Página 2 de la Primera Parte del reportaje galardonado en COLPIN 2012
El ranking
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¿Cuáles son las
empresas con las diferencias más notorias? Más de la mitad de los desembarques con discrepancias del
20% pertenecen a la flota de las diez empresas más poderosas del sector
que suelen descargar en sus propias plantas. Seis de estas compañías, de paso,
financiaron, en un evidente conflicto de intereses, el estudio de Apoyo
Consultoría que sirvió de base para elaborar el decreto 1084, que se suponía
iba a ordenar el sector y a salvar de la depredación a la anchoveta (Ver: ‘Olor a pescado’).
Exalmar, propiedad de
la familia Matta Curotto y que tiene entre sus directores a la conocida abogada
Cecilia Blume (**), es la compañía que encabeza la lista:
El 64% de sus
desembarques tiene discrepancias del 20% para arriba.
La empresa afirmó a IDL-R, que eso no es así:
“Si existieran realmente diferencias en las descargas de la magnitud que se
indica (…) no tendríamos un volumen de 45% de descargas de terceros ya que ante
diferencias de esas magnitudes, optarían por vender su pesca a otras empresas
industriales”, aseguró Raúl Briceño, gerente de administración de Exalmar a IDL-R, por correo
electrónico.
Pero IDL-R detectó que en
las tres temporadas de pesca, sólo
el 27% de los desembarques de terceros en las plantas de Exalmar tienen
discrepancias a partir del 20%. ¿Por qué hay tal diferencia
entre las discrepancias con la flota propia (64%) y la de terceros (27%)?
La flota de Exalmar
tiene descargas que pueden superar el 50% de diferencia. El 9 de julio de
2010, la nave Don Víctor registró un desembarque de 89.68
toneladas métricas de anchoveta en el puerto de Chicama a pesar que
el patrón declaró que había capturado 180.
En la primera temporada de 2010, se registró que los
desembarques de Don Víctor superaron el 20% de diferencia en casi 40 veces.
Adriana Giudice, gerente general de la pesquera Austral (Foto: IDL-Reporteros) |
La misma actitud de
negación hubo en otras empresas. “Diferencias del 20% nunca hemos tenido”,
insistió Adriana Giudice, de Austral, quien asegura que su compañía está
considerada como unas de las mejores empleadoras. “Estamos en el Great Place to Work”, apuntó.
Pero IDL-R
identificó que el 27% de
los desembarques de Austral presentan diferencias del 20% a más.
Corporación del Mar
es la tercera en la lista. Pero sus dueños son Austral y Exalmar. Ambas
compañías se repartieron la flota y las plantas de Corporación del Mar en 2010,
pero en el sistema de control de desembarques aparece aún como una empresa
independiente.
Entre las compañías
medianas en esta relación figuran Humacare, del clan Muro con una flota que
descarga en las plantas de Compañía Pesquera Pacífico Centro que también es de
su propiedad y que es la segunda con mayor número de desembarques con
discrepancias. Cantabria ocupa el cuarto puesto. Muy cerca de este notorio
ranking figuran otras dos pesqueras, Los Halcones y Rosario, de una misma familia:
Falcone, que está asociada al grupo Romero en la Pesquera Centinela que también
tiene desembarques con importantes diferencias.
CFG Investment
aparece en la sexta posición. Este es un caso especial: se trata de una subsidiaria de China Fishery que a su
vez está relacionada con Pacific Andes, uno de los conglomerados pesqueros de
mayor importancia en China y Japón. Esta empresa no quiso dar
su versión a IDL-R.
Hubo quienes
cuestionaron el método de comparación: “Lo estimado por el patrón no tiene
ninguna precisión”, aseguró a IDL-R
Fernando Parodi, gerente general de la conocida Hayduk, que no sólo tuvo el 22%
de sus desembarques con discrepancias del 20% a más sino que es propietaria de
la nave Constante, que haciendo honor a su nombre registró en la segunda
temporada de 2010, descargas que en promedio bordearon el 30% de discrepancia.
