MODERNIZACIÓN INTEGRAL O POR PUCHOS
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)
El gobierno acertadamente ha reiterado la decisión como política de
Estado la necesaria modernización de la refinería de Talara bajo
responsabilidad de PetroPerú, a pesar de la renuncia al directorio del
presidente del Ing. H. Campodónico, nombrado en agosto del 2011 en la primavera
de la “gran transformación”. El problema según el ministro del sector, Ing.
Merino Tafur sería el alto costo de su modernización, de allí la necesidad de
hacerla por partes, empezando por la unidad de desulfurización cuyo costo
supera los 900 millones de dólares, inversión obligatoria por razones
ambientales, pero de difícil recuperación.
Esta es la disyuntiva de construir prácticamente una nueva refinería con
una serie de unidades conexas que le otorgan un mayor valor a sus productos,
pues no se justificaría la costosa inversión en una planta de desulfurización
para retirar el azufre del petróleo crudo, si es que no se amplía la capacidad
de refino a 90 mil barriles diarios conjuntamente con las ampliaciones de las
unidades de destilación al vació y de la unidad de craqueo catalítico.
Resultaría un contrasentido realizar una inversión de por lo menos de
900 millones de dólares para una refinería de 65 mil barriles diarios, que
resulta la capacidad vigente, con el agravante de inversiones realizadas en el
pasado como el horno de destilación primaria para una capacidad de refino de 95
mil barriles diarios, unidad que se inauguró durante la positiva gestión del
Dr. Alejandro Narváez (2005), en las postrimerías del gobierno del Presidente
Alejandro Toledo.
Por ello, el presente gobierno debe asumir la decisión técnica,
económica y política de la modernización integral o por partes de la refinería
de Talara, la más importante y mejor balanceada en relación a la refinería La
Pampilla operada por la transnacional Repsol, a pesar de su menor capacidad de
refino.
En la realidad los derivados refinados en Talara superan en calidad a la
competencia por la naturaleza del crudo ligero producido en las operaciones
noroeste y el Zócalo Continental, en promedio unos 42 mil barriles diarios.
Debiera mencionarse que el petróleo producido en Talara, es un crudo liviano
que tiene una mínima proporción de azufre a diferencia del petróleo importado
del Ecuador o Colombia y del crudo producido en las operaciones de la selva
nororiental del país.
De allí, la necesidad de incrementar la producción de petróleo en el
norte, pues alcanzar la autonomía energética significa depender lo menos
posible del crudo importado. La nueva refinería de Talara con una capacidad de
95 mil barriles requeriría mayores volúmenes de crudo ligero para obtener
proporcionalmente más gasolinas y destilados medios. De no ser así, se debe
tener en cuenta que la mayor parte de las reservas de petróleo están
constituidas por crudo pesado. Por ahora, los mayores volúmenes de reservas de
crudo pesado están en la selva norte (lotes 1-AB, lote 8, lote 67), y se
requeriría una planta de tratamiento crudo pesados, para evitar su exportación
a precios castigados.
NUEVAS UNIDADES
El crecimiento económico pre determina una mayor demanda en el consumo
de combustibles, en especial del diesel 2 que por razones ambientales y
normativas al 2016 deberá contener 50 partículas de azufre (ppm) y no las 3,000
que tienen ahora afectando la salud. Por tanto el incremento de la capacidad de
refino en Talara de 35 mil barriles adicionales por día está más que
justificado, a pesar del efecto Camisea. El repago del financiamiento de la
modernización es posible con la venta de los refinados producto del incremento
en su capacidad.
Por ello, al margen del efecto dinámico y multiplicador de las
inversiones en la economía peruana, para asegurar la senda del crecimiento
económico, las dos refinerías más importantes del país, tanto la de Talara como
La Pampilla bajo control de la transnacional española Repsol, deben ser
modernizadas en cuanto a la necesidad de producir combustibles limpios, con
bajos contenidos de azufre por estrictas razones ambientales, de salud y de
cumplimiento a las normas vigentes.
Así, para enero del 2016 todos los combustibles en especial el diesel 2,
o mejor el biodiesel 2, que constituye el principal combustible demandado
internamente, superando los 88 mil barriles diarios de los cuales un poco más
de 45 mil barriles diarios son producidos localmente por las refinerías que
operan en el país, con un alto componente de azufre.
Actualmente en promedio el componente es de 3,000 partes o partículas
por millón (ppm) de azufre, mientras en Europa y en USA se consumen
combustibles con 15 partes por millón de azufre. En América Latina nuestro
vecino del sur, con su empresa estatal ENAP produce combustibles con 50 partes
por millón y parte de la misma se exporta a nuestro país. Por ello, constituye
una cruel paradoja que siendo Chile un país importador neto de petróleo,
exporte derivados como el diesel y gasolinas de alto octanaje.
Por tanto, es una obligación y un mandato para PetroPerú/Talara y para
La Pampilla/Repsol la disminución del contenido de azufre en los combustibles.
