* Publicado en el Semanario Hildebrandt
en sus Trece del 18 al 24 de enero del 2013
El expresidente de Petroperú Humberto Campodónico
ha sido descrito como una víctima permanente de trampas, emboscadas, mezquinas
conspiraciones. Lo único cierto es que el exdirectivo, como lo demuestra este
recuento, toleró humillaciones burocráticas y políticas que nadie, con un grado
de autoestima más desarrollado, habría aceptado. Y lo hizo esperando un cambio
que no podía darse, que ya había sido desactivado junto a la Gran
Transformación (que en paz descanse). Total, Petroperú está ahora, más que
nunca, colgada del hilo de la voluntad presidencial. Grandes caídas se
avecinan.
El último
maltrato que soportó Humberto Campodónico Sánchez ocurrió el 09 de enero
pasado. Para ese día, el directorio de Petroperú fue convocado a una sesión
para las cinco de la tarde en el local principal de San Isidro. La convocatoria
fue hecha con cuatro días de anticipación. Se tenía previsto aprobar, y
anunciar por todo lo alto, el retorno de la petrolera estatal a la explotación
de hidrocarburos, después de 16 años. La empresa canadiense Talismán Energy
había cedido el lote 64 a Petroperú tras anunciar su retiro del país por
considerar que el proyecto no era rentable y afrontar demandas ambientales de
los indígenas achuar del Amazonas. Sin embargo, el ministro de Economía y
Finanzas, Luis Castilla Rubio, y el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino
Tafur, decidieron aguarle la fiesta a Campodónico.
Ese
miércoles 9 de enero por la mañana, Castilla y Merino convocaron a una
sorpresiva junta de accionistas de Petroperú en la sede del Ministerio de
Energía y Minas. En Petroperú, los titulares del MEF y Energía y Minas son los
accionistas principales y, por lo tanto, tienen la voz cantante en la empresa.
Durante el gobierno de Humala, los accionistas sólo se habían reunido en tres
oportunidades: la primera en agosto del 2011; la segunda, en enero del 2012 y;
la tercera, la primera semana de este año, fecha en que la junta de accionistas
aceptó la renuncia de Campodónico, presentada el pasado 20 de diciembre.
Aprovechando la reunión, también aceptaron las dimisiones de los directores y
hombres de confianza de Campodónico: Fernando Sánchez Albavera y Ramiro
Portocarrero Lanatta. Como al mediodía, Merino llamó a su despacho a
Campodónico para comunicarle la decisión. Merino, privatizador de La Oroya en
beneficio de Fujimori, nunca ocultó sus diferencias con el excolumnista de La
República.
La sesión
del directorio para aprobar la transferencia del lote 64, y que iba a ser
vendida como un logro de la gestión de Campodónico, fue suspendida. " No
me dejaron patear el penal", les dijo Campodónico a sus colaboradores. Al
día siguiente, la transferencia fue aprobada por nuevos jugadores, con el nuevo
presidente Héctor Reyes Cruz a la cabeza.
Campodónico
fue totalmente marginado de las decisiones en materia de hidrocarburos. Por
ejemplo, nunca se le comunicó de la discreta visita a Lima, en diciembre
último, de la presidenta de Petrobras, María das Gracas Foster. De acuerdo con
varias fuentes consultadas, Gracas Foster tuvo reuniones de alto nivel por el
destino del lote 58. Las reuniones habrían sido con el ministro Merino y con el
propio presidente Ollanta Humala. Petrobras busca ampliar por tres años las
exploraciones en el lote 58, localizado en la selva del Cusco y cerca de
Camisea. La jefa del gigante brasileño ofreció al Estado peruano una
participación del 50% en dicho lote.
Campodónico
tampoco tuvo conocimiento de la disimulada llegada del mandamás de Repsol,
Antonio Brufau, en diciembre del año pasado. Brufau aterrizó en el país en
medio del anuncio de Repsol de vender la refinería La Pampilla, 200 estaciones
gasolineras y la planta de gas licuado Solgas por US$ 400 millones. Pese al
interés de Petroperú de participar en la compra de la Pampilla, el gobierno
nunca procuró un acercamiento entre el representante de Repsol y su mandamás
petrolero, aun cuando el propio Dionisio Romero Paoletti, presidente del
directorio del Grupo Romero, se apersonó hasta el local de Petroperú para ver
la forma de asociarse y adquirir La Pampilla. El Grupo Romero, asociado al
capital chileno, es dueño de la red de grifos Primax. También se acercaron
representantes del grupo Interbank y Pecsa. "Siempre fue puenteado",
dice una fuente enterada de la visita del presidente de Repsol. Pese a la
abierta hostilidad, Campodónico optó por no alzar la voz y arrastrarse, más
bien, en búsqueda de esos mejores tiempos que jamás llegarían.
