Por: Milciades Ruiz
Es lo que dirían los esclavos y los
nativos desheredados del Tahuantinsuyo de esa época. Pero ahora, eso no interesa sino la
explotación política y comercial de la efemérides. Los poderes hipnóticos nos
sumen en un escenario alienante y el marketing neurológico explota nuestras
emociones que por reflejo condicionado responden a intereses ajenos.
¿Por
qué debemos estar felices al conmemorar la separación administrativa del
virreinato del Perú como Estado independiente?
Si este hecho no trajo la independencia del
Tahuantinsuyo ni de la población nativa, como tampoco la libertad de los
esclavos traídos de África, ¿de qué emancipación hablamos?
En 1821, los pobladores autóctonos a los que los
conquistadores les arrebataron su patria, ni siquiera eran considerados
peruanos. Se les llamaba “naturales”.
Actualmente, por encuesta nacional INEI se sabe que
en nuestro país, hay un 95% de la población que no se considera de raza blanca
y la gran mayoría admite su mestizaje siendo fundamentalmente “chola”, aunque
cerca del 30% se reconoce pura sangre nativa (quechuas, aimaras y etnias
amazónicas). Entonces, decirle “Felices Fiestas Patrias” a un peruano ancestral
que añora el Tahuantinsuyo, a un campesino que no recibe aguinaldos, quizá sea
una frase sin alma.
Es la cultura de la dominación de la que no debemos
ser cómplices porque nuestra opción es la cultura de la liberación.
Aprovecho
la ocasión para insertar algunos párrafos del libro: “Trazos para una República
Equitativa”, abusando de vuestra paciencia lectora.
3.3.6 Independencia sin libertad del
peruano oprimido
Primera pregunta
"¿En qué lugar de Lima, la dorada, vivían los que la construyeron?" (Bertolt Brecht)
"¿En qué lugar de Lima, la dorada, vivían los que la construyeron?" (Bertolt Brecht)
Segunda pregunta
¿Por qué será que todavía existen infelices
que nos hablan de una Lima señorial, antigua, colonial y
bella?
¿Por qué quedan todavía desgraciados
que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
las tapadas, los balcones, la alameda,
¿Por qué quedan todavía desgraciados
que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
las tapadas, los balcones, la alameda,
si de eso sólo queda un basural de hambre, de miseria y de mentira?
Ciudad de los Reyes de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión, ciudad triste, hambrienta,
mísera por todos lados, salvo pequeños rinconcitos
donde se canta "la flor de la canela" "viva el Perú y
sereno"
y se bebe whisky con hielo
y cocacolas. (Javier Heraud)
Los poderosos descendientes hispánicos infunden por
todos los medios la añoranza a la Lima virreinal y su frivolidad aristocrática,
ensalzan a la “Perricholi” y nos inducen a simpatizar con las tradiciones de la
nobleza virreinal, olvidando las atrocidades del coloniaje y los inmensos
sufrimientos de los despojados absolutos, los pobladores autóctonos, ancestros
de la mayoría de peruanos de hoy.
(Aún se conserva como símbolo municipal desde los
tiempos de Pizarro el escudo de armas de tres coronas de oro en campo azul con
una estrella encima, y escrito en la orla color rojo: « Hoc signum vere Regium
est » con dos águilas coronadas que Carlos V dispuso para Lima denominándola
Nobilísima y muy leal Ciudad de los Reyes, lealtad que se mantiene
innecesariamente incluyendo nombres virreinales de calles y avenidas).
No
se trata de mirar el pasado con rencor, pero tampoco con el olvido ni menos
aceptarlo con tergiversaciones que nos alienan alejándonos de la verdad
histórica.
Se
acerca el bicentenario de la Declaración de Independencia del virreinato del
Perú y muchos ya se aprestan a celebrar con gran pompa oficial, arrastrando a
los descendientes de las culturas prehispánicas, quienes por reflejo
condicionado, lo harán también sin percatarse de que tal acontecimiento fue
ajeno a las aspiraciones de sus ancestros.
