Por: Ingeniero CIP Armando
Orosco Quiñones aralorqui@gmail.com
Jaime de Althaus
y Gonzalo Prialé, dos grandes defensores de la entrega de las riquezas del Perú
a capitalistas extranjeros, no importa la forma ni condiciones en que ello se
cumpla, se solazaron, hace pocos días, en una entrevista televisiva. Fue ésta una
brillante oportunidad para anunciar a
todos los peruanos los grandes males que caerían sobre el Perú si Petro Perú, tal
como no pocos peruanos lo quieren, compra la refinería de la Pampilla y un
paquete de grifos que ahora son propiedad de la empresa española REPSOL que está
soportando muy graves problemas económicos, a nivel mundial.
Comienzo por
precisar que no estoy en desacuerdo con este par de furibundos defensores de la
Empresa Privada, me aúno a sus preocupaciones por las muchas incompetencias que
a nuestras empresas estatales adornan y de los muchos daños económicos y de
otro orden que su funcionamiento ha regalado al Perú, a lo largo de muchos
años. Hasta aquí el gran telón de fondo que ellos y bastantes otros que a lo
mismo se dedican con gran éxito, usan para dar fuerza a su entreguista
propuesta privatista, muy especialmente si las favorecidas son empresas
extranjeras y, mejor aún, si éstas pertenecen a muy conocidos círculos de
empresas extranjeras ultracorruptas que han logrado formar un verdadero dominio
en el Perú
La propuesta
privatista es muy simple, todos o, por lo menos, los más importantes esfuerzos
de desarrollo que necesita el Perú, en vez de ponerlos en manos de peruanos
incapaces y corruptos, los ponemos en
manos de inversionistas extranjeros que, por el solo hecho de no ser peruanos,
no son ni incapaces ni corruptos. Así, muy esquemáticamente expuesto, es de simple y efectista el fundamento para
reclamar la entregar del Perú todo, a manos extranjeras
Desgraciadamente,
como los hechos irrefutables lo demuestran, las cosas no son ni tan simples ni tan bonitas
como fueron pintadas y siguen siendo pontificadas por estos fanáticos entreguistas
del Perú a los grandes empresarios extranjeros. Bajo estas condiciones de
entreguismo se han cumplido muchas obras que son verdaderos espantos. Para no
aterrar a mis conciudadanos, solo describiré algunas pocas.
Puedo referirme
muy brevemente a la Central Hidroeléctrica de Carhuaquero que fue concursada como una obra que debió
costar US$80’000.000. Desgraciadamente, la empresa extranjera que ganó el
Concurso, reitero, ganó el Concurso, ejecutó
la obra en plazos bastante más largos que los contratados, pero consiguió que
se le pagara US$320’000.000. Pero, como una prueba mayor de la enorme
corrupción que aquí reinó, apenas unos meses después de inaugurada y como parte
dela fiebre privatista del
régimen corrupto de Fujimori, fue privatizada en US$80’000.000. El pueblo
peruano fue esquilmado en US$240’000.000, con gran beneplácito de los
privatistas de ayer y de hoy.
Aunque no se trata de la construcción de ninguna
obra, me parece muy importante informar como, en los años ’60, vía la compra
que la Compañía Peruana de Vapores hizo a una empresa italiana, de los barcos
Mantaro y Pachitea, el Perú fue víctima de una estafa del orden de los
US$15’000.000. El legítimo derecho que el Estado Peruano tenía de involucrar
como cómplice a la empresa italiana vendedora, no fue aprovechado y las
reclamaciones, en forma sospechosa e inexplicable, se limitaron a los peruanos
en ello comprometidos. Estos esfuerzos en busca de castigo para los culpables y
la restitución económica a que legítimo derecho tenía el Estado Peruano,
duraron mucho tiempo, sin ningún resultado.
