martes, 5 de febrero de 2013

Costos escolares versus costos universitarios


León Trahtemberg De sentido común  Diario Correo

El sentido común del mercado educacional supone que la educación inicial debe costar menos que el colegio, y este menos que la universidad. Más allá de una presunción que correlaciona la edad del niño con el nivel educativo, ¿tiene eso algún sentido? Probablemente lo sensato sería al revés. Los principales costos que tiene el servicio educativo (muchas veces encima del 70% del total) son las remuneraciones. Si asumimos que un profesional de la educación con 5 años universitarios y otros dos de maestría debería ganar igual independientemente del nivel en el que enseñe, una profesora de inicial, un docente de colegio o un catedrático universitario deberían ganar igual. Siendo así, dado que la proporción del número de alumnos por profesor es menor en inicial que en primaria, secundaria y superior (en ese orden), el costo por alumno de inicial debería ser mayor que el escolar o universitario, respectivamente.
¿Por qué entonces se asume que la universidad debe costar más que el colegio y este más que la inicial? Añadamos a eso que en inicial, primaria y secundaria hay más horas de clases a la semana, apoyo de sicólogos y uso de juegos y material didáctico que no hay en la universidad. No se puede aducir que hay una diferencia por la investigación, ya que en el Perú en las universidades privadas casi no se hace investigación (y si ocasionalmente la hacen, viene con su grant debajo de la mano).
Tampoco hay mayores diferencias por costo de infraestructura, ya que el prorrateo por alumno hace que un colegio de mil alumnos en un terreno e infraestructura 20 veces más chico que el de una universidad de 20,000 alumnos, resulten ser parejos. Es más, por economías a escala el costo de los gastos corrientes de una universidad son menores per cápita que los de un colegio o un centro inicial. Probablemente donde haya importantes diferencias de costos para los estudiantes sea en los sueldos de rectores, decanos y catedráticos, contratos y gastos a terceros y los márgenes de utilidad.
 
No deja de ser interesante pensar de vez en cuando sobre estas sorprendentes incoherencias

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