jueves, 12 de diciembre de 2013

NUEVA LEY UNIVERSITARIA PARA LA COMPETITIVIDAD DE LA EDUCACION SUPERIOR


El debate para aprobar una nueva ley universitaria, debe ser la oportunidad para discutir y proponer que tipo de universidad necesitamos para que nuestro país alcance su modernidad y competitividad, donde la educación resulta fundamental para lograr este objetivo. Siendo necesario, que la universidad en sus misiones tradicionales como son la generación de ciencia y tecnología y de formación profesional, desarrolle su tercera misión como es la transferencia de conocimientos a la sociedad, para ser agente activo del cambio y contribuir al desarrollo del país.

En circunstancias de una profunda crisis moral y ética, que corroe los cimientos de nuestra sociedad como consecuencia de la corrupción generalizada, es necesario que la universidad sea el faro que alumbre la ceguera social agravada con la perdida de confianza y credibilidad que puede conducirnos a ser una sociedad inviable; por lo que, la nueva ley universitaria no solo debe ser la respuesta a mejorar la educación superior tan venida a menos, con la exigencia de la acreditación académica de la universidad a los estándares internacionales, sino que también la universidad debe estar a altura de las exigencias actuales para alcanzar el ansiado desarrollo económico y social, que cancele progresivamente la pobreza y dependencia estructural en nuestro país.

Resulta fundamental que el nuevo texto legislativo sobre la universidad, recoja e interprete la voluntad de los miembros de la comunidad universitaria como son los docentes y estudiantes, sino que también deber ser tomada en cuenta la opinión nacional que demanda y exige instituciones educativas de calidad y competitivas. Los países que hoy muestran niveles de desarrollo que se reflejan en mejores estándares de vida para su población, son el resultado de políticas de Estado estables y permanentes en materia de educación a todo nivel, donde le educación superior es el soporte de un plan de desarrollo nacional, que lamentablemente en nuestra país gobierno tras gobierno no establecen  un compromiso serio e institucional con la educación.

Los legisladores deben entender que la universidad, no solo requiere una nueva ley para ejercer control acerca del rumbo de la educación superior, en el ámbito académico como parte del sistema educativo del país; sin embargo, este propósito no debe colisionar o afectar su genuina autonomía, que significa su total independencia frente al poder de turno y con plena libertad para crear y generar ciencia y tecnología  y el desarrollo de sus ideas y pensamiento  crítico,  alejado del temor de su sometimiento por la fuerza de la ley o el imperio de la fuerza política del gobierno de turno.

La nueva ley universitaria que espera la comunidad universitaria y el país, debe responder a la exigencia de adecuar la educación superior a los retos y desafíos que nos plantea la sociedad del conocimiento, donde los países alcanzan su desarrollo no por la riqueza de recursos naturales en  su territorio; sino, como consecuencia de la investigación y desarrollo con innovación. El conocimiento nos permitirá tener la capacidad de dar respuesta a los desafíos de los nuevos tiempos. La economía mundial registra altos estándares de bienestar humano, en países que han privilegiado la  inversión y recursos en educación.

Después de tres décadas de vigencia de la actual ley universitaria, resulta imperioso que se reforme la legislación universitaria no para satisfacer caprichos de los que  creen que pueden controlar la libertad del  pensamiento, como tampoco de los que ven a la universidad como un medio para medrar de sus recursos y perpetuarse en el cargo sin aportar nada nuevo a su renovación y cambio.

Lima, Noviembre 06  de 2013

Econ. Máx. A. Barrueto Pérez

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