En este estado de las cosas llega
la década de los ’90 o de la privatización del Perú. Fue en estos momentos en
que, casi a escondidas y muy a la carrera, la Empresa vendedora italiana,
cómplice indiscutible de esta estafa, se ve favorecida con un pago, por parte
del Estado peruano, del orden de los US$100,000.000. El Ministro de Economía de
la época, Jorge Camet, a quien, por encargo del Gobierno fujimorista, le tocó
en suerte realizar muchas operaciones de ese mismo corte, lo explicó como la
necesidad de crear las condiciones indispensables para conseguir que el Perú
lograra el invalorable regalo de ser aceptado como miembro de la comunidad
económica de ese momento.
Me adelanto a la crítica que dirá
que se trata de dos casos aislados y fuera de toda conexión. Indudablemente que
ello es así, por eso, para que todo el Perú compruebe que la Corrupción que
tanto se apoya en la privatización, actúa con total coherencia y con envidiable
organización y eficiencia, pongo aquí como gran ejemplo el caso del Proyecto
Olmos que actualmente sufre un horroroso proceso de destrucción, con la colaboración
más eficiente y solícita de autoridades del nivel regional y del nivel nacional.
Un primer asunto por investigar en
el Proyecto Olmos, es precisar cómo y por qué los US$77’000.000 que
el Estado peruano donó para favorecer al total de la Primera Etapa, fue
adjudicada, inexplicablemente, en forma exclusiva y excluyente, a la Fase Trasvase
dejando así en peligroso desamparo a las
fases de Generación Hidroeléctrica y de Desarrollo Agrícola que sufren
igualmente del problema de obras temporalmente sobrevaluadas que justificaron
esta donación. Debo precisar que PROINVERSION, luego de 2 años de Estudio
determinó que estas obras tenían un costo total de US$112.000.000, no puede
calificarse menos que un despropósito asignar a estas obras un regalo que supera
el 70% de su costo. Hay aquí evidentemente un acto colosal de Corrupción que
debe ser seriamente investigado.
Otro tema que genera muy graves
sospechas es el trabajo de una Comisión Especial cuya presidencia, dada su
enorme importancia, fue entregada al Gerente
General del PEOT, ingeniero Enrique
Salazar Torres, y que tenía por misión cumplir el delicado trabajo de
garantizar que el precio que se asignara al agua a venderse a los futuros
agricultores de Olmos, tuviese una sólida fundamentación técnica.
Desgraciadamente y pese a las seguridades que se dieron que la tal Comisión
trabajaría con total independencia y gran aislamiento, en forma que solo
levanta sospechas inmensas, el valor del agua a que esta Comisión llegó, tuvo
una semejanza de casi identidad con el precio demandado por el mal llamado
Concesionario, H2Olmos, subsidiaria de Norberto Odebrecht del Brasil. Acontece
que son muchos los técnicos peruanos que garantizan que estos precios son
injustificadamente altos e impagables para los futuros agricultores de Olmos.
Tan impresionante que ya ha servido de
inspiración de temas cómicos, es la actuación infeliz y desastrosa de Fernando
Cillóniz Benavides como mandamás y eficiente dispendiador de dineros peruanos,
en el proceso de remate de 38,00 hectáreas de tierras de propiedad de la
Comunidad Santo Domingo de Olmos de las que delincuencialmente se apropió
Odebrecht, vía su subsidiaria H2Olmos.
Comenzaremos por las grandes mentiras
en que incurrió este incalificable incapaz mandamás.
Resalto informaciones que precisan campañas para la privatización de tierras de
Olmos en lugares tan exóticos como Dubai, Kuwait, los emiratos árabes y otros
de por allí; no conozco de actos semejantes en Trujillo, Piura, Ferreñafe, Ica
y otros del Perú. Como fruto de este complicado y carísimo actuar se nos
informó de cientos de grandes capitalistas interesados en tierras de Olmos, no
creo exagerar si afirmo que se habló de 800 interesados. La verdad aplastante
llegó más tarde. Al primer acto solo llegó una escuálida y muy sospechosa
decena de pretendientes que solo adquirieron el 50% del área en remate.
