ESCRIBE: JORGE MANCO
ZACONETTI (Investigador UNMSM)
La producción proveniente de los
campos de Camisea lote 88 y lote 56 constituyen el 95% de la producción
gasífera del país, el resto corresponde a los campos de Aguaytía en la selva
central, Piura, y Tumbes; y no se aprovecha el gran potencial que habría en los
lotes del Zócalo Continental Z-2B, Z-6 y Z-1 más los volúmenes de gas asociado
y no asociado que existirían en los campos maduros de Talara, que por
declaraciones empresariales se estiman sobre los 4 TCF, es decir casi la mitad
de las reservas probadas del lote 88 en Camisea.
Al término del 2012 la producción
fiscalizada, es decir la producción que se vende a terceros y abona regalías ha
sido de 1,144 millones de pies cúbicos diarios, de los cuales más de la mitad,
585 millones de pies cúbicos diarios se exportan a precios castigados para el
abono de regalías, lo cual resulta atentatorio para el fisco, gracias al
cuestionado contrato de exportación del lote 56. Esta realidad afecta el canon
gasífero que percibe el Cuzco, el fondo de desarrollo económico de Camisea
(Focam) para Ayacucho, Huancavelica, Ica, región Lima y Ucayali) como al fondo
de las Fuerzas Armadas.
La producción del gas natural
para la exportación del lote 56 empezó en julio del 2010 básicamente destinado
a Norteamérica, España, Corea del Sur, Japón mientras se terminaba la planta de
regasificación de Manzanillo en México. En los contratos de venta a precios
internacionales según el mercado de destino había que restar los diversos
costos (producción, licuefectación, transporte, regasificación etc) en el marco
de la teoría del “Net Back Cost”, para determinar el precio del gas a cual se
aplica la tasa de regalías.
Lo cierto es que el llamado
Consorcio Camisea a través de la empresa Pluspetrol Plus Corporation (PPC)
extrae gas natural, lo transporta otra empresa denominada TGP conformada en su
mayor parte por las mismas empresas del Consorcio, y otro consorcio Perú LNG (
conformado por Repsol, Hunt Oil, SK de Corea del Sur, y Marubeni) es el
responsable de procesar la exportación a través de la conversión del gas
natural a líquido en la planta de Pampa Melchorita para poder ser transportado
en grandes buques metaneros hacia los diversos mercados internacionales, siendo
el operador de la exportación Repsol.
Sin embargo, debieran preocupar
los bajos precios del gas natural de exportación que se adoptan para el pago de
regalías con prácticas mercantilistas de reexportación, situación que se agrava
por los efectos del llamado fenómeno del “shale gas” o gas enquisto que está
revolucionando el mercado norteamericano y deprimiendo el precio del marcador
Henri Hub.
Si bien se justificaba la
exportación del gas natural bajo el argumento de la promoción de las
inversiones, el efecto dinámico y multiplicador para confirmar más reservas de
gas, por las mayores regalías que se obtendrían en relación a los precios
regulados del lote 88 cuyas reservas probadas estaban inicialmente destinadas
exclusivamente al mercado interno.
Si a ello se agrega que más de
2.4 TCF de las reservas probadas del lote 88 siguen respaldando hasta ahora el
proyecto exportador como garantía frente a los bancos que financiaron la mayor
parte de los 4.3 mil millones de dólares que requería el proyecto de Perú LNG.
Todo ello a pesar del discurso oficial del gobierno del Presidente Ollanta
Humala sobre la supuesta recuperación de la dignidad y soberanía sobre nuestros
recursos naturales.
La experiencia me ha demostrado
que las empresas trasnacionales resultan grandes financistas, pues trabajan con
plata ajena, exportan un recurso natural no renovable que no les pertenece, y
que no descubrieron dicho sea de paso, y no abonan las regalías que debieran
pagar. A esto se le denomina modernidad liberal, pero en esencia más parece
saqueo mercantilista.
