lunes, 9 de noviembre de 2015

Los millones que deberá conseguirse el candidato presidencial



Manos a los bolsillos. Existen diferencias sobre los montos, pero la opinión de consultores, publicistas y jefes de campaña sugiere que los candidatos que piensen seriamente en tomar el sillón presidencial el 2016 deberán realizar un esfuerzo económico que superará los 20 millones de dólares (en soles no menos de 60 millones) de aquí al próximo 10 de abril, fecha en que concluye la primera vuelta (queda la segunda ronda para los dos candidatos finalistas).

En pocas semanas la carrera  por el sillón presidencial arrancará de manera oficial y si bien los más de diez virtuales candidatos ya recorren pueblos y ciudades, salen en entrevistas y anuncian probables acompañantes dentro de su plancha, la interrogante que persigue estos días a muchos de ellos y a sus equipos es cuánto se necesitará finalmente para costear holgadamente una campaña presidencial exitosa.
  
Ni en los países con un reglamento electoral más sólido que el nuestro hay certeza de que las cifras oficiales de gastos de campaña mostradas reflejan la realidad. Ni siquiera las fórmulas que se aplican para conocer lo que se gasta aproximadamente en el negocio ilegal de la droga o en el mercado de armas pueden servir para estimar un monto promedio, y eso porque en el financiamiento de cada candidato presidencial intervienen factores que no siempre serán especificados en los formatos entregados al ente electoral fiscalizador.

Pese a ello, los datos oficiales de los últimos años (ver cuadro) sugieren que la tendencia de los partidos y los candidatos a las presidenciales es elevar sus costos, aunque eso no necesariamente signifique asegurar una victoria, como ocurrió en 1999 cuando el candidato chileno Joaquín Lavín gastó más de US$ 40 millones en una campaña proselitista que finalmente no le dio el triunfo. O aquí mismo en 1990, cuando el respaldo financiero con el que contaba el candidato del Fredemo, Mario Vargas Llosa, no fue suficiente para ganarle en segunda vuelta al entonces desconocido Alberto Fujimori.

Para Abel Aguilar Pretell, experto en marketing y publicidad política, la cifra a desembolsar por los aspirantes a la presidencia peruana puede oscilar entre 20 millones y 30 millones de dólares. No menos.

“Se habla de que se puede hacer una campaña de 10 millones de dólares, pero esa sería una bastante austera”, afirma.

A juicio del publicista existen tres rubros en la campaña electoral que demandan mayores recursos: la inversión en medios masivos, las movilizaciones del candidato (mitines) y la defensa del voto, que viene a ser todo el equipo de personeros que se despliega el día de la votación.

“Se necesitará en todo el país cerca de 120 mil personeros”, calcula Abel Aguilar.

Con respecto a los honorarios de un publicista, el experto señala que no es verdad que este se lleve una parte muy grande. “Normalmente es un porcentaje menor de la inversión en medios”, asegura el consultor de Aguilar & Bettochi, actualmente uno de los responsables de definir el rumbo de la campaña del candidato Pedro Pablo Kuczynski, más conocido como PPK.

Aguilar explica que los medios televisivos son los que demandan una mayor inversión y ocupan casi el 80% del presupuesto de campaña, luego les  siguen los medios radiales con un 10% y los impresos y digitales con un porcentaje similar.

En la última campaña, en la primera vuelta, el gasto en medios de los primeros candidatos fue de casi 4 millones de dólares. Para la segunda vuelta, Keiko (Fujimori) y Ollanta (Humala) duplicaron esta cifra entre 7 y 8 millones en cada campaña. Esto quiere decir que sus consultores pudieron cobrar alrededor de 350 o 400 mil dólares por un trabajo de entre tres y seis meses.

En cuanto a los actos políticos, los costos de la organización de uno pueden ir de 10 mil a 50 mil dólares, teniendo en cuenta la movilización del candidato, de sus equipos, y los costos de alquiler de los estrados.

Los Superasesores

Se ha discutido ampliamente sobre los sueldos de los asesores extranjeros y si sus ingresos representan una gran parte de la tajada de los gastos de una campaña, como es el caso del brasileño Luis Favre, quien habría estado en conversaciones con PPK y con el candidato César Acuña Peralta, pero que, en ambos casos, no se habría llegado a un acuerdo por las altas tarifas que significaría su asesoramiento.

Abel Aguilar afirma que estos consultores o asesores pueden cobrar fácilmente hasta 350 mil dólares por un trabajo de seis meses.