Al respecto la inversión en una planta de desulfurización está por 900 a 1,000
millones de dólares, y constituye un costo ambiental que difícilmente se
recuperaría, pues se trataría de un “costo hundido” que disminuye los márgenes
de las unidades refineras. En especial de la petrolera estatal que no tiene por
ahora acceso directo a la producción, mientras Repsol operador y accionista del
51% en la refinería La Pampilla importa el 95% del crudo procesado por esa unidad.
En tal sentido, es importante apostar por el proyecto integral de la
modernización de la refinería Talara, para recuperar la inversión que se
pagaría en menos de 15 años con la producción adicional de los derivados. Así,
la planta desulfurización, la planta de tratamiento de crudos pesados más las
ampliaciones en la capacidad de refino, de craqueo catalítico y destilación al
vació estaría más que justificada.
Por ello, es importante la construcción de una planta de hidrógeno, pues
de lo contrario sería técnicamente inviable el levantamiento de la unidad de
desulfurización, que por sí es el proyecto de más alto costo pero menos
rentable, de allí por ejemplo parte de la explicación e interés de Repsol de
transferir el 51% de su participación en la refinería La Pampilla.
En el mismo sentido, es necesario invertir en una planta de ácido
sulfúrico que constituye un producto necesario en el proceso de lixiviación del
cobre y oro, que requieren los grandes proyectos mineros (La Granja,
Michiquillay, Conga y otros), y donde la demanda del mercado externo en
especial de Chile es creciente.
La tonelada de ácido sulfúrico se cotiza por encima de los 100 dólares.
Con el hidrógeno y el azufre separado más el oxígeno se tiene los elementos
para la producción de ácido sulfúrico que es una unidad de negocio rentable,
pues con una producción anual de 200 mil toneladas de azufre, se tiene un
mercado asegurado.
Prácticamente con el cierre del Complejo Minero Metalúrgico de La Oroya
y el retraso de la inversión ambiental en el circuito de Cobre para la
captación del dióxido de azufre y la nueva unidad de ácido sulfúrico de cerca a
los 480 mil toneladas, el principal productor de ácido sulfúrico es la empresa
minera Southern Perú Copper Corporation (SPCC), que abastece el mercado local y
exporta excedentes a Chile.
A ello debiera agregarse una mayor planta de energía a base del gas
natural producido en Talara, que permitiría satisfacer las necesidades de la
nueva refinería con capacidad de 95 mil barriles diarios y sus nuevas unidades
de negocios. Con tres turbinas a gas natural donde se aprovecha el vapor, con
una capacidad de 30 megavatios cada una prácticamente se pasaría de una
capacidad de 7 MW a 90 MW, calificando para ser autogenerador de su propia
energía, con la posibilidad de vender al Sistema Interconectado Nacional los
excedentes de energía.
Igualmente el proyecto integral contemplaría una mayor capacidad en la
planta de desalinización del agua de mar que actualmente tiene la refinería de
Talara bajo un contrato de terceros. Así, se pasaría de un capacidad de 2,200
metros cúbicos diarios a 32 mil metros cúbicos, con ello se satisface los
requerimientos de agua del conjunto de las operaciones, sin comprar el líquido
elemento a la Empresa de Saneamiento de Piura.
Es decir, el conjunto integral de la modernización que supone también un
nuevo terminal capaz de recepcionar buques de 85 mil toneladas de peso con una
capacidad de movilizar más de 800 mil barriles, superando las limitaciones
actuales de los buques de 35 mil toneladas, con el ahorro de costos de
transporte y almacenamiento que ello supone.
Por ello, los técnicos de PetroPerú en el presente gobierno ya tienen en
su poder los diversos proyectos de ingeniería terminados que fueron licitados
en el gobierno del Presidente Alan García, y cuyos orígenes datan desde el
2005, cuando se crea la unidad del Proyecto Modernizador de la Refinería
Talara. Así, la empresa española Técnicas Reunidas ha tenido la responsabilidad
en la supervisión de los diversos proyectos de ingeniería, sería el operador en
la construcción, y el banco francés Societé General como estructurador
financiero resulta el responsable de encontrar los fondos que hagan posible la
inversión.
Si algún mérito tiene la gestión del ex presidente de PetroPerú ing.
Humberto Campodónico, a pesar de la dispersión en la prioridad de los objetivos
empresariales, es haber exigido para el Estado los proyectos terminados de las
diversas unidades del proyecto integral. Esto es importante de destacar a pesar
de los altos montos de inversión comprometidos que superan los 3,450 millones,
de los cuales 2,600 millones de dólares corresponderían a capitales propios de
la petrolera estatal y un poco más de 800 millones de dólares a través de
empresas privadas que prestarían servicios a la petrolera estatal.
El gobierno del Presidente Ollanta Humala debiera tomar conciencia de la
importancia de la magnitud de las inversiones que asegurarían el crecimiento
económico nacional y regional. Lo sustantivo es que los proyectos están
terminados y la decisión técnica y económica es la inversión integral que
rentabiliza la modernización de la refinería de Talara. Construir solamente la
planta de desulfurización resulta parcial y hasta cierto punto de vista
antieconómica. Por ello, el fortalecimiento empresarial de PetroPerú exige y
supone la inversión del conjunto de unidades de la nueva refinería de Talara
que se potencia con la participación en la producción de petróleo y gas.
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