Escribe: Jorge Manco Zaconetti Investigador de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos
Diario Oficial El Peruano 18/07/2012
Diario Oficial El Peruano 18/07/2012
Hasta los inicios de la década de los 90 del siglo pasado Petroperú superaba en
el ranking de ingresos a empresas petroleras de países vecinos como Ecopetrol
de Colombia y Enap de Chile, que con sucesivos gobiernos aplicaban políticas de
apertura, libre mercado y desregulación sin privatizar sus empresas de
hidrocarburos.
Por el
contrario, en nuestro país se aplicó un brutal ajuste ortodoxo y un radical
programa de privatizaciones, subvaluando los activos de las empresas públicas. Conjuntamente,
Argentina, Bolivia y Perú aplicaron disciplinadamente la receta de la
privatización sin estrategia ni planeamiento.
Aquí se
privatizaron los grifos, buques de transporte, terminales, los lotes petroleros
con reservas probadas, rentables empresas filiales como Solgas, responsable del
envasado y distribución del gas licuado de petróleo, y la moderna Refinería de
La Pamplilla que hasta antes de su transferencia (1996) le generaba a Petroperú
600 millones de dólares anuales por concepto de utilidades antes de impuestos.
Por ello,
constituye un compromiso del presente Gobierno el fortalecimiento y
modernización de Petroperú, que reducida a las actividades de refinación,
transporte por el Oleoducto Norperuano, y distribución mayorista satisface el
47% del mercado de combustibles, con ingresos anuales superiores a los 13,000
millones de nuevos soles y mínimas utilidades que bordean los 420 millones de nuevos
soles.
Es verdad
que con dichas utilidades no podría financiar las necesarias inversiones que
requiere su fortalecimiento. Por orden de prioridades la modernización de la
Refinería de Talara constituye una obra necesaria y urgente para el país, por
los efectos en el medioambiente y en la salud de millones de peruanos, y para
superar nuestra dependencia en las importaciones del diésel 2.
Por leyes
vigentes, a partir de 2016 el diésel 2 que se consuma en el país debe contener
no más de 50 partículas de azufre por millón en un galón, y no las 3,000 partes
por millón que tienen ahora, por el alto contenido del azufre existente en el
crudo de la selva norte y del petróleo importado del Ecuador.
Levantar una
planta de desulfurización es decir eliminar el dióxido de azufre para
convertirlo en ácido sulfúrico, es la parte más cara de un proyecto integral de
modernización que significa también elevar la capacidad de refinamiento de 65
mil barriles diarios a 95 mil barriles y una unidad para el tratamiento de los
crudos pesados provenientes de los lotes 8/8X, 1-AB, 67, 39 y otros.
Al respecto
existe una campaña negativa sobre la necesidad de las inversiones en la unidad
de Talara que normalmente deben superar los 2,500 millones de dólares, con
ajustes mayores si se suman obras adicionales que deben hacerse, cuyos precios
finales se conocerán antes de fin de año, en un concurso a mano alzada donde se
sabrá con certeza el costo final del conjunto de todas las inversiones que se
procesarán con la debida transparencia.
Desde agosto
de 2011, la actual administración heredó una serie de contratos firmados con
empresas de primer nivel para los estudios de ingeniería de los diversos
proyectos que están involucrados en la modernización de la Refinería de Talara.
En tal sentido, debiera ser evidente que con utilidades anuales de 150 millones
de dólares, difícilmente Petroperú podría financiar un proyecto superior a los
2,500 millones de dólares.
Sin embargo,
constituye un imperativo nacional y regional modernizar la refinería, por el
cumplimiento de las normas ambientales con la producción de combustibles
limpios, para superar las crecientes importaciones del diésel 2, por la
necesidad de fomentar la inversión pública en esta coyuntura de crisis, para
generar empleo y demanda efectiva comprometiendo un componente nacional
industrial importante y para cumplir con el programa de gobierno.
De allí, la
necesidad de apostar por la integración vertical de Petroperú, con el retorno
de la petrolera estatal a la fase de explotación, asegurando su participación
en las reservas probadas y probables que subyacen en los lotes de los contratos
petroleros que están próximos a su vencimiento (2013-2016).
Solamente en
los lotes II, III, IV, VI/VII y 1-AB existen 124 millones de barriles de
reservas probadas y 203 millones de barriles de reservas probables, que
constituye el activo más valioso de los lotes de hidrocarburos.
Si por
definición técnica las reservas probadas son aquellas que tienen el 90% de
certidumbre de ser explotadas según la demanda, los precios y la tecnología
existente, y las reservas probables expresan el 50% de certidumbre, estamos
pues ante una riqueza natural que podría garantizar de lejos, el financiamiento
de la modernización de la Refinería de Talara.
Con una participación significativa en
la producción y en las reservas en los lotes que están próximos a su
vencimiento, Petroperú, asociada al capital privado, podría financiar la
necesaria modernización de dicha refinería, de sus terminales que por derecho
deben volver a su administración, el Oleoducto Norperuano y otras obras
necesarias para que la petrolera estatal opere con eficiencia y una mayor
rentabilidad que capitaliza al país.
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