miércoles, 11 de enero de 2017

Tufo político

Eduardo Mendoza Seminario
Lalomes6@hotmail.com                                                     Blog: 05 - 01 - 2017

No aprovechemos el caso Odebrecht para el escándalo (Dios condena el escándalo más no el pecado), decir que somos corruptos y no de ahora sino desde tiempo atrás, gobierno tras gobierno, politizando como siempre los problemas. No perdamos la ecuanimidad, la calma, para permitirnos actuar con sensatez y encontrar la mejor salida para beneficio de nuestra patria. Una alternativa que no perjudique la economía nacional, pensando en nuestro bienestar. La vida es así. No todo es color de rosa.

Revisando antecedentes históricos, me vienen al recuerdo la integración latinoamericana, cuantas cumbres presidenciales y firma de acuerdos para formalizarla. Los discursos y compromisos firmados no valen si no se concretan en obras físicas, que de por medio significa inversión, ciencia y tecnología. En este caso infraestructura vial, transporte, industria, energía, servicios. Lo demás cae por su propio peso., empresas privadas y gestión pública. De igual manera la concertación entre la gestión empresarial privada y el gobierno de acuerdo a ideologías políticas.

IIRSA, Integración de Infraestructura Regional Sudamericana, es un clarísimo ejemplo, y estamos viviendo un pandemonio en Brasil y Perú, pero que no tardará en extenderse a otros países de América Latina. Las empresas comienzan con un determinado giro de actividad económica y con el tiempo, mediante la modalidad de consorcios, que permite la legislación, se convierten en colosos de la inversión. Qué casualidad que sea Brasil, un coloso latinoamericano y gobernado por un partido político, Partido de los Trabajadores, de tendencia izquierdista. Cuando de por medio vivimos la corriente del capitalismo.

Preguntémonos, ¿Quiénes han puesto al descubierto la corrupción de Odebrecht? Estados Unidos con la colaboración de Suiza. Y muy próximo un nuevo gobierno de EEUU con Donald Trump, que se perfila con un nuevo estilo de gobierno, muy distinto a los ocho años de Barack Obama. No nos olvidemos del Brexit que afecta a los poderosos de la Unión Europea y otros comportamientos de grandes países desarrollados, que sienten la pegada de los Tratados de Libre Comercio, Apec, China, Japón y la globalización. Ni que decir de la Integración latinoamericana. Se está perdiendo el liderazgo del poderío mundial.

No por mirar el árbol descuidemos el bosque, reza un refrán. La coima de Odenbrecht resulta un sencillo al lado de la corrupción organizada y sistematizada que acontece con nuestra inversión pública, que no solo se roba sino que las obras son un fracaso.

Por estas razones y otras más debemos tomar las cosas con ecuanimidad, que no nos distraiga seguir avanzando en el desarrollo latinoamericano. Que las investigaciones continúen y se sancionen a los responsables. Porque otra cosa es “está bien culantro pero no tanto”.

  

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