su campaña
destinar más presupuesto y más recaudación para la educación y no para lucrar
con la educación.
—Pero
hay quienes defienden el lucro en la educación…
—En nuestro país
parece normal el lucro. Cualquiera que diga no al lucro en la educación
prácticamente es un pecado. Algunos estamos dispuestos a pecar y a llamar a las
cosas por su nombre. Mientras no desaparezca este comercio que hay en las
universidades, no se va a poder mejorar. Esos temas no van a contentar a todo
el mundo y menos a los dueños de las universidades ni de las instituciones
privadas sumamente lucrativas. Hagamos un debate amplio.
—¿Usted coincide
con el presidente Ollanta Humala quien dijo que hay universidades de mala
calidad que estafan a los jóvenes?
—No ha dicho nada
que sea mentira. Eso lo sabe todo el mundo, solo que en boca del Presidente
llama la atención y es una acusación muy fuerte. Dentro del Congreso hay
enormes intereses y lobbies a favor de la educación privada, y de eso no hay
ninguna duda.
—Entonces, esa
declaración es positiva…
—También me
gustaría escuchar de las autoridades, comenzando por el Presidente, que van a
reivindicar al Estado para que tenga un mayor protagonismo en la educación y
una defensa fuerte de la escuela y la universidad pública y eso incluye mayor
presupuesto, fortalecer las universidades públicas y repensar cómo captamos a
los mejores profesionales para las universidades. Una reforma universitaria
fuerte es impostergable.
—¿Por qué cree
que la Superintendencia de Educación Universitaria que supervisará la calidad
de las universidades así como la creación de las mismas ha generado la
oposición férrea de los rectores?
—Esa es una
discusión periférica porque no es la esencia de la reforma. Cuando nosotros
estábamos en el Congreso se creó el Consejo Nacional para la Autorización de
Funcionamiento de Universidades (Conafu), con la esperanza de que esta
institución pusiera coto a la creación de universidades de medio pelo, pero el
Conafu se convirtió en una institución más que permitió, consintió y auspició
que se sigan creando más y más universidades. Sabemos cómo se crean y cómo se
utilizan estas para intereses particulares. Más del 50% de las universidades en
Lima y en las principales capitales de provincias, ya son privadas.
—¿La autonomía
universitaria se verá afectada o será respetada con esta nueva ley?
—La superintendencia no le quita autonomía
universitaria legítima porque algunos rectores usan la autonomía para otro fin:
autonomía para lucrar.
La autonomía universitaria debe ser para dar calidad, para pensar libre,
para crear conocimientos, para investigar. Si esa autonomía solo es usada para
pagarme el sueldo que a mí me da la gana y nadie puede decirme nada porque es
mi empresa privada educativa, entonces se ha tergiversado este derecho.
—¿El papel de la
Asamblea Nacional de Rectores ha contribuido en algo a mejorar la calidad de
las universidades?
—Es una sociedad
de rectores y de universidades que representa a sus intereses, al igual que un
sindicato. Es una asociación que está cumpliendo su rol de representar a esas
universidades. Tiene que replantearse su sistema y si tiene que desaparecer
la ANR para mejorar la calidad de la educación universitaria y promover la
investigación, pues que desaparezca.
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