Finalmente y luego de nuevos y sucios enjuagues en los niveles nacionales y
regionales, que hicieron aún más ilegal y evidentemente corrupto todo el
procedimiento, quedaron como imposibles de rematar 10,000 hectáreas de las
mejores tierras del mundo y que terminaron, en un acto de caridad, siendo adquiridas
por Odebrecht, en otra asquerosa y pestilente demostración de ilegalidad y
corrupción.
Pero aquí son
necesarias algunas precisiones. Acontece que en cualquier lugar de la costa del
Perú hay muchos interesados que de hecho y casi a jalones, compran tierras de
cultivo que muy difícilmente igualan a las de Olmos, a US$20 y 30,000 la
hectárea. Las vendidas y no vendidas de Olmos se ofrecieron a US$4,500, más o
menos el 12% de esas de menor calidad. Qué pasó aquí?, se trata únicamente de
acciones de insuperable incapacidad o también hay aquí graves hechos de corrupción?.
Yo, en un acto de caridad que reclamo sea adecuadamente interpretado y
agradecido, me limito en afirmar que
Fernando Cillóniz Benavides ha demostrado aquí ser un perfecto incapaz y
… punto.
Pero Olmos es un cajón
sin fondo que ofrece muchas muestras de lo que es y cómo funciona la corrupción
en el Perú. Por ello reclamo para que se deslinde cómo es que en la actualidad
el Estado peruano se está comprometiendo a pagos del orden de los US$800.000.000
que se generan de una deuda inicial que PROINVERSION fijó enfática y
reiteradamente en US$35’000.000 y que, incluidos intereses, gastos, seguros y
todo lo demás, no puede, de ninguna manera, transformarse en una deuda mayor de
unos US$65’000.000.
Meterse en el tema de
lo que incorrecta y corruptamente se ha dado en llamar daños por explosiones en
la perforación del Túnel Trasandino, es otro sitio donde solo puede encontrarse
con olores fétidos insoportables. Aquí, Odebrecht que debería ser fuertemente
penalizado por un injustificado retraso, reclama daños y perjuicios que solo
ella y las autoridades de la Región Lambayeque justifican, del orden de
US$81’000.000. Debo precisar que el contrato sobrevaluado dio a esta obra un
valor del orden de los US$65’000.000. Una obra semejante, en esos mismos
momentos, en Europa, no llegaba a un valor del orden de los US$35’000.000
Dicho todo lo aquí
escrito, me toca precisar que no soy ni pontífice ni detractor, ni de la
privatización ni de la estatización. No dudo que se trata de dos formas de
hacer obra pública que pueden y deben convivir porque cada una de ellas tiene
características propias que las hacen mejor calificadas para específicos tipos
de obras. El problema está en lo que definitivamente es el gran problema del
Perú. : la CORRUPCIóN. Aquí está la madre del cordero, porque no dudo que
contamos con los técnicos que para cualquier caso requerimos o los podemos
conseguirlos en el extranjero, en los pocos casos que ello resultare necesario.
Pero, como muy
esquemáticamente vengo de explicar, todo ello se hace negativo cuando las
acciones que requiere el desarrollo del Perú se ven, como indudablemente ahora
están, sometidas a condiciones de dura y grande corrupción que hacen, por
igual, tanto de la privatización como de la estatización, acciones
absolutamente negativas para el desarrollo. Creo que aquí debemos ver, como
corolario de mi esfuerzo de analista de la vida política del Perú, que la
disyuntiva no es Privatizar o Estatizar, la gran acción, sin ninguna
disyuntiva, a que inapelablemente la
Patria y el futuro de nuestros hijos nos llama, es luchar indesmayablemente
contra la CORRUPCIóN que fatalmente domina todo el panorama político del Perú
de hoy.
Chiclayo, 2013. 997161705
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