No fueron estos los beneficiarios, sino sus amos
colonialistas los que tomaron el poder de gobernar el ex virreinato. Se celebrará el
bicentenario de la independencia territorial pero no la emancipación social de
la población oprimida.
Emancipación política de un Estado no es lo mismo
que la de su población, pero interesadamente se tergiversa el concepto para
darle otra connotación. No se trataba de liberar el Tahuantinsuyo de sus
opresores coloniales. No era que los españoles se retiraban y devolvían el
territorio a sus dueños prehispánicos. Tampoco que los colonialistas dejaban al
fin que los colonizados se hagan cargo de su Estado, como era la gran
aspiración nativa. ¡Noooo!
Tal acontecimiento era sólo un anhelo separatista
de los colonialistas hispánicos locales, disconformes con el sistema que los
hacía dependientes de las decisiones del emperador español y de su corte en Europa.
Únicamente, querían separarse administrativamente, a fin de que los virreinatos
tengan autonomía y no depender de decisiones de ultramar.
Ninguno de los supuestos “patriotas” pensó en
liberar a la población autóctona de la opresión social que los españoles
colonialistas ejercían sobre esta. El propósito de la supuesta independencia no
era dejar que los dueños primigenios del territorio nacional decidan su destino
político por sí solos. ¡Eso, ni locos! ¡No faltaba más!
Sin embargo, los sometidos indígenas y sus
descendientes, desde entonces como ahora, estaban y están obligados a cantar el
himno nacional como propio y a celebrar una fecha de independencia ajena. Y
escucharemos la célebre frase: “El Perú desde este momento es libre e
independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su
causa que Dios defiende”. Pero, si apartamos el velo de la tergiversación,
veremos que no es así.
Es de esperar que lo que vengo diciendo me exponga
a muchas iras, pero no me retractaré como los inquisidores lo hicieron con
Galileo. Nunca falté a mi conciencia por temor o por oportunismo de no decir la
verdad por conveniencia. Creo firmemente que es preciso rescatar la verdad y
hacer justicia histórica con la población nativa y mestiza. De no hacerlo, me
convierto en cómplice. Después de todo, sólo soy un hilo en un pajar.
Es cierto que en la guerra de esa independencia los
peruanos nativos derramaron más sangre que los “españoles criollos” y muchos de
estos nunca arriesgaron nada, pero sí se sentaron como “patriotas” a la mesa ya
servida. Muchos nativos dieron su vida esperanzados en la eliminación de las
atrocidades coloniales. Fueron utilizados ya de mensajeros, ya de guerrilleros,
ya de montoneros o como soldados y ganaron muchas batallas contra las fuerzas
realistas pero no tenían derecho a figurar en la historia.
Los nativos soportaron horribles represalias de
exterminio, pues al igual que en los tiempos modernos, las tropas del gobierno
arrasaron aldeas enteras acusándolas de complicidad con los subversivos. El
sanguinario coronel virreinal José Carratalá ordenó a sus tropas incendiar por
completo a Cangallo (Ayacucho) para borrarlo para siempre, pero este pueblo
renació de sus cenizas y aún conserva su coraje morochuco.
LOS SANGUINARIOS DE AHORA
El método aplicado en Cangallo por Carratalá en
1822 contra los subversivos independentistas se prosiguió practicando en la
denominada democracia representativa republicana. La mañana del 14 de agosto de
1985 los pobladores de la pequeña comunidad de Accomarca (Vilcashuamán,
Ayacucho) fueron reunidos a la fuerza por elementos militares que arribaron por
diferentes frentes a la quebrada de Huancayoc, y luego de introducirlos en dos
casas los asesinaron con disparos de fusil y granadas de guerra. 69 hombres,
mujeres y niños fueron eliminados.
El principal incriminado, teniente Telmo Hurtado,
dijo ante la Sala Penal que lo juzgó veintiséis años después: “El tiro entraba
por el occipital, así era la manera de matar a los subversivos”. […] “En el
operativo de eliminación’ no hubo diferencia entre mujeres y niños, para
nosotros todos eran terroristas”. (26 fueron los niños aniquilados)
“Todo el Estado Mayor sabía del asesinato. El
general (Wilfredo) Mori Orzo (jefe del Comando Político Militar de Ayacucho) me
mandó dos días después (del asesinato) a hacer una “limpieza”, es decir,
desaparecer a los testigos (del crimen) para que no se viera comprometida la
plana mayor en un escándalo periodístico”.