Se debe recordar que hacia el
2004 el naciente consorcio exportador proyectaba precios del gas natural sobre
los 10 a 12 dólares el millón de BTU aproximadamente 0.9 mpc (mil pies
cúbicos). Con esos precios en el largo plazo el proyecto de exportación hacia
la Planta de Manzanillo en México con el contrato de exportación por más de 520
millones de pies cúbicos diarios durante un contrato de largo plazo (15 años)
constituía un suculento negocio para Repsol y claro está Perú LNG, pues al precio
del Henri Hub se le castigaba el 9%, y a ese precio se le restaban los demás
costos, en la teoría del “Net Back Cost”.
Desde la crisis financiera desde
fines del 2008 el precio del Henri Hub que arañó los 14 dólares el millón de
BTU en julio del 2008 prácticamente se ha derrumbado desde esa fecha a la
actualidad. La crisis de la economía gringa, el efecto del shale gas, la
nacionalización con esencia de expropiación de YPF a Repsol por el gobierno
argentino, el estancamiento de la economía europea, en especial la crisis
española, el sobreendeudamiento de algunos accionistas de Repsol y los
millonarios pasivos, obligaron a la venta de la participación de Repsol en el
negocio de gas natural licuefectado en América Latina, entre ellos su participación
del 20% en Perú LNG, que han sido adquiridos por la transnacional
angloholandesa Shell, que descubrió las reservas de gas y condensados de
Camisea (1984).
En el 2011 la producción del gas
natural fiscalizado en el lote 56 era de 589 millones de pies cúbicos diarios
como promedio y prácticamente se mantiene en el 2012 con 585 millones de pies
cúbicos por día. Le sigue en importancia la producción de gas natural del lote
88 con 497 millones de pies cúbicos diarios que representa un incremento del
8.6% en relación al año anterior. Ver cuadro “Perú Producción de Gas Natural
Fiscalizado por Lotes 2011-2012”
Es evidente que se prioriza la
exportación de gas natural en detrimento del gas para el mercado interno. De
allí la necesidad de promover mayores inversiones de riesgo para aumentar la
producción de gas natural, monetizar las reservas que existen en el subsuelo
especialmente en el norte del país, donde existe un gran potencial de gas
natural asociado que se quema o ventea, y un gas no asociado al petróleo que
debemos promover por medio de un gran mercado.
En tal sentido, la variable
precio resulta fundamental para promover un gran mercado de gas natural. Para
ello es urgente sincerar el precio del gas natural del lote 88, el único con
precio regulado que distorsiona los precios relativos de otros energéticos. El
precio debe ser el necesario para promover la exploración, reponer las reservas
consumidas y una tasa de utilidad razonable. Con precios anormalmente baratos
del gas en el lote 88 lo que se hace es la extracción rápida de los líquidos de
gas natural que constituye por decirlo así el “lomo fino”, en detrimento del
gas.
Desde el punto de vista de la
economía política energética no resulta sostenible una explotación del gas con
precios en boca pozo menores a US$ 1.70 el millón de BTU, que sobre todo
favorece a las empresas eléctricas de generación como Edegel (Endesa), Kallpa,
Enersur (Suez Energy) que están obteniendo ganancias extraordinarias, pues
compran gas barato y venden energía cara.
Por ello sin rumbo en la política
energética, no resultan extrañas las propuestas del presente gobierno de
comprar la participación de Repsol en la Refinería La Pampilla (51%) y las
estaciones de servicios y la planta de envasado de Solgás, cuando en verdad el
negocio que genera renta es la participación de Repsol en la explotación de gas
y líquidos de gas natural. Si a ello se suman las marchas y contramarchas sobre
la licitación y construcción del lejano Gaseoducto Andino del Sur, la
participación de Petroperú, el etano ducto y la petroquímica etc.
Si se adquiriera el 10% de
participación de Repsol en los lotes 88 y 56 más el 20% que tenía en el
consorcio Perú LNG, el Estado tendría herramientas para masificar el gas
natural en la economía y sociedad peruana para enfrentar la dramática caída de
la producción interna de petróleo crudo y los altos precios internacionales del
mismo que nos hace más dependientes y vulnerables.
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