Abogado de profesión, con 40 años de
ejercicio, 25 años de profesor universitario; post grado en las universidades
de Roma y Cambridge; Juez instructor, autor de libros del campo penal; amén de
otros cometidos de profesión.
godgod_1@hotmail.com
Artículo Nº 364, registro de PUNTO DE VISTA Y PROPUESTA
Guillermo Olivera Díaz |
Les
cuento que mis artículos son publicados en más de 50 grupos y en varias decenas
de blogs y webs del ciberespacio a partir de la red Voltaire. Un grupo de más
de 1,500 miembros es mío: “Reprobemos siempre al curtido corrupto” y en
otro soy uno de sus impuestos administradores: “Ensayos sobre la oligarquía
peruana”. Éste tiene más de 6,100; a ambos se han colado muchos seres
ficticios que son el mismo reo y mis detractores.
Los
cuatro últimos doblegaron a Fujimori. Llevan por título: “Analfabeto obligado a pedir
élmismo su indulto”, a través de su huella dactilar; “Humala:
sin firma no hay indulto”, casi apocalíptico para el indulto; “Titular de indulto humanitario
debe firmar solicitud” y “Comisión: ¡aberrante violación
de normas de indulto”! Pueden verlos a los 4 en Internet y
contar cuántos blogs y webs los han reproducido.
Los dos colgados ayer 30-10-2012
terminaron por convencer al dubitativo Fujimori que tiene que firmar el pedido
ya hecho por sus hijos. Uno de sus infaltables esbirros me confidencia que
inmediatamente se puso a redactar la carta de puño y letra que la subió Radio
Programas del Perú (RPP). Los que saben que constaten la hora y la comparen con
mis artículos. En ella consignó su propia decisión: “voy a adherirme a la
solicitud presentada por mis hijos”, lo cual tendrá lugar el día de hoy 31.
Anoche mismo colgué mi siguiente
respuesta; la pueden ver en mi grupo, en el muro de mi cuenta personal en
Facebook y como comentario a la carta de Fujimori en la nota periodística de
Javier Soto de La Primera.
Fujimori: ¡socarrona
adhesión al pedido de sus hijos!
Prosigue siendo peligrosamente
socarrón el ladino reo de la DIROES.
Creo, sin cavilación, que el
condenado a 25 años, don Alberto Fujimori, ha escuchado brumosamente que existe
el recurso impugnatorio llamado de “adhesión a la apelación” de la otra
parte o conoce de oídas que los “contratos de adhesión” ya están
previamente mecanografiados para que se adhieran otros interesados, por eso
espeta socarronamente, de puño y letra: "voy a adherirme a la solicitud
presentada por mis hijos". Adopta así una pose accesoria de otra
principal, subalterna.
Dos apelaciones y dos
pedidos de indulto.- Así como la adhesión a la
apelación es una apelación más, hasta ser dos apelaciones diferentes, de
efectos contrarios, del mismo modo su adhesión a la solicitud de sus hijos se
convierte en un pedido más y coexiste con el otro pedido, resultando, entonces,
dos peticiones de indulto: la de los hijos y la del padre. ¿Ambas tendrán los
mismos fundamentos de hecho si los cinco no están enfermos y, por ende, no
sienten los síntomas por igual?
Dos pedidos: uno
principal y otro accesorio.- Siendo la adhesión de
naturaleza o calidad accesoria de la apelación principal, en este caso del
pedido de indulto de sus hijos, resulta que el padre Alberto como ramita, sin
querer queriendo, se ha colgado del tronco que constituye el pedido de sus
cuatro hijos; en otros términos, se ha convertido en parte accesoria de un
pedido principal. ¿Si acaso se cae el tronco por inadmisible, improcedente,
infundado, hipotético desistimiento o disenso entre los cuatro, se caerá la
rama? No me atrevo ni a imaginarlo.
Convendría que la Comisión de
Gracias Presidenciales resuelva previamente este aparente galimatías de dos
pedidos de indulto, uno tras otro, debiendo ser uno, simple y llanamente sin
atisbos de subterfugio.
¿Prosigue el cálculo político, como
por ensalmo, en búsqueda de ingente publicidad con financiación encubierta so
pretexto de indulto, ante las mismas narices del modesto pueblo sufrido y
aguantador? La respuesta es suya.
Añado hoy 31, a las 5.46 de la
mañana. Tiene tiempo para leerme y darle forma al escrito que Nakazaki
presentará hoy mismo, en horas de oficina, a la Comisión de Gracias
Presidenciales. ¡Qué bien que en algo le sirva al contrito reo Fujimori!
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