Otra
decisión que precipitó su salida fue el desaire que le hizo el ministro de
Energía y Minas, Jorge Merino Tafur, en el último CADE, en Arequipa. Ante una
pregunta de los asistentes, Campodónico mencionó que en dos semanas Petroperú
tendría listo el costo de la modernización de la refinería de Talara,
valorizado inicialmente en 1,711 millones de dólares. No obstante, en el mismo
evento, Merino lanzó una cifra espectacular: Talara costaría US$ 3.450 millones
en base a un cálculo establecido por la compañía española Técnicas Reunidas. El
comentario de Merino fue considerado de "mala leche" por Campodónico
y sus entorno. El incremento de la cifra fue tomado a mal en la misma
refinería. "El proyecto no puede seguir siendo manoseado. Sabemos que
existen intereses para que el proyecto no se lleve a cabo", dijo, en aquel
entonces, Juan Castillo More, integrante del directorio de Petroperú en
representación de los trabajadores.
"Campodónico
falló en no explicar a la opinión pública el incremento del costo de la
modernización de la refinería de Talara", dice el consultor en temas
energéticos, Jorge Manco Zaconetti. Y añade: "Si Petroperú tiene
una utilidad de cien millones de soles anuales, ¿cómo la empresa va a asumir un
costo de financiamiento de más de 3 mil millones de dólares? ¿ Y encima quieres
comprar La Pampilla?", agrega.
Merino ya
había chocado con Campodónico cuando dijo, en abril del año pasado, que
pretende que Petroperú tenga un directorio y una gerencia corporativa de primer
nivel, según un despacho de la agencia Andina. Además, Merino causaba malestar
cuando en sus declaraciones públicas hablaba de las rebajas de los precios del
balón de gas y de los combustibles, sin coordinar con Petroperú. Según Jorge
Manco, Merino le pidió la renuncia a Campodónico en julio. De acuerdo con los
estatutos, el presidente del directorio sólo podrá ser destituido por falta
grave o incumplimiento de metas. Se voceó como reemplazo de Campodónico a César
Ortiz Sotelo, director adjunto del departamento internacional de la compañía
francesa GDF Suez.
Campodónico
también soportó la humillación de no saber qué quería hacer el gobierno con el
gasoducto surandino y cómo sería la participación de Petroperú. En un principio,
Petroperú tenía el mandato del gobierno de participar como agente del Estado en
la construcción del gasoducto con una inversión de 800 millones de dólares. Sin
embargo, su participación quedó en suspenso luego de que el gobierno desistiera
de dar un crédito puente al consorcio Kuntur, a cargo de la brasileña Odebrecht
y que tiene la concesión de dicha obra. El Ejecutivo decidió convocar a una
licitación internacional para construir el primer tramo del gasoducto. Esta
decisión del presidente Humala, anunciada en su mensaje del 28 de julio, tomó
por sorpresa a Campodónico. Finalmente, Petroperú tendrá participación en la
construcción del gasoducto y del polo petroquímico de etanol de acuerdo al
proyecto de ley aprobado en el Congreso.
La última
vez que se reunió Campodónico con el presidente Humala por temas laborales fue
en diciembre del 2011. En la cita estuvieron el ministro Castilla y la jefa de
la SUNAT, Tania Quispe. Hace unos seis meses se volvieron a encontrar, pero fue
en el marco de la exposición "Arte peruano en los siglos XIX y XX",
que se presentó en el local de Petroperú. Con el ministro Castilla, la última
cita fue en febrero para hablar sobre la necesidad de recuperar el dinero que
pierde Petroperú al vender combustible, con exoneraciones tributarias, en la
selva. Son cerca de 200 millones al año en crédito fiscal.
El nuevo
presidente del directorio de Petroperú es Héctor Reyes Cruz, funcionario de
carrera próximo a la jubilación dentro de la empresa. Ocupaba el cargo de
gerente adjunto de la gerencia general. No tenía mayor peso en la estructura de
la compañía. Y como nuevos integrantes del directorio fueron designados Luis
Baba Nakao, presidente de Cofide en el último tramo de la dictadura
fujimorista, y el economista José Luis Parodi Quesada. Para el congresista
Javier Diez Canseco, estos nombramientos reafirman el poder de Castilla. Y no
es lo único que debe llamar la atención. "Tengo entendido que Reyes ganaba
25 mil soles como funcionario. El presidente del directorio gana 15 mil soles
por recibo por honorarios. Sería bueno saber cuánto nos cuesta y en qué
condiciones el nuevo presidente" dice Diez Canseco. Este semanario hizo la
consulta a la empresa estatal, pero al cierre de la edición no había respuesta.
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