lunes, 21 de enero de 2013

EL DILEMA DE LA REFINERÍA DE TALARA


MODERNIZACIÓN INTEGRAL O POR PUCHOS ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)
El gobierno acertadamente ha reiterado la decisión como política de Estado la necesaria modernización de la refinería de Talara bajo responsabilidad de PetroPerú, a pesar de la renuncia al directorio del presidente del Ing. H. Campodónico, nombrado en agosto del 2011 en la primavera de la “gran transformación”. El problema según el ministro del sector, Ing. Merino Tafur sería el alto costo de su modernización, de allí la necesidad de hacerla por partes, empezando por la unidad de desulfurización cuyo costo supera los 900 millones de dólares, inversión obligatoria por razones ambientales, pero de difícil recuperación.
Esta es la disyuntiva de construir prácticamente una nueva refinería con una serie de unidades conexas que le otorgan un mayor valor a sus productos, pues no se justificaría la costosa inversión en una planta de desulfurización para retirar el azufre del petróleo crudo, si es que no se amplía la capacidad de refino a 90 mil barriles diarios conjuntamente con las ampliaciones de las unidades de destilación al vació y de la unidad de craqueo catalítico.
Resultaría un contrasentido realizar una inversión de por lo menos de 900 millones de dólares para una refinería de 65 mil barriles diarios, que resulta la capacidad vigente, con el agravante de inversiones realizadas en el pasado como el horno de destilación primaria para una capacidad de refino de 95 mil barriles diarios, unidad que se inauguró durante la positiva gestión del Dr. Alejandro Narváez (2005), en las postrimerías del gobierno del Presidente Alejandro Toledo.

Por ello, el presente gobierno debe asumir la decisión técnica, económica y política de la modernización integral o por partes de la refinería de Talara, la más importante y mejor balanceada en relación a la refinería La Pampilla operada por la transnacional Repsol, a pesar de su menor capacidad de refino.

En la realidad los derivados refinados en Talara superan en calidad a la competencia por la naturaleza del crudo ligero producido en las operaciones noroeste y el Zócalo Continental, en promedio unos 42 mil barriles diarios. Debiera mencionarse que el petróleo producido en Talara, es un crudo liviano que tiene una mínima proporción de azufre a diferencia del petróleo importado del Ecuador o Colombia y del crudo producido en las operaciones de la selva nororiental del país.

De allí, la necesidad de incrementar la producción de petróleo en el norte, pues alcanzar la autonomía energética significa depender lo menos posible del crudo importado. La nueva refinería de Talara con una capacidad de 95 mil barriles requeriría mayores volúmenes de crudo ligero para obtener proporcionalmente más gasolinas y destilados medios. De no ser así, se debe tener en cuenta que la mayor parte de las reservas de petróleo están constituidas por crudo pesado. Por ahora, los mayores volúmenes de reservas de crudo pesado están en la selva norte (lotes 1-AB, lote 8, lote 67), y se requeriría una planta de tratamiento crudo pesados, para evitar su exportación a precios castigados.

NUEVAS UNIDADES

El crecimiento económico pre determina una mayor demanda en el consumo de combustibles, en especial del diesel 2 que por razones ambientales y normativas al 2016 deberá contener 50 partículas de azufre (ppm) y no las 3,000 que tienen ahora afectando la salud. Por tanto el incremento de la capacidad de refino en Talara de 35 mil barriles adicionales por día está más que justificado, a pesar del efecto Camisea. El repago del financiamiento de la modernización es posible con la venta de los refinados producto del incremento en su capacidad.

Por ello, al margen del efecto dinámico y multiplicador de las inversiones en la economía peruana, para asegurar la senda del crecimiento económico, las dos refinerías más importantes del país, tanto la de Talara como La Pampilla bajo control de la transnacional española Repsol, deben ser modernizadas en cuanto a la necesidad de producir combustibles limpios, con bajos contenidos de azufre por estrictas razones ambientales, de salud y de cumplimiento a las normas vigentes.

Así, para enero del 2016 todos los combustibles en especial el diesel 2, o mejor el biodiesel 2, que constituye el principal combustible demandado internamente, superando los 88 mil barriles diarios de los cuales un poco más de 45 mil barriles diarios son producidos localmente por las refinerías que operan en el país, con un alto componente de azufre.

Actualmente en promedio el componente es de 3,000 partes o partículas por millón (ppm) de azufre, mientras en Europa y en USA se consumen combustibles con 15 partes por millón de azufre. En América Latina nuestro vecino del sur, con su empresa estatal ENAP produce combustibles con 50 partes por millón y parte de la misma se exporta a nuestro país. Por ello, constituye una cruel paradoja que siendo Chile un país importador neto de petróleo, exporte derivados como el diesel y gasolinas de alto octanaje.