Confrontado con Juan Rivera rondón, otro de los
inculpados, dijo: “Yo soy responsable de la muerte de 31 personas; tú debes
haber matado al resto, tú quemaste sus casas. Los dos participamos en el
operativo”.(Diario La República 21.09.12)
Hurtado dijo que el G17 era el plan Hualgayoc de
ejecución de terroristas y que la matanza fue ordenada por el G2 que era César
Martínez Restrepo. La orden de preparar las trincheras para los exterminios fue
dada por el jefe militar Nelson Gonzales Feria. (Portal Américanoticias 21 Set
2012)
[…]
3.3.7 Subversivos extranjeros y libertadores
El
término “subversión” ha sido tomado del diccionario de la lengua española como
un suceso destinado a subvertir el orden establecido o régimen social vigente.
El subversivo es el agente de cambio revolucionario que pretende reemplazar el
caduco orden establecido por otro que satisfaga las aspiraciones sociales del
correspondiente momento histórico.
Pero vale recordar que ni siquiera la emancipación
del virreinato fue obra propia, sino de subversivos extranjeros que invadieron
el país por encargo del gobierno de Chile. Este, financió y organizó la
expedición libertadora a costa de grandes sacrificios económicos y
endeudamiento externo. ¡Sí! A Chile se le debe en gran parte la independencia
política del Virreinato del Perú.
Indudablemente, no era por amor al Perú sino por
sus propios intereses de afianzar su propia independencia ya ganada con
anterioridad, pero en peligro de ser aniquilada por el poderío militar del
virreinato con sedeen Lima. La aspiración era lograr por lo menos el reconocimiento
de la independencia política de Chile.
Decir esto puede ser molestoso para quienes han
sido alimentados con odiosidades interesadas, pero “papeles mandan” ytanto
Mendiburu como Mariano Paz Soldán a través de sus obras me dieron copia de los
originales. San Martín rendía cuenta de su trabajo al Supremo Director de la
República de Chile, Bernardo O’Higgins, puesto que no venía por cuentapropia
sino por encargo de esa república.
Asimismo, planteado el armisticio entre los dos
bandos en guerra para buscar un arreglo de paz, se reunieron en Punchauca
(Valle Chillón-Lima) los representantes o diputados de ambas partes en
conflicto. El 7 de Mayo de 1821 los realistas propusieron como primer punto:
“Todas las tropas del gobierno de Chile, y las del
gobierno español. Sea cual fuera la situación en que, a la ratificación del
presente tratado se hallen, suspenden sus hostilidades desde el momento en que
se les comunique el aviso”.
Como se aprecia, las tratativas no eran entre
patriotas peruanos y las fuerzas realistas. Que la historia oficial diga otra
cosa no es de extrañar, pero cuando el mercenario Almirante Lord Tomás
Cochrane, el marino inglés que transportó a la expedición libertadora, le
reclamó a San Martín por
...
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(1) EN "LA PATRIA", NÚÑEZ URETA
INTERPRETA EL ENCARGO DE UN MURAL PARA LA ESCUELA MILITAR -RETRATAR LA HISTORIA
DE LOS HÉROES NACIONALES- SOMETIDO A LAS MISMAS PULSIONES. BOLOGNESI Y GRAU,
LOS DOS GRANDES TRAUMAS NACIONALES, APARECEN AL MARGEN, OBSERVADORES PASIVOS DE
LA ÉPICA; SON LOS TRABAJADORES LOS QUE PUEBLAN EL ESPACIO, LLEVADOS AL FRENTE
DE UNA HISTORIA EN LA QUE NUESTRAS CULTURAS ORIGINARIAS HAN CHOCADO CON -Y SE
HAN SOBREPUESTO A- LOS CONQUISTADORES.
(HTTPS://REDACCION.LAMULA.PE/2014/05/01/RETRATO-DEL-TRABAJO-PERUANO/TECABRERA/)
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