martes, 5 de febrero de 2013

Vacaciones útiles para periodos escolares inútiles


León Trahtemberg De sentido común  Diario Correo

¿De dónde viene el término vacaciones "útiles"? ¿Será que se quiere diferenciarlas de las "inútiles" o más bien para contrastarlas con las clases escolares inútiles? Probablemente ambas apliquen, según el caso. De hecho hay alumnos que disfrutan más de las vacaciones útiles que de las clases escolares regulares (inútiles). Pero también hay alumnos que evitan o evaden las vacaciones útiles por considerarlas una extensión inútil de las clases escolares inútiles. Si a un alumno le cuesta trabajo aprender matemáticas o inglés durante el año escolar y le asignan "por su bien" clases de recuperación de matemáticas o inglés en las vacaciones, ¿las sentirá como un espacio reparador o como un ingrediente más para su asfixia, una prolongación de la vida escolar que no se interrumpe con las vacaciones? Para él, ¿esas serán vacaciones útiles o inútiles?
El otro lado de la moneda es el de las vacaciones en las que el alumno disfruta mucho porque "por fin" puede dedicarse a hacer cosas que le encantan. ¿Por qué tiene que ocurrir ese disfrute solo en vacaciones? ¿Por qué no puede ser la vida escolar rutinaria un espacio de disfrute continuo de experiencias de aprendizaje y sociales que ayudan a crecer? Después de todo, para que las vacaciones sean productivas, al igual que ocurre con los adultos, deben ser reparadoras, oxigenar el cuerpo, la mente y el alma. Eso significa salirse de la rutina, dedicarse a hacer cosas con las que uno disfruta plenamente y evitar aquellas que en la rutina desgastan física o emocionalmente.
No se trata de que los alumnos no enfrenten situaciones que les generen dificultades o frustraciones. Es bueno que las cosas no les vengan fáciles, que tengan que tolerar la frustración y aprender a esforzarse mucho para alcanzar logros. Pero una cosa es esforzarse con interés y deseos de hacer las cosas bien y otra es enfrentar cosas tediosas, aburridas, insulsas, que sean sentidas como irrelevantes para sus vidas.
Un arquitecto que se trasnocha haciendo diseños que le apasionan hasta lograr el óptimo, ¿se sentiría igual cargando ladrillos o planchando camisas por el mismo número de horas?

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