Autoridades alemanas están investigando un
posible fraude a gran escala de productores …
BERLÍN (Reuters) - Autoridades alemanas
están investigando un posible fraude a gran escala de productores de huevos
orgánicos en medio de crecientes preocupaciones sobre las prácticas de la
industria alimentaria tras el escándalo de la carne de caballo en Europa.
El estado de Baja
Sajonia, en el norte de Alemania, un gran centro agrícola, ha abierto
investigaciones en unas 150 granjas sospechosas de vender deliberadamente
huevos producidos por gallinas hacinadas bajo un sello orgánico.
Otros dos estados
están investigando otras 50 explotaciones agrarias.
"Si las
acusaciones (contra las granjas) son fundadas, entonces estamos hablando de un
fraude a gran escala:
Fraude contra los
consumidores pero también fraude contra las muchas granjas orgánicas en
Alemania que trabajan honestamente", dijo el lunes la ministra de
Agricultura alemana, Ilse Aigner, en un comunicado.
La ministra instó a
los gobiernos regionales a garantizar el pleno cumplimiento de las leyes de
Alemania y de la UE sobre la producción de alimentos ecológicos, añadiendo que
los consumidores deben tener plena confianza en los sellos de los productos.
Producir huevos
orgánicos cuesta unos 10 céntimos más que los que se producen bajo condiciones
industriales estándares.
Christian Meyer,
consejero de agricultura en el recién nombrado gobierno de Baja Sajonia,
prometió tratar con dureza a cualquier granja que viole la ley.
La alimentación
orgánica es una gran industria muy comprometida con el medio ambiente en
Alemania, donde muchos consumidores están dispuestos a pagar algo más por
huevos, carne, verduras y otros productos que creen que han sido producidos
orgánicamente.
La sospechas de un
fraude en los huevos orgánicos coinciden con el descubrimiento de que carne de
caballo fue catalogada como ternera en alimentos procesados vendidos por toda
Europa. El escándalo ha provocado la retirada de platos precocinados y ha
dañado la confianza en la industria alimentaria del continente.
Hace dos años se extendió por la Unión Europea
una alerta sanitaria cuando las autoridades alemanas dijeron que piensos
contaminados con dioxinas habían alimentado a gallinas y cerdos, contaminado a
huevos y a la carne de aves de corral y cerdos en las granjas afectadas.
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