Por tanto, es una obligación y un mandato para PetroPerú/Talara y para La Pampilla/Repsol la disminución del contenido de azufre en los combustibles. Al respecto la inversión en una planta de desulfurización está por 900 a 1,000 millones de dólares, y constituye un costo ambiental que difícilmente se recuperaría, pues se trataría de un “costo hundido” que disminuye los márgenes de las unidades refineras. En especial de la petrolera estatal que no tiene por ahora acceso directo a la producción, mientras Repsol operador y accionista del 51% en la refinería La Pampilla importa el 95% del crudo procesado por esa unidad.
En tal sentido, es importante apostar por el proyecto integral de la modernización de la refinería Talara, para recuperar la inversión que se pagaría en menos de 15 años con la producción adicional de los derivados. Así, la planta desulfurización, la planta de tratamiento de crudos pesados más las ampliaciones en la capacidad de refino, de craqueo catalítico y destilación al vació estaría más que justificada.

Por ello, es importante la construcción de una planta de hidrógeno, pues de lo contrario sería técnicamente inviable el levantamiento de la unidad de desulfurización, que por sí es el proyecto de más alto costo pero menos rentable, de allí por ejemplo parte de la explicación e interés de Repsol de transferir el 51% de su participación en la refinería La Pampilla.

En el mismo sentido, es necesario invertir en una planta de ácido sulfúrico que constituye un producto necesario en el proceso de lixiviación del cobre y oro, que requieren los grandes proyectos mineros (La Granja, Michiquillay, Conga y otros), y donde la demanda del mercado externo en especial de Chile es creciente.

La tonelada de ácido sulfúrico se cotiza por encima de los 100 dólares. Con el hidrógeno y el azufre separado más el oxígeno se tiene los elementos para la producción de ácido sulfúrico que es una unidad de negocio rentable, pues con una producción anual de 200 mil toneladas de azufre, se tiene un mercado asegurado.

Prácticamente con el cierre del Complejo Minero Metalúrgico de La Oroya y el retraso de la inversión ambiental en el circuito de Cobre para la captación del dióxido de azufre y la nueva unidad de ácido sulfúrico de cerca a los 480 mil toneladas, el principal productor de ácido sulfúrico es la empresa minera Southern Perú Copper Corporation (SPCC), que abastece el mercado local y exporta excedentes a Chile.

A ello debiera agregarse una mayor planta de energía a base del gas natural producido en Talara, que permitiría satisfacer las necesidades de la nueva refinería con capacidad de 95 mil barriles diarios y sus nuevas unidades de negocios. Con tres turbinas a gas natural donde se aprovecha el vapor, con una capacidad de 30 megavatios cada una prácticamente se pasaría de una capacidad de 7 MW a 90 MW, calificando para ser autogenerador de su propia energía, con la posibilidad de vender al Sistema Interconectado Nacional los excedentes de energía.
Igualmente el proyecto integral contemplaría una mayor capacidad en la planta de desalinización del agua de mar que actualmente tiene la refinería de Talara bajo un contrato de terceros. Así, se pasaría de un capacidad de 2,200 metros cúbicos diarios a 32 mil metros cúbicos, con ello se satisface los requerimientos de agua del conjunto de las operaciones, sin comprar el líquido elemento a la Empresa de Saneamiento de Piura.
Es decir, el conjunto integral de la modernización que supone también un nuevo terminal capaz de recepcionar buques de 85 mil toneladas de peso con una capacidad de movilizar más de 800 mil barriles, superando las limitaciones actuales de los buques de 35 mil toneladas, con el ahorro de costos de transporte y almacenamiento que ello supone.
Por ello, los técnicos de PetroPerú en el presente gobierno ya tienen en su poder los diversos proyectos de ingeniería terminados que fueron licitados en el gobierno del Presidente Alan García, y cuyos orígenes datan desde el 2005, cuando se crea la unidad del Proyecto Modernizador de la Refinería Talara. Así, la empresa española Técnicas Reunidas ha tenido la responsabilidad en la supervisión de los diversos proyectos de ingeniería, sería el operador en la construcción, y el banco francés Societé General como estructurador financiero resulta el responsable de encontrar los fondos que hagan posible la inversión.

Si algún mérito tiene la gestión del ex presidente de PetroPerú ing. Humberto Campodónico, a pesar de la dispersión en la prioridad de los objetivos empresariales, es haber exigido para el Estado los proyectos terminados de las diversas unidades del proyecto integral. Esto es importante de destacar a pesar de los altos montos de inversión comprometidos que superan los 3,450 millones, de los cuales 2,600 millones de dólares corresponderían a capitales propios de la petrolera estatal y un poco más de 800 millones de dólares a través de empresas privadas que prestarían servicios a la petrolera estatal.
El gobierno del Presidente Ollanta Humala debiera tomar conciencia de la importancia de la magnitud de las inversiones que asegurarían el crecimiento económico nacional y regional. Lo sustantivo es que los proyectos están terminados y la decisión técnica y económica es la inversión integral que rentabiliza la modernización de la refinería de Talara. Construir solamente la planta de desulfurización resulta parcial y hasta cierto punto de vista antieconómica. Por ello, el fortalecimiento empresarial de PetroPerú exige y supone la inversión del conjunto de unidades de la nueva refinería de Talara que se potencia con la participación en la producción de petróleo y gas.
 

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