El cuestionamiento
tiene poca base, como lo saben los industriales. Es cierto que se compara
volumen (la declaración del patrón de la nave) con peso (de las balanzas dentro
de las plantas harineras). Pero el volumen de las bodegas de las naves es
cubicado obligatoriamente por técnicos de la Dirección General de Capitanías y
Guardacostas del Perú (Dicapi). Y no hay patrón que después de centenares de
descargas no sepa con alto grado de exactitud cuánta anchoveta, en peso, entra
en sus bodegas.
Por eso es que al
inicio de su intervención, la primera supervisora, SGS, hizo constar en las
actas de inspección la declaración del patrón de la nave. Eso hizo que fuera
luego imposible no considerarla en la supervisión.
Y sigue el ranking. Diamante, que fue
fundada por el empresario Juan Ribaudo y ahora está en manos de sus hijos y ex
esposa, es la octava en
la lista. Le
sigue Copeinca que asegura que casi toda su flota de anchoveta
tiene sistema de frío lo que originaría que exista más agua en las bodegas de
la nave, y que por ello pueda haber diferencias del 20%. El problema es que en varios casos las
discrepancias llegan al 40%.
El nada ilustre
ranking se cierra con Tasa que tiene como asesor de la alta dirección a
Humberto Speziani, hoy presidente de Confiep.
Pero no sólo las
grandes compañías presentan estos problemas, hay otras pequeñas como Corporación Pesquera 1313
que registran récords. Su
embarcación Mary Carmen superó en todas sus descargas la diferencia del 30% en
promedio. Sus pescadores ya denunciaron el hecho.
¿Cuánto cuesta esta
discrepancia de toneladas que se esfuman? Su valor, ya lo hemos dicho, es de
cerca de 100 millones de dólares. A los impuestos sobre esa cantidad, hay que agregarle los cerca de 600 mil
dólares que el gobierno no recaudaría por derechos de pesca de las diez empresas que
encabezan el ranking de discrepancias superiores al 10%.
Lo que dejaría de
recibir el pescador son 3 millones 695 mil dólares si se suma lo que debe
cobrar por cada tonelada pescada y el U.S. $1.95 que cada planta debe aportar
por tonelada desembarcada para solucionar el problema de la jubilación del
pescador (Ver cifras por empresa en gráfico interactivo).
“Hay un sistema de
control irracional, corruptible e ineficiente en los puertos”, aseguró a IDL-R el ex ministro
de la Producción, José Nicanor Gonzales; “el concepto de la reforma [de la ley
de cuotas] fue correcto, pero falló en su implementación, al permitir que se
consolide la alta concentración, de hecho la cartelización empresarial”.
“Algunas empresas
tienen una actuación delincuencial”, dispara con voz bronca Javier Castro,
secretario general del Sindicato de Pescadores de Chimbote y Anexos, cansado de
denunciar estas diferencias ante las autoridades.
El ministro Kurt
Burneo ha denunciado hace pocos días un ‘faenón’ en la pesca con funcionarios
coludidos con las empresas para no sancionarlas. Pero lo que aún no parece
haber hecho es revisar las cuentas millonarias de las discrepancias que
revelamos luego de seis meses de investigación.
Si algo queda claro,
es que la ley de cuotas no impidió la depredación de la anchoveta, que tampoco
desterró la corrupción. También está claro que algunas empresas que financiaron
la norma persisten en cometer irregularidades.
¿Qué hay detrás de
todo? Cuando los pobladores de Chimbote aspiran ese ventarrón de pescado
podrido que emana de las fábricas de harina, ya saben cómo llamarlo. Es el
“olor del dinero”, dicen. Y saben de qué están hablando.
(*) IDL-Reporteros agradece a la reconocida
periodista Giannina Segnini, jefa de la unidad de investigación del diario La
Nación de Costa Rica, así como a Rigoberto Carvajal, ingeniero de sistemas de
su equipo, por la asesoría en el procesamiento de las bases de datos de esta
investigación.
(**) Corrección: El lunes 19 de septiembre se
ha hecho el siguiente cambio, para mayor claridad del texto. Donde estaba
escrito que Cecilia Blume era directiva de Exalmar, ahora queda escrito que es
directora de esa compañía, es decir, miembro del directorio.
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