Manos a los bolsillos. Existen diferencias sobre
los montos, pero la opinión de consultores, publicistas y jefes de campaña
sugiere que los candidatos que piensen seriamente en tomar el sillón presidencial el 2016 deberán
realizar un esfuerzo económico que superará los 20 millones de dólares (en
soles no menos de 60 millones) de aquí al próximo 10 de abril, fecha en que
concluye la primera vuelta (queda la segunda ronda para los dos candidatos
finalistas).
En pocas semanas la carrera por el sillón
presidencial arrancará de manera oficial y si bien los más de diez virtuales
candidatos ya recorren pueblos y ciudades, salen en entrevistas y
anuncian probables acompañantes dentro de su plancha, la interrogante
que persigue estos días a muchos de ellos y a sus equipos es cuánto se
necesitará finalmente para costear holgadamente una campaña presidencial
exitosa.
Ni en los países con un reglamento electoral más
sólido que el nuestro hay certeza de que las cifras oficiales de gastos de
campaña mostradas reflejan la realidad. Ni siquiera las fórmulas que se aplican
para conocer lo que se gasta aproximadamente en el negocio ilegal de la droga o
en el mercado de armas pueden servir para estimar un monto promedio, y eso
porque en el financiamiento de cada candidato presidencial intervienen
factores que no siempre serán especificados en los formatos entregados al ente
electoral fiscalizador.
Pese a ello, los datos oficiales de los últimos
años (ver cuadro) sugieren que la tendencia de los partidos y los candidatos a
las presidenciales es elevar sus costos, aunque eso no necesariamente
signifique asegurar una victoria, como ocurrió en 1999 cuando el candidato
chileno Joaquín Lavín gastó más de US$ 40 millones en una campaña proselitista
que finalmente no le dio el triunfo. O aquí mismo en 1990, cuando el
respaldo financiero con el que contaba el candidato del Fredemo, Mario Vargas
Llosa, no fue suficiente para ganarle en segunda vuelta al entonces
desconocido Alberto Fujimori.
Para Abel Aguilar Pretell, experto en marketing y
publicidad política, la cifra a desembolsar por los aspirantes a la presidencia
peruana puede oscilar entre 20 millones y 30 millones de dólares. No menos.
“Se habla de que se puede hacer una campaña de 10
millones de dólares, pero esa sería una bastante austera”, afirma.
A juicio del publicista existen tres rubros en la
campaña electoral que demandan mayores recursos: la inversión en medios
masivos, las movilizaciones del candidato (mitines) y la defensa del voto, que
viene a ser todo el equipo de personeros que se despliega el día de la
votación.
“Se necesitará en todo el país cerca de 120 mil
personeros”, calcula
Abel Aguilar.
Con respecto a los honorarios de un publicista, el
experto señala que no es verdad que este se lleve una parte muy grande.
“Normalmente es un porcentaje menor de la inversión en medios”, asegura el
consultor de Aguilar & Bettochi, actualmente uno de los responsables de
definir el rumbo de la campaña del candidato Pedro Pablo Kuczynski,
más conocido como PPK.
Aguilar explica que los medios televisivos son los
que demandan una mayor inversión y ocupan casi el 80% del presupuesto
de campaña, luego les siguen los medios radiales con un 10% y
los impresos y digitales con un porcentaje similar.
En la última campaña, en la primera vuelta, el
gasto en medios de los primeros candidatos fue de casi 4 millones de dólares.
Para la segunda vuelta, Keiko (Fujimori) y Ollanta (Humala) duplicaron esta
cifra entre 7 y 8 millones en cada campaña. Esto quiere decir que sus
consultores pudieron cobrar alrededor de 350 o 400 mil dólares por un trabajo
de entre tres y seis meses.
En cuanto a los actos políticos, los costos de la
organización de uno pueden ir de 10 mil a 50 mil dólares, teniendo en
cuenta la movilización del candidato, de sus equipos, y los costos de alquiler
de los estrados.
Los Superasesores
Se ha discutido ampliamente sobre los sueldos de
los asesores extranjeros y si sus ingresos representan una gran parte de la
tajada de los gastos de una campaña, como es el caso del brasileño Luis Favre,
quien habría estado en conversaciones con PPK y con el candidato César Acuña
Peralta, pero que, en ambos casos, no se habría llegado a un
acuerdo por las altas tarifas que significaría su asesoramiento.
Abel Aguilar afirma que estos consultores o
asesores pueden cobrar fácilmente hasta 350 mil dólares por un trabajo de seis
meses.
Por ejemplo, se dice que los honorarios del
venezolano Juan José Rendón llegaban a más de 80 mil dólares mensuales por seis
meses. En el caso del brasilero Favre, su empresa FX Comunicación
Global ofrece un gran paquete con los focus group,desarrollo de publicidad
y asesoría.
“Es raro que alguien adquiera un paquete completo,
lo usual es que se conforme un equipo mixto. El asesor extranjero y un equipo peruano”,
expresa Aguilar.
En el caso del candidato por el APRA, Alan García,
lo usual es que no realice estos gastos por su estilo de confiar en su propia
estrategia, la cual le ha rendido al menos en dos de las tres
veces que se lanzó como candidato.
Por su parte, Miguel Ugaz Gaviño, experto en
Comunicación Estratégica y director de Contenidos de MU, considera que los
aspirantes no pueden invertir solo en el desarrollo de la publicidad
tradicional porque eso generaría rechazo entre los votantes.
“La gente va a empezar a buscar contenidos de valor
que le solucionen una necesidad específica. Lo que no les debe faltar a los
candidatos son mensajes claros. Hay que recordar que el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio,
tuvo una campaña fuera de los medios y fue directamente al elector”,
puntualiza.
Tanto Aguilar Pretell como Ugaz Gaviño enfatizan
que si bien es importante que los candidatos estén activos en las redes
sociales, su impacto real el día de la votación es todavía marginal.
De qué bolsillo saldrá
Durante estas semanas, los jefes y gerentes de
campaña, sobre todo de los candidatos primerizos o sin una procedencia del
gremio empresarial, vienen trabajando contra el tiempo para negociar y
concretar aportes de empresarios o empresas que les permitan
enfrentar debidamente una campaña.
Esta semana, el candidato presidencial por Todos
por el Perú, Julio Guzmán Cáceres,admitió
no tener aún el apoyo financiero cuando un periodista radial le preguntó
quiénes se habían comprometido a apoyarlo.
Menos inquietud para armar presupuestos
habrá entre los candidatos que tienen una red bien cultivada de contactos
en el sector corporativo.
Se da por descontado que Keiko Fujimori, PPK, Alan García
y hasta Alejandro Toledo no tendrán que meter mano a sus
bolsillos y menos solicitar préstamos crediticios para encarar los gastos.
Es muy seguro que ellos gozarán de carteles o
espacios gratuitos en la vía pública, alojamiento en hoteles, logística durante
sus recorridos e incluso aviones privados para sus traslados. Y esto es muy
probable que no figure en los registros como gastos de campaña.
En los años 90, la búsqueda de financiamiento
durante el régimen de Fujimori fue más que complicada. Las donaciones privadas
se realizaban con la condición de que fueran secretas, de lo contrario, las
represalias corrían por cuenta de la SUNAT.
En Argentina, una ley permitía hasta hace
poco al empresario obligar al grupo político que financia a mantener su
identidad en secreto por un periodo de tres años.
En todo caso, como muy bien sabemos, los grandes y
medianos grupos empresariales tienden desde los años 80 a respaldar
financieramente no solo a un candidato sino hasta dos o tres, aunque esto probablemente los
electores tampoco lo sabrán esta vez.
Financiamiento público no será para la campaña
Esta semana, el Congreso de la República aprobó una
modificación en la Ley de Partidos que no solo amplía el tope actual de aportes
al partido de 60 UIT, sino también distingue entre aportes al partido y
aportes a la campaña electoral.
En la norma aprobada, los partidos o alianzas
podrían recibir aportes anuales hasta por un total de 200 Unidades Impositivas
Tributarias (UIT) de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, en
efectivo o en especie para los programas de formación o capacitación.
Los aportes recibidos por cada candidato
presidencial para su respectiva campaña
electoral de personas naturales o personas jurídicas no
deberían exceder de 30 UIT, es decir, S/. 115.500.
En EEUU, con 130 millones de electores, las
campañas para las elecciones del 2012 demandaron una inversión de casi US$
6.000 millones, lo que supone un coste por elector de unos US$ 45.
La elección brasileña del 2014 fue la más cara de
la historia. Se gastaron 6 billones de reales, una suma equivalente al
presupuesto por 6 años del programa social Bolsa Familiar.
Claves
Costo histórico. Según el fujimorismo, la campaña
electoral de Fujimori del 2000, que duró más de un año, con programas
reventando las pantallas de televisión y grandes pintas proselitistas en los
cerros de Lima y provincias, costó solo 5 millones de dólares.
Lo real. Sin embargo, expertos como el
desaparecido ex ministro de Economía Javier Silva Ruete afirmaron que
ese poderoso despliegue de propaganda habría superado varios cientos de millones
de dólares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario