Escribe: Claudia Cisneros
En estos días los “gurús”
económicos andan disputándose las explicaciones de la desaceleración.
Que los precios de las
materias primas siguen bajando y que falta inversión privada son verdades
innegables. Pero lo que todos estos falsos profetas de la “economía pulcra e
inclusiva” no dicen es que, mientras hubo una economía auspiciosa debido a los
altos precios de las materias primas, ninguno se dignó a iniciar la
diversificación productiva y el proceso de industrialización que todos
esperamos. ¿Por qué? Simple, porque implica gran inversión y menos ganancia en
el corto plazo. Y el gobierno con sus socios, los grandes poderes económicos,
piensan solo en el corto plazo, en la ganancia rápida y mezquina, piensan solo
en ellos.
Que la economía se maneja
de manera responsable para favorecer a la nación toda. Que la economía no se
mezcla con la política (Segura dixit). Son todas mentiras del mismo manual
pseudoliberal. Que el libre mercado es de natural autorregulación o la
supuesta no intervención del Estado es otra ofensiva falacia del discurso neoliberal.
Nada más interventor que un Estado sumiso y cómplice del lobby amañado de los
poderes fácticos, que interviene en la economía y en todo aspecto social para
que el mercado sea en apariencia libre, pero que solo busca que se “liberalice”
para unos pocos, mientras se recortan libertades y derechos de muchos. Así
promueven desde el Estado la iniquidad, injusticia social y económica.
Pero el silencio más
estruendoso entre estos economistas, sus fervientes acólitos y toda la derecha
pseudoliberal peruana, es el de cómo el Estado es robado por el Estado y en
complicidad con el gran empresariado. Y, aún así, ahora ese empresariado
desprecia a Humala.
Aun cuando este gobierno ha
sido descarado en favorecer la inversión privada a costa de nuestra economía nacional
y del descuido de nuestros recursos naturales, humanos y derechos ciudadanos. Y
esto no es estar en contra de la inversión privada, al contrario, ¡bienvenida!,
pero no para enriquecer a los ricos mientras se empobrece a los pobres.
Humala y sus gurús lobistas
del gran empresariado rebajaron el impuesto a la renta de las empresas para que
tengan un margen de mayor inversión. Pero no, lo que hicieron fue guardarse la
plata para ellos. Según Sunat, se recaudó 13% menos por ese concepto (http://bit.ly/1OKy9v9).
De lo más descarado, y de
lo que calla en 7 idiomas la ultraderecha, es que este gobierno benefició a la
gran empresa a costa de paquetazos que le han robado al país millones en
recaudación por multas, así como por no cobrar tributos que el empresariado
elude usando complejos y amañados esquemas tributarios.
Dos ejemplos vergonzosos,
entre otros: la Norma XVI con la que Sunat perseguiría la elusión de millones
en impuestos de las grandes empresas y que, pese a ser una recomendación de la
OECD, fue suspendida luego de presión de la Confiep y la Cámara de Comercio de
Lima (http://bit.ly/1J9j4ng).
Están también los 30
millones de soles en multas que el gobierno dejó de cobrar a casi medio
centenar de empresas extractivas, gracias al paquetazo antiambiental; la Ley
30230, que promovió el MEF y secundaron el MINAM de Pulgar Vidal (qué
vergüenza) y la propia entidad fiscalizadora, OEFA, a través de su presidente,
Hugo Gómez (http://bit.ly/1OXubiU). Lo que
recauda en multas OEFA es sustento para su funcionamiento y para la
fiscalización ambiental. Pero al gobierno, a Pulgar y a Gómez no les importó
debilitarla, promoviendo el mensaje desde el gobierno que para los empresarios
abusivos e infractores todo y para la gente y su calidad de vida nada.
Yanacocha, Doe Run, Volcan,
Buenaventura, Ares (Grupo Hochschild) y más de 40 grandes empresas se
beneficiaron de no pagar multas que el Estado les perdonó pese a que en algunos
casos fueron afectaciones graves o muy graves. Tras un año de vigencia de esta escandalosa
ley, que en su momento denunciamos y a la que nos opusimos, ¿acaso estas
empresas invirtieron en el Perú amén del vergonzoso regalo que el gobierno les
hizo? No, no solo no ayudaron a subir algún punto porcentual del PBI como
habrían prometido, sino que OEFA solo recaudó 21% del universo de multas
sancionadas.
Y así es como el gobierno y
las empresas nos roban en la cara. Y así es como la clase empresarial peruana
sigue siendo abusiva y con complejo de hacendado privilegiado. Y así es como
nos encabritan contra su pseudomodelo, eficaz solo para sus bolsillos y fatal
para nuestro país.
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