Por:
Rosa María Palacios (Periodista)
Gia Rogers no imaginó su futura
aparición en alguna primera plana cuando se hizo tomar una coqueta foto con
Alan García. Tampoco cuando asistió –nadie sabe ahora muy bien por qué– al
cumpleaños del nietecito de Jorge del Castillo. Una ex reclusa por transportar
drogas, deseosa de reconstruir su vida, se acercaba, como mosca a la miel, a
los más altos mandos del Apra. Pura mala suerte, para todos.
Pero no todo es mala suerte. En el
periodo 2006 al 2011, Alan García indultó a 104 afortunados reos por razones
humanitarias y conmutó 5,500 condenas (rebajó penas) de un universo total de
más de 15,000 sentenciados. Se constituyó, por sí solo, en la “Corte Supra
Excepcional de a Uno” porque, la Constitución se lo permitía y, presumo, porque
le parecía estupendo para el país. Para decirlo en simple, le redujo la pena a
un tercio de los reos en cárcel en todo el Perú. Nada menos.
¿El grueso de los reos beneficiarios?
Condenados por narcotráfico. Como los narcotraficantes no pueden ser indultados
por ley, se le ocurrió usar la conmutación. Del total de conmutados 3,302
son por tráfico ilícito de drogas. Expediente por expediente, “escuchando
la voz de Dios”, fue reduciendo años de condena. ¿A pobrecitas burriers de
extrema pobreza? Sí. Pero también a integrantes de bandas internacionales que
hoy andan libres por el mundo. Gracias a la magnanimidad del ex Presidente y
Miguel Facundo Chinguel –“un hombre probo” en famosa frase de García– hoy
procesado por vender conmutaciones e indultos como presidente de la comisión
que los tramitaba– esta lacra está hoy libre. Esa es la dura verdad.
Pero las cosas se pusieron más feas
para García con el descubrimiento de las actividades ilícitas del ex militante
aprista Gerald Oropeza –hoy procesado por narcotráfico y su secuela de
homicidios– cuya madre aprista postuló el 2011 con el puesto 17 en la lista del
partido, por Lima.
¿Elegida en democracia interna? No.
Por la cúpula. ¿Su mérito? Ser la viuda de un dirigente aprista que según sus
propias palabras “los dejó millonarios” ganando licitaciones de limpieza en el
mismo gobierno aprista. Gerald –en audio confiscado en su celular– ha prometido
pagarle la campaña íntegra a un político –cuyo nombre no sabemos– si es que le
hace el contacto con el Fiscal de la Nación para cobrar una deuda de 18
millones de soles por servicios de limpieza. Pero hay más.
La captura de Gerald en Ecuador
provocó las iras apristas. Esa noche altos mandos del partido reproducían en
redes sociales el mensaje #Oropezanomataagendas en clara referencia (y
dejándose ver el fustán que ya lo tienen bien largo) a que la captura del
presunto narco era una noticia menor respecto de las acusaciones a Nadine
Heredia. La jugada salió mal.
Pero la pataleta y la matonería, con
amenazas al presidente de Latina vino después. Gerald Oropeza, en otro audio,
hace referencia a un “Tío Alan y su batería” que vendría en su auxilio. Nadie
dijo que fuera García. Sin embargo, el tuiter fue el escenario de los improperios
del ex Presidente. Su batería, Barreda y Del Castillo, salieron a decir que
Gerald era sobrino del “Tío Alamín”, integrante de la temible banda de Los
Destructores. Es decir, el cuñado de su candidata a Lima. Nada menos. ¿Abogado
de los Oropeza y del Tío Alamín? ¡Miguel Facundo Chinguel!
García destruyó el 2006 a Lourdes
Flores con una chapa malévola, falsa e injusta. Lo ha vuelto a hacer años y
meses con la esposa del Presidente. Hoy, él, que no pasa ni de dos dígitos en
las encuestas de intención de voto usa el amedrentamiento a periodistas para
pavonearse en los medios de comunicación sin que nadie le pregunte siquiera lo
único que importa. ¿Volvería a conmutar penas a 5,500 delincuentes? ¿A
3,302 narcos?
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