Por ejemplo, se dice que los honorarios del venezolano Juan José Rendón llegaban a más de 80 mil dólares mensuales por seis meses. En el caso del brasilero Favre, su empresa FX Comunicación Global ofrece un gran paquete con los focus group,desarrollo de publicidad y asesoría.

“Es raro que alguien adquiera un paquete completo, lo usual es que se conforme un equipo mixto. El asesor extranjero y un equipo peruano”, expresa Aguilar.

En el caso del candidato por el APRA, Alan García, lo usual es que no realice estos gastos por su estilo de confiar en su propia estrategia, la cual le ha rendido al menos en dos de las tres veces que se lanzó como candidato.

Por su parte, Miguel Ugaz Gaviño, experto en Comunicación Estratégica y director de Contenidos de MU, considera que los aspirantes no pueden invertir solo en el desarrollo de la publicidad tradicional porque eso generaría rechazo entre los votantes.

“La gente va a empezar a buscar contenidos de valor que le solucionen una necesidad específica. Lo que no les debe faltar a los candidatos son mensajes claros. Hay que recordar que el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, tuvo una campaña fuera de los medios y fue directamente al elector”, puntualiza.

Tanto Aguilar Pretell como Ugaz Gaviño enfatizan que si bien es importante que los candidatos estén activos en las redes sociales, su impacto real el día de la votación es todavía marginal.

De qué bolsillo saldrá

Durante estas semanas, los jefes y gerentes de campaña, sobre todo de los candidatos primerizos o sin una procedencia del gremio empresarial, vienen trabajando contra el tiempo para negociar y concretar aportes de empresarios o empresas que les permitan enfrentar debidamente una campaña.

Esta semana, el candidato presidencial por Todos por el Perú, Julio Guzmán Cáceres,admitió no tener aún el apoyo financiero cuando un periodista radial le preguntó quiénes se habían comprometido a apoyarlo.

Menos inquietud para armar presupuestos habrá entre los candidatos que tienen una red bien cultivada de contactos en el sector corporativo.

Se da por descontado que Keiko Fujimori, PPK, Alan García y hasta Alejandro Toledo no tendrán que meter mano a sus bolsillos y menos solicitar préstamos crediticios para encarar los gastos.

Es muy seguro que ellos gozarán de carteles o espacios gratuitos en la vía pública, alojamiento en hoteles, logística durante sus recorridos e incluso aviones privados para sus traslados. Y esto es muy probable que no figure en los registros como gastos de campaña.

En los años 90, la búsqueda de financiamiento durante el régimen de Fujimori fue más que complicada. Las donaciones privadas se realizaban con la condición de que fueran secretas, de lo contrario, las represalias corrían por cuenta de la SUNAT.

En Argentina, una ley permitía hasta hace poco al empresario obligar al grupo político que financia a mantener su identidad en secreto por un periodo de tres años.

En todo caso, como muy bien sabemos, los grandes y medianos grupos empresariales tienden desde los años 80 a respaldar financieramente no solo a un candidato sino hasta dos o tres, aunque esto probablemente los electores tampoco lo sabrán esta vez.

Financiamiento público no será para la campaña

Esta semana, el Congreso de la República aprobó una modificación en la Ley de Partidos que no solo amplía el tope actual de aportes al partido de 60 UIT, sino también distingue entre aportes al partido y aportes a la campaña electoral.

En la norma aprobada, los partidos o alianzas podrían recibir aportes anuales hasta por un total de 200 Unidades Impositivas Tributarias (UIT) de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, en efectivo o en especie para los programas de formación o capacitación.

Los aportes recibidos por cada candidato presidencial para su respectiva campaña electoral de personas naturales o personas jurídicas no deberían exceder de 30 UIT, es decir, S/. 115.500.

En EEUU, con 130 millones de electores, las campañas para las elecciones del 2012 demandaron una inversión de casi US$ 6.000 millones, lo que supone un coste por elector de unos US$ 45.

La elección brasileña del 2014 fue la más cara de la historia. Se gastaron 6 billones de reales, una suma equivalente al presupuesto por 6 años del programa social Bolsa Familiar.
Claves
Costo histórico. Según el fujimorismo, la campaña electoral de Fujimori del 2000, que duró más de un año, con programas reventando las pantallas de televisión y grandes pintas proselitistas en los cerros de Lima y provincias, costó solo 5 millones de dólares.


Lo real. Sin embargo, expertos como el desaparecido ex ministro de Economía Javier Silva Ruete afirmaron que ese poderoso despliegue de propaganda habría superado varios cientos de millones de dólares.

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