La seño María
El
fotógrafo Gary triste por la terrible asesinato de una mujer ejemplar y a manos
de miserables que solo merecen la muerte.
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al
restaurante por una pachamanca a la olla tres sabores y un emoliente friecito
con limón.
“María, todos los días, los delincuentes matan
personas inocentes, pero el crimen cruel de la suboficial de la Policía, Delia
Margarita Grozo Egoávil, me ha conmovido aún más. Por la forma tan cobarde
en que fue emboscada y asesinada de cinco balazos, y porque era una mujer
ejemplar que luchaba duro cada día para darle una mejor vida a sus hijos.
Su sangrienta muerte se da en vísperas del Día
Internacional de la Mujer, que se celebra hoy precisamente, por lo que debe
ser homenajeada. Esta señora, de 52 años -28 de los cuales estuvo en la
Policía-, laboraba en la Unidad de Educación de la Dirección de Bienestar de la
PNP y, en sus días de franco, trabajaba en el Serenazgo de Magdalena. Era, como
se ve, una mujer aguerrida. No se conformaba con su sueldo de policía, no
podía, si quería que sus hijos de 19 y 22 años siguieran estudiando. Así que
arriesgaba la vida en una patrulla del Serenazgo de Magdalena.
Seguramente cuando en las largas noches luchaba
para no ser vencida por el cansancio y el sueño, o tras lidiar con peligrosos
delincuentes, sonreía satisfecha, pues sabía que su sacrificio serviría para
asegurar a sus hijos la tan ansiada educación.
Qué triste que una mujer ejemplar muera de forma
tan terrible y a manos de miserables que solo merecen la muerte. Los
delincuentes que la mataron robaron un auto en una calle de Magdalena y la
valiente brigadier no dudó en cumplir con su deber e ir tras ellos. Estaba en
el asiento del copiloto, mientras un sereno conducía la patrulla.
Pero fueron emboscados a la altura de la cuadra
2 del jirón Grau, en el cruce con la avenida Sucre, donde los asesinos bajaron
del auto robado y la acribillaron sin piedad. Luego huyeron a pie. Las
autoridades se empeñan en mostrar con orgullo elevadas cifras sobre “bandas
desarticuladas”. Pareciera que ya no hubiese delincuencia en el país.
Pero lo que no nos dicen es que los integrantes
de estas “bandas desarticuladas” se rehacen en otros grupos y crean nuevas
bandas, una y otra vez, multiplicándose. ¡Ya basta! Estos criminales
solo merecen cadena perpetua y no ser liberados al cabo de tres, cuatro o cinco
años gracias a beneficios penitenciarios absurdos motivados, entre otras
razones, por la falta de espacio en las cárceles.
Que se construyan más prisiones y que en ellas
sean arrojados y olvidados para siempre estos asesinos que destruyen vidas,
destrozan proyectos y sueños, y pisotean a gente honrada”. ¡Qué tristeza!
Me voy apenada por esa señora policía. Cuídense.
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