Entrevista:
Indira
Fabián Ferrer, directora regional de la Producción (Direpro)
Gerardo Cabrera Campos
Pocos días después de los paros
y marchas en los que más de un dirigente pidió que la saquen del cargo, la directora regional de la
Producción, Indira Fabián Ferrer, dijo en entrevista con El Tiempoque no cree que la saquen por
malos manejos. También habló de la informalidad, falta de información y la
corrupción en su sector, incluso dentro de la Direpro. También lamentó que durante
mucho tiempo Produce solo haya sido “un ministerio para la anchoveta y la
merluiza”, descuidando la pesca artesanal.
–¿Cómo acabar con la
informalidad en su sector?
–¿Cómo regular si no tenemos
información? Sabemos que hay 25 a 30 puntos de desembarque (en el litoral), y
que cada uno está vinculado a una comunidad pesquera. No tenemos data de cuánto
pescan, cómo pescan, en qué época pescan, quiénes están metidos en la
actividad. Necesitas información para poder regular. Eso es frustrante. Se
necesita hacer un censo serio para toda la región.
–¿Cuántos pescadores
artesanales hay en Piura?
–No hay esa información. Unos
dicen 50 mil, 100 mil, 30 mil, 18 mil. Hay que clasificarlos. Hay unos
eventuales y otros que sí se dedican siempre a esta actividad. En El Ñuro, por
ejemplo, hay 190 embarcaciones, ni 20 tienen permiso de pesca. En Los Órganos
solo 4 o 7 tienen este permiso. En estas dos caletas hay un 90% de informalidad.
–No hay entendimiento con el
sistema de formalización…
–Exacto. Por eso necesitamos
que el Gobierno Central entienda la importancia de la pesca artesanal. Que
Pedro Pablo Kuczynski se junte con los expertos y le expliquen qué es la pesca
artesanal a nivel económico, de conservación ambiental y social.
–¿Cómo encuentra el ambiente
pesquero luego de sus vacaciones?
–La Ley de Flagrancia es una
competencia exclusiva de la Fiscalía del Medio Ambiente. Sobre los otros puntos
(reducción de las tallas del recurso), el Gobierno Regional no tenía dinero
para hacerlo, no tenemos cobertura legal para aprobar una pesca de oportunidad,
pero hay que ponerlo en agenda. (Ahora) pescan lo que hay, sin un orden con
relación al tema. Pescan todo. Lo grave es que hay embarcaciones anchoveteras
que, en época donde no hay el recurso, se meten y pescan caballa. Funcionan
como una especie de arrastre.
–¿Los depredadores saben que
dañan la fauna marina?
–Hay que compaginar dos cosas:
el interés de los pescadores, que es genuino; siempre han depredado y nunca les
han dicho nada. El otro interés es el de la sociedad. Tenemos derecho a que se
cuiden los recursos. La gente de Ayabaca y Huancabamba también necesita
pescado. Eso es algo difícil de transmitir. Es un sector bastante complejo,
donde ha reinado un sistema de corrupción durante muchísimos años.
–¿Cómo hace para trabajar ante
tanta presión?
–Es ponerte firme frente a
ellos (depredadores) que sigan pescando mientras disminuyen los recursos. Como
hay mucha presión, se reproducen cada vez más pequeños. En el 2003 pescabas
como 100, en el 2015 estás pescando 20.
–Usted habla de corrupción en
el aparato estatal. ¿Hay corrupción dentro de la Direpro?
–Yo creo que sí. No te voy a
decir que está todo transparente; me queda clarísimo que sí. Pero es con lo que
tengo que trabajar, no hay de otra. Tienes gente de confianza en puestos clave,
pero también te minan; filtran y venden información. Haces algo a nivel de
gestión, ellos están negociando. Por ejemplo, estoy lidiando con paros y a
nivel interno hay gente que no trabaja. […] Es un trabajo muy difícil. Nadie
quisiera estar en mis zapatos: me dicen y me preguntan “¿cómo aguanta tanta
presión en ese tamaño? (en referencia a su baja estatura).
–Nunca ha habido un control
real en el sector.
–Tenemos un Produce que solo ha
sido el ministerio de la anchoveta y la merluza. Un 99.9%; lo demás es pesca
artesanal. Hacemos capacitaciones, DPA, eso no funciona. Pero en la práctica
sigues teniendo gente postergada, paros, depredación, no hay información, nadie
entiende la pesca. (Queremos) que se asignen los medios, que nos dejen a las
regiones regular (la pesquería).
–¿Buscará soluciones con los
nuevos congresistas?
–Sí. He hablado con (Hernando)
Cevallos. Hay quienes no entienden el tema. Solo ven sus intereses.
–¿Cree que durará toda la
gestión de Reynaldo Hilbck?
–No creo que me saquen por
malos manejos. Es una decisión mía… de desgaste.
–¿Por qué cree que hay tanto
odio hacia usted?
–Tengo dos posturas. La primera
es que hay desconfianza en las autoridades. Ellos han vivido todo el tiempo con
directores que les han mentido de manera sistemática. Un tema de modificación
de estatu quo. A mi no me entran balas, no
me aferro al cargo. Yo decía: “Mejor que me despidan de una vez”. Quiero
contribuir, pero si no se quieren dejar ayudar, ¿qué más puedo hacer? Lo que me
mantiene en pie es mi compromiso con Talara y terminar el tema con los
maricultores. Es un desgaste terrible. [Fabián hace una pausa. Dice que sus
padres fueron maestros].
–¿Cómo influye su carácter en
su trabajo?
–Soy una persona confrontacional,
impulsiva, tengo pésimas formas, a veces. Estoy en un ambiente hostil,
machista. No hay otra forma de lidiar con todos los problemas diarios: guerras
internas (panfletos, conspiraciones, hacen lo que quieren –los trabajadores-),
guerras con congresistas. Tengo malas maneras, hay que reconocerlo. (Sin
embargo) no me levanto cada mañana para hacer “la maldad del día”.
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