PRONUNCIAMIENTO
El
pasado 03 de julio, se produjo un enfrentamiento violento entre manifestantes y
las fuerzas policiales y militares en Celendín, que dejó como saldo la muerte de los pobladores
José Faustino Silva Sánchez (35), Eleuterio García Díaz (40) y C.M.A. (17),
además de una veintena de civiles y policías heridos, varias decenas de
detenidos y daños a la propiedad privada y pública.
Asimismo,
el día de hoy, han continuado las detenciones en Cajamarca contra quienes se
oponen al proyecto minero Conga. Dentro de los detenidos se encuentra el padre
Marco Arana.
Ante
esta grave situación, el Instituto de Defensa Legal (IDL) se dirige a la
opinión pública para manifestar lo siguiente:
1.
Condenamos
los actos de violencia generados por las diversas partes del conflicto y
lamentamos los fallecidos, los heridos, el daño causado, y, en general, el
clima de desasosiego reinante en Cajamarca por la oposición del proyecto minero
Conga y por los intentos de imponerlo. Asimismo, ofrecemos nuestras
condolencias a los familiares de las víctimas y acompañamos al pueblo
cajamarquino en la difícil situación de enterrar a sus muertos, que no son solo
sus muertos, sino de todos los peruanos.
2.
Rechazamos
y condenamos enérgicamente la manera como el Ejecutivo aborda los conflictos
sociales y exigimos un cambio de rumbo, de modo que se priorice un diálogo real
y una solución pacífica y consensuada entre las partes del conflicto. Los
sucesos de Espinar enseñaron que el camino no es la represión, sino la
negociación, por lo que no debe retrocederse en lo aprendido.
Cabe resaltar además,
que esta forma de enfrentar los conflictos sociales se asemeja al modelo
propuesto por Alan García. Siendo que, precisamente, Ollanta Humala prometió un
cambio de rumbo y afirmó que no habría ningún muerto durante su gestión.
3.
La
declaratoria del Estado de Emergencia no puede ser el pretexto para detenciones
arbitrarias, maltratos y golpizas, tal como ha ocurrido con Marco Arana. Si el
gobierno sigue aplicando este tipo de métodos, el conflicto se agudizará y
aumentará el número de víctimas.
4.
De
igual manera, invocamos a los dirigentes sociales de Cajamarca que depongan los
actos violentos. El bloqueo de calles, el atentado contra la propiedad privada y el amedrentamiento no
representa una forma democrática de protestar.
5.
Exigimos
una solución pacífica y consensuada, que el Ejecutivo promueva un diálogo real,
con objetivos y reglas claras, donde las partes manejen toda la información
necesaria para formarse una opinión. Es imprescindible determinar quiénes
participarán del diálogo y su modo de representación, así como que se nombre a
una comisión mediadora –compuesta por personalidades independientes– que ayude
a arribar a consensos. Para que eso sea posible, invocamos a las partes en
conflicto que bajen la tensión en Cajamarca y que no se produzcan nuevos actos
de violencia.
6.
Exigimos
a las autoridades que realicen una investigación a profundidad, que determine
responsabilidades penales y políticas y se sancione a los responsables. Debe
precisarse claramente si la policía utilizó armas letales contra la población,
o si los manifestantes han usado armas de fuego tal como ha afirmado el
ministro del interior. Igualmente, debe determinarse de qué manera participan
las fuerzas armadas en este conflicto, puesto que el rol principal le corresponde
a la policía.
7.
Finalmente,
demandamos que se vele por los derechos de los detenidos en la protesta y no se
produzcan ni avalen detenciones arbitrarias, que se evite el traslado de
competencia desde Celendín a Chiclayo, donde difícilmente podrán gozar de su
derecho al debido proceso.
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