lunes, 18 de febrero de 2013

OBSERVACIONES AL DS Nº 004-2013-PCM QUE APRUEBA LA POLITICA NACIONAL DE MODERNIZACION DE LA GESTION PUBLICA


Señores congresistas de la República/ Señores funcionarios del Poder Ejecutivo:

Los servidores de la administración pública nacional, regional y local, como conocedores directos de la real problemática de las instituciones públicas, expresamos nuestra opinión sobre la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública, en los siguientes términos:

1.     APRECIACION GENERAL

En un contexto de cambios sociales, económicos y tecnológicos acelerados, los Estados requieren adaptar su estructura institucional a los retos planteados por estos cambios globales y regionales. En tal sentido, la iniciativa de modernizar la gestión pública nacional es plausible y necesaria. Los servidores públicos en su mayoría  observamos con simpatía y esperanza, siempre y cuando esté orientada a corregir integral y efectivamente los graves vicios y deficiencias existentes en la administración pública actual.

Declaramos también con claridad que en las últimas cuatro décadas  el Gobierno Nacional no ha tenido una real voluntad de modernizar ni mejorar la calidad de la gestión pública, y más bien ha orquestado astutamente el colapso del aparato estatal a través de diversas  políticas que han conducido a la burocratización, la proliferación de instituciones públicas, incremento explosivo del personal, politización de la gestión pública y sobre todo creando los mecanismos para el incremento de los actos de corrupción. Toda esta experiencia indica que en el Gobierno Nacional hasta la fecha no existe una verdadera voluntad de modernizar la gestión pública en función a objetivos del desarrollo nacional, y por ello, todo intento de reforma  fue premeditadamente equivocado e intrascendente.

Por estos antecedentes negativos en la historia de la administración pública nacional,  es responsabilidad política de todos los gobiernos de turno, nos reservamos  el derecho a la duda frente al D. S. Nº 004-2013-PCM. Su diagnóstico es genérico e incompleto, no identifica las causas verdaderas que han conducido a la debacle de todo el aparato administrativo del Estado; más bien sutilmente deja entender que el problema radica en los servidores públicos. Un diagnóstico de este tipo definitivamente no garantiza una real modernización de la gestión pública, sino que una vez más puede conducir a tomar decisiones equivocadas, concentrando los esfuerzos en atacar “efectos” y postergando indefinidamente la solución de las “causas centrales”. Tomando como referencia la experiencia de las últimas décadas, pasamos a identificar las deficiencias de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública al 2021, aprobada mediante D.S. Nº 004—2013-PCM.

2.     ANALISIS DE LA NORMA

El numeral 1.1, referido a la situación general, afirma que “…Los Gobiernos locales y regionales carecen de un mínimo de capacidad administrativa”. Afirmación que es verdadera, pero parcialmente, porque no indica la causa de esta situación vergonzosa para el país, y lo peor no se indica  a los responsables.

El país entero sabe que los gobiernos regionales y locales brillan por su incapacidad, no  sólo por la baja calificación del personal, sino principalmente por tener Presidentes Regionales y Alcaldes que no reúnen las calificaciones personales ni técnicas para asumir cargos de ese nivel. En tal sentido, es un tema que atañe a las leyes electorales que permiten el acceso de personas sin calificaciones mínimas a cargos de alta responsabilidad. Los mayores desaciertos, el arbitrario uso de los presupuestos y los escasos resultados mostrados por las instituciones públicas son por la escasa  capacidad de gestión y limitada visión de las autoridades elegidas, quienes por el hecho de ser elegidos se sienten con todo el derecho de pisotear las normas de los sistemas administrativos.

Una verdadera modernización de la gestión pública debe empezar por hacer más exigente los requisitos para acceder a cargos de Presidente Regional y Alcalde, cerrando las posibilidades a la estafa electoral y la mediocridad de los políticos. La definición de objetivos estratégicos, indicadores y metas de gestión corresponden a la máxima autoridad de cada institución y no a los trabajadores. Si no hay rumbo ni resultados concretos es responsabilidad exclusiva de los presidentes regionales y alcaldes. La realidad es más crítica y hasta escandalosa en las municipalidades distritales rurales, donde personajes sin el mínimo criterio de gestión asumen el cargo de Alcalde, para luego hacer el despilfarro de los recursos del Estado, sin importar la situación de pobreza de su población.

 

En el numeral 1.2, referido a las principales deficiencias de la gestión pública en el Perú, se enumera los siguientes problemas: (1) Ausencia de un sistema eficiente de planeamiento y problemas de articulación con el sistema de presupuesto público.

Es falso que en el país no haya un sistema eficiente de planeamiento. Existe un buen sistema de planeamiento nacional encabezado por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico-CEPLAN y Oficinas de Planeamiento en los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales; de igual manera, existe un Plan Bicentenario: el Perú hacia el 2021, Planes de Desarrollo Concertados, Planes Estratégicos Institucionales y planes concertados de nivel local. El problema central del país es que ninguna autoridad, sea nacional, regional o local tiene la voluntad política de implementar estos planes y hacer una gestión orientada a objetivos de mediano y largo plazo; la prioridad de las autoridades elegidas es el corto plazo, el show mediático, el asistencialismo y la priorización de su sagrado Diezmo. El problema no está en la falta de un sistema eficiente de planeamiento, y mucho menos en su articulación con el sistema de presupuesto público, sino en la falta de voluntad política e incapacidad de las autoridades elegidas para hacer gestión en función a objetivos y resultados concretos. Ninguna norma pone orden al manejo arbitrario del presupuesto público. En este contexto, los servidores públicos no tienen capacidad de decisión, sino solamente obedecen órdenes superiores.

Pero la causa del problema es todavía más espeluznante. Los servidores públicos sabemos con certeza que en el gobierno nacional no hay voluntad política de respetar el Plan Bicentenario y los PESEM, porque el Super MEF, así como el Palacio de Gobierno, reciben y cumplen las “recetas de gobierno” dictadas por el FMI, el Banco Mundial y otros organismos poderosos del exterior. El que gobierna el Perú no es el presidente de la república, sino poderes externos que dictan las órdenes desde la clandestinidad. Por ello los presidentes de la república no tienen casi ningún mando, y tienen licencia para dedicarse a las inauguraciones y los shows como observamos todos los días por el canal de publicidad del gobierno. Entonces, allí está la explicación de porque no funcionan los planes en el Perú. Simplemente el poder transnacional ha avasallado el aparato estatal peruano.

(2) Deficiente diseño de la estructura de organización y funciones

Es falso que la estructura de organización sea deficiente. La ley orgánica de gobiernos regionales y municipales establecen la organización y funciones básicas de estas instituciones. La experiencia de años indica que el problema no está en la organización, sino el PROBLEMA ES HUMANO. Reafirmamos que la incapacidad de gestión y la falta de visión están en los presidentes regionales, alcaldes, sus funcionarios de confianza y asesores.  Ningún modelo de organización funcionará si los cuadros directivos no tienen la calificación para asumir cargos de alta responsabilidad.

Las altas remuneraciones pagadas a los funcionarios con Fondos de Apoyo Gerencial, es un verdadero premio a la mediocridad, que ética ni técnicamente no tiene ningún fundamento, y que por la falta de resultados debe ser eliminado totalmente de la administración pública. El cargo de confianza es el monumento más gigantesco de la corrupción en el país, puesto que sin contribuir en nada en la calidad de gestión pública se beneficia de altas remuneraciones. Se llega a estos cargos  por tráfico de influencias y el favor político, y no por calificación profesional.

En este contexto, eximir a los funcionarios de confianza y asesores de la evaluación de rendimiento laboral, es simplemente estar de espaldas a la realidad de la administración pública nacional. Es una forma de perpetuar incapacidades del aparato estatal y tratar de cargar la responsabilidad al eslabón más débil: los servidores públicos.

(3) Inadecuados procesos de producción de bienes y servicios públicos

Esta afirmación es verdadera parcialmente. La mayor responsabilidad de la planificación, dirección, supervisión y evaluación de la producción de bienes y servicios públicos recae en los niveles de dirección y no solamente en los trabajadores. Si no hay una buena prestación de servicios a la comunidad es responsabilidad compartida de directivos y trabajadores. Una nave con el capitán siempre ausente, por supuestos viajes de gestión, innumerables ceremonias, inauguraciones, shows, etc. jamás va marchar bien.

(4) Infraestructura, equipamiento y gestión logística insuficiente

La infraestructura, equipamiento y gestión logística es insuficiente por la mala gestión de los presupuestos públicos. Cada nuevo presidente regional y alcalde agrega irresponsablemente su cuota de personal, con la finalidad de favorecer a miembros de su partido. No importa la calificación personal y técnica. Así, todas las instituciones públicas nacionales, regionales y locales crecen en número de personal, pero no en el logro de resultados. Ninguna norma pone límites a este derroche de recursos estatales. En este contexto, ninguna infraestructura ni equipamiento será suficiente para atender una nómina de personal en explosivo crecimiento. Esta política es responsabilidad exclusiva de las autoridades de alto nivel y no de los servidores públicos.

(5) Inadecuada política y gestión de recursos humanos

Esto es responsabilidad exclusiva de  los funcionarios de alto nivel, quienes han convertido la administración pública en una verdadera “beneficiencia pública” al servicio de los partidarios. Los servidores públicos son ajenos a este tipo de decisiones. El gobierno nacional también es corresponsable de este manejo irresponsable de los recursos humanos, por no poner límites a los funcionarios de alto nivel.

(6) Limitada evaluación de resultados e impactos

La evaluación de resultados e impactos es responsabilidad directiva, y si hay limitada evaluación es porque los funcionarios de alto nivel no cumplen su función directiva; tampoco no hay ninguna instancia superior que exija a los presidentes regionales y alcaldes cumplir con indicadores y metas concretas. La mediocridad de estos altos funcionarios elegidos se limita solamente a enumerar la cantidad de obras de infraestructura, y no comprenden el concepto de gestión por resultados. Una modernización de la gestión pública que no considere la evaluación y sanción de estos funcionarios, será incompleta y destinada al fracaso. El problema central de la administración pública nacional es la baja calidad de los cuadros de funcionarios de alto nivel que confunden obras con desarrollo.

(7) Carencia de sistemas y métodos de gestión de la información y el conocimiento

La administración pública nacional, regional y local actúa bajo un solo modelo mental que es la construcción de infraestructura y el asistencialismo. No le interesa resolver los problemas económicos y sociales. Para la reducida visión del funcionario peruano la obra es sinónimo de desarrollo. Para una gestión orientada a obras no hay necesidad de gestión de información y del conocimiento. En este modelo de gestión   artesanal, sólo basta recibir los memoriales de los pueblos y atender los requerimientos del corto plazo y luego proceder a la inauguración y beneficiarse del show mediático. La gestión de la información y el conocimiento corresponde a una gestión orientada al desarrollo humano y la competitividad.

(8) Débil articulación intergubernamental e intersectorial

Los problemas de articulación intergubernamental e intersectorial son resultados de la escasa visión de la clase política peruana, que incluye a los congresistas, que no tuvieron la capacidad de diseñar una adecuada estructura de organización del aparato estatal. La actual organización del país corresponde a un modelo jerarquizado, propio de una sociedad centralista y excluyente; y por lo tanto, para las condiciones actuales resulta totalmente desfasado. Corresponde a la clase política resolver este problema. Por otro lado, la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública plantea como visión: un Estado moderno al servicio de las personas.

Al respecto, estamos totalmente de acuerdo. Pero, para que haya un Estado moderno, tiene que haber cuadros directivos, profesionales y técnicos de calidad, todos sujetos a un sistema de evaluación, sin vacas sagradas. No es ética ni técnicamente aceptable que los servidores públicos estén sometidos a la meritocracia, mientras los responsables de la dirección tengan carta blanca para actuar al margen de la calidad y el mérito, y seguir generando el caos y haciendo uso arbitrario de  recursos públicos. Si ese es el espíritu de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública y de la futura ley del Servicio Civil, los servidores públicos estamos totalmente en desacuerdo.

3.     CONCLUSIONES

·         Las instituciones públicas de nivel nacional y subnacional tienen escasa capacidad administrativa y técnica por la baja calificación de sus cuadros directivos, profesionales y técnicos. La solución a este problema debe ser concebida de manera integral, sin excluir a ninguno de los actores de la gestión pública.

·         Los cargos de confianza constituyen el baluarte del sistema de corrupción y la “mediocridad bien remunerada” en todos los niveles de la gestión pública.

·         La administración pública actual está petrificada en el concepto tradicional de “gestión de obras”, por la baja calificación de las autoridades elegidas y sus funcionarios de confianza. No existen las condiciones para la implementación de la gestión por resultados.

·         Todo indica que el mismo gobierno nacional, en cumplimiento de la política proveniente de los grupos de poder extranjeros, está empeñado astutamente en sabotear y torpedear a las instituciones públicas por todos los medios, con la finalidad de hacerlas ineficientes, burocráticas e ineficaces. De este modo desprestigiarlas y crear condiciones para que la inversión privada se haga cargo de la prestación de los servicios públicos. Todos los intentos de modernización en  años anteriores, han sido teatros para aparentar que el gobierno central tiene voluntad modernizadora. Con estas malas experiencias pasadas, esperamos que este nuevo intento sea real y honesto por el bien del país

4.     RECOMENDACIONES

En base a este diagnóstico sincero y realista de la administración pública nacional, realizado por los mismos servidores públicos, proponemos lo siguiente:

·         Implementar un sistema de meritocracia en todo el aparato estatal que incluya a autoridades elegidas, funcionarios, directivos, profesionales, técnicos y personal auxiliar. En el caso de las autoridades elegidas, las exigencias de calidad personal y profesional deben ser implementadas a través de las leyes electorales.
·         Eliminar los cargos de confianza de la administración pública nacional, regional y local, por su escasa o nula contribución en la gestión pública. Por este medio se podrá eliminar unos de los factores claves de la corrupción y politización de la gestión pública. Eliminar también el mal llamado Fondo de Apoyo Gerencial.
·         Implementar la gestión por resultados obligatorio como el mejor mecanismo de evaluación de las autoridades, funcionarios y servidores públicos. Este mecanismo debe ser empleado como el mejor criterio para la asignación de los recursos presupuestales a las instituciones públicas: a mejores resultados de gestión, mayor asignación presupuestal; y a menores resultados, menores presupuestos.

                                                                                               Desde los cuatro suyus del Perú

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