jueves, 1 de noviembre de 2012

Cómo se esfuman $100 millones en pescado



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Chimbote, donde se vive y se huele la bonanza de la amenazada anchoveta. Y donde una buena
parte de esta se esfuma entre la bodega y la balanza (Foto: IDL-Reporteros)
Los empresarios pesqueros sostienen que su sector es ordenado, limpio, deodorizado. Pero una masiva investigación de IDL-Reporteros a lo largo de seis meses, que presentamos ahora, descubrió amplias y contundentes evidencias de lo contrario.

Por Milagros Salazar (*)

En un solo puerto del Perú, Chimbote, se descargó en dos meses y medio, en 2010, tres veces más de lo que pescó Portugal en todo ese año. Y eso que en el caso peruano se contó sólo los desembarques de anchoveta, mientras que en el tradicionalmente pesquero país ibérico se sumaron todos los peces que toda su flota descargó en todos sus puertos.

Perú es el país que alberga el banco más grande de anchoveta en el mundo y, la palabra banco no sólo hace referencia al gran stock de esta especie en el mar sino también a lo que significa en dinero, a los más de mil 600 millones de dólares de exportaciones de harina de anchoveta en el último año.


Samuel Dyer, fundador y director de Corporación
 Pesquera Inca (Copeinca) (Foto: IDL-Reporteros).
No se trata solamente del volumen sino de la espectacular rentabilidad de ese negocio. Según cálculos conservadores, los precios de los últimos años permiten utilidades del 50%. Pocas actividades rinden tanto, y la ventaja de la anchoveta sobre el oro, es que el oro no se reproduce.

La abundancia de la anchoveta ha convertido al Perú en el mayor productor mundial de harina de pescado. Pero su tremenda rentabilidad actual, por el pico de precios de los últimos años, estimula la sobrepesca, aún a costa de capturar más anchoveta de la cuota de 6 millones de toneladas al año.

Aunque los dueños y ejecutivos de la media docena de empresas que concentran más del 60% de la pesca sostienen que ahora son muy formales, y que la ley de cuotas del 2008 regularizó y transparentó el sector, la evidencia acumulada por IDL-Reporteros indica que hay gruesas y muy serias irregularidades.

La investigación empezó cuando decenas de pescadores informaron a IDL-Reporteros que las naves en las que trabajan llegan a los puertos con mucha más carga de lo que registran las balanzas ubicadas dentro de las fábricas de harina. Si el pesaje no es correcto, ello significa un menor pago de derechos de pesca al Estado y a los pescadores, que cobran por tonelada capturada. Además, por supuesto, de sobrepesca.
El ex ministro de la Producción, Rafael Rey,
junto a Mario Bescia, dueño de la poderosa
pesquera Tasa. (Foto: Caretas)

Empresarios, pescadores, expertos, inspectores y ex funcionarios del sector aseguraron a IDL-R que la discrepancia tolerable entre pesca declarada y pesada es hasta 10%. Samuel Dyer Ampudia, fundador y director de la segunda pesquera más importante del país, Corporación Pesquera Inca (Copeinca), aseguró que si hay diferencias “del 10% ya es bastante”.

Adriana Giudice, gerente general de la pesquera Austral, entrevistada en su oficina en el centro empresarial de San Isidro, que pareciera a un mundo de distancia del oloroso Chimbote, dijo que “hasta 10% puede ser una diferencia normal ya sea para arriba o para abajo”. Claudio Castañeda, superintendente adjunto de la gerencia de operaciones de harina y aceite de pescado de Tecnología de Alimentos (Tasa), la pesquera más poderosa de la pesca que está en manos de los Brescia, solo respondió que tendría que hacer un análisis estadístico para ser “más precisos”.

IDL-R les ahorró el esfuerzo: luego de tres meses de trabajo exhaustivo y fatigoso, logró obtener, armar, compilar y procesar las bases de datos que contienen los registros de pesca, declarada y pesada, de la segunda temporada de pesca de 2009 y de las dos temporadas de 2010.

¿Para qué se llena estos dos registros? Para cumplir con el programa de vigilancia de desembarques que administra el Ministerio de la Producción.

En principio, debió haber sido fácil obtener las bases de datos. Pero, los principales funcionarios de ese ministerio se negaron reiteradamente a entregar esa información a IDL-R, aduciendo, ilegal y sospechosamente, que era secreta.

A la luz de los resultados de esta investigación, ya se sabe porqué insistieron en el secreto, que antes que favorecer, perjudicó al Estado o a la sociedad.


De paso, el ‘secreto’ que se adujo era una mentira, pues IDL-R averiguó después que las empresas pesqueras tienen acceso total a las bases de datos de desembarques.

Faja transportadora de anchoveta dentro
 de una planta harinera en Chimbote
(Foto: IDL-Reporteros)
¿Qué arrojó el análisis de estas bases de datos? Lo siguiente: Que más del 50% de los desembarques (o descargas de lo pescado) en los puertos del norte y centro del país, donde se descarga el 90% de la anchoveta capturada en el Perú, tuvieron discrepancias de más del 10% entre la pesca declarada y la pesada en las balanzas. No solo eso: el 27% del total de desembarques registran discrepancias de 20% para arriba. Hay varios casos en los que la diferencia llega al 50%.

Las diferencias significativas y rotundas en toneladas y número de descargas son casi invariablemente en perjuicio del Estado y el pescador: ¿Cómo? Aparece menos pesca en la balanza de lo que fue declarado.

Apenas en el 10% de los desembarques puede haber algo más de pesca pesada que la captura declarada.

¿Cuántas toneladas no registradas representan las discrepancias de más del 10%? Poco más de 300 mil toneladas. Para que tengan una idea de proporciones, esto equivale al 160% de lo que pescó Portugal en 2009.

En dinero, la cifra está cerca de los 100 millones de dólares si se transforma esa cantidad de anchoveta en harina de pescado. (Ver la metodología de cómo se hicieron los cálculos para llegar a esta cifra).

Para esta investigación, IDL-R revisó cerca de 47 mil desembarques de las tres temporadas de pesca, fijó la diferencia entre la carga declarada y la pesada en cada desembarque; y comparó las cifras de las bases de datos con las miles de actas de inspección levantadas en las varias etapas del proceso de descarga por las empresas supervisoras Cerper y SGS, en las que aparecen los registros originales de los desembarques.

Esta investigación continua en la siguiente página

(*) IDL-Reporteros agradece a la reconocida periodista Giannina Segnini, jefa de la unidad de investigación del diario La Nación de Costa Rica, así como a Rigoberto Carvajal, ingeniero de sistemas de su equipo, por la asesoría en el procesamiento de las bases de datos de esta investigación.

(**) Corrección: El lunes 19 de septiembre se ha hecho el siguiente cambio, para mayor claridad del texto. Donde estaba escrito que Cecilia Blume era directiva de Exalmar, ahora queda escrito que es directora de esa compañía, es decir, miembro